![Ford Tourneo Courier.](https://s3.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2024/04/30/IMG_0522-R5JZSstkocl1vBsNocUpDFL-758x531@Diario%20Sur.jpg)
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¿Os acordáis de los monovolúmenes? Esos familiares geniales cuya principal cualidad era su generoso espacio en todas las medidas, con un diseño completamente supeditado a la funcionalidad. Una clase de vehículo racional que, como muchas otras tipologías, acabó sucumbiendo a la moda de los SUV's. Una de las más claras consecuencias es que hoy día, si quieres un familiar, te toca adquirir un SUV en la gran mayoría de los casos. Un producto que no se caracteriza precisamente por sus precios asequibles. Bajo esta tormenta de familiares elevados el Ford Tourneo Courier es un soplo de aire fresco en el mercado. Un producto que entremezcla el diseño de un vehículo mixto con el de un SUV para dar como resultado una imagen fresca y diferente. Pero, sobre todo, una funcionalidad y practicidad sobresaliente a un precio significativamente inferior al de un SUV de habitabilidad similar.
La estética de la Ford Tourneo Courier es de esas que o te gustan, o la odias. Pero tiene la capacidad de llamar la atención. Es de los vehículos más baratos que pasan por SUR al Volante y, sin embargo, uno de los que más reacciones ha generado. La vista frontal corta recto, con un morro chato, líneas horizontales y unas ópticas que recuerdan levemente a los faros de la Raptor. La calandra tipo panel de abeja en color negro mate le dan carácter a un coche que juega con una gama cromática de lo más interesante para aumentar su atractivo. Claro ejemplo de ello es el Rojo Fantastic de nuestra unidad, el Azul Desert Island o, mi preferido, el Verde Bursting.
En la vista lateral las líneas 'todocamino' se entremezclan con las proporciones propias de un vehículo mixto. Formas cuadradas, gran altura y piezas de plástico negro sin pintar crean un conjunto visual interesante, que juega a pintar los distintos pilares de color negro para generar la sensación de techo flotante. El acabado Active de nuestra unidad se caracteriza en la parte exterior, entre otras cosas, por sus llantas bicolor de 17 pulgadas. La trasera queda completamente dominada por un portón del maletero tamaño XXL, con unos pequeños faros verticales colocados en los extremos de la carrocería.
Estamos ante un coche que se va a los 4.337 milímetros de largo, 1.817 de alto, 1.800 de ancho y una distancia entre ejes de 2.692 mm.
Para mover al conjunto Ford ofrece dos motorizaciones distintas: el ya archiconocido 1.0 Ecoboost de 125 caballos o una motorización cien por cien eléctrica de 136 caballos. Nuestra unidad se decanta por el Ecoboost.
Se trata de un tres cilindros con bloque de hierro y culata de aluminio, inyección directa, turbo comprimido. El tricilíndrico de Ford es ya un veterano de nuestro mercado, con multitud de premios a sus espaldas. Montado en la Courier es capaz de desarrollar 125 caballos a 6.000 revoluciones por minuto y 200 Newton metro de par a tan solo 1.750 vueltas. Con todo, es capaz de hacer el cero a cien en trece segundos y alcanzar una punta de 175 kilómetros por hora. No son cifras de infarto, pero se alinean con las cifras que alcanzan sus rivales más directos.
El motor puede ir asociado tanto a una caja de cambios manual de seis relaciones como una automática de siete relaciones. Nuestra unidad monta la caja de cambios manual, de recorridos largos y un tacto agradable y gustoso.
Según ciclo WLTP la Courier consigue un consumo mixto de 6,7 litros a los cien kilómetros. El problema de los tricilíndricos en general, independientemente de la marca, es que estas cifras, que son meridianamente conseguibles si somos muy suaves con el pedal del acelerador, se disparan en cuanto somos algo bruscos con el gas, acercándose peligrosamente a los consumos de un motor de cuatro cilindros de potencia equivalente.
Empecemos por la trasera. Es decir, el maletero, una de las grandes joyas de la corona de esta Courier. El portón del maletero es enorme. En la parte mala de la balanza, necesitaremos de un mayor espacio para poder abrir el portón del maletero. En la parte buena, ofrece una boca de carga gigantesca que queda baja, lo que facilita la operación de introducir objetos de gran volumen o pesados en el interior del maletero. Además, el portón es tan grande que nos cubrirá por completo en caso de lluvia, por ejemplo. Una vez abierto nos encontramos con una superficie de 570 litros hasta la bandeja y 1.188 si lo medimos hasta el techo. Enorme. Pero es que, además, si inclinamos la banqueta de asientos trasera ampliaremos el espacio hasta los 2.162 litros de capacidad. La zona del maletero también cuenta con muchos huecos para dejar objetos de menor tamaño. Incluso un compartimento para dejar, por ejemplo, los zapatos.
Si nos vamos a las plazas traseras lo primero a destacar son las puertas correderas, que permiten un fácil acceso a esta fila, la apertura en situaciones estrechas o realizar operaciones aquí detrás con facilidad, como, por ejemplo, la colocación de unas sillas Isofix. Una vez sentados nos encontramos con una banqueta de mullido blando y cómodo, espacio para las rodillas, los hombros y muchísimo espacio para la cabeza. Es un vehículo con tres plazas traseras auténticas. Las concesiones al lujo son escuetas, plásticos duros y sin salidas de aireación. Lo único que encontraremos aquí detrás son dos tomas USB de tipo C. La Courier no pretende ofrecer un habitáculo lujoso, si no versátil. Y aquí aprueba con matrícula.
En las plazas delanteras la practicidad, con una cantidad infinita de huecos para dejar objetos, se entremezclan con una buena conectividad y equipamiento tecnológico. Contamos con carga inalámbrica para el teléfono, luces y parabrisas automáticos, asistente pre colisión, espejos abatibles eléctricamente, asistente de mantenimiento de carril, control de crucero adaptativo, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, cámara de marcha atrás… y un largo etcétera. El cuadro de instrumentos es digital y la pantalla de infoentretenimiento, de ocho pulgadas, ofrece unas gráficas sencillas, claras e intuitivas. Cuenta con conexión a Android Auto y Apple Carplay de manera inalámbrica.
La aplicación Ford Pass de la firma estadounidense está disponible para esta Tourneo Courier, lo que nos permitirá estar conectados en todo momento con nuestro vehículo y acceder a diferentes funciones, como pedir cita en el taller, consultar la autonomía restante, la ubicación del coche y un largo etcétera de funciones que facilitan el día a día a sus propietarios.
La Courier, para sorpresa de todos, es un coche relativamente divertido de conducir. Es decir, no perdamos el juicio. Es un vehículo versátil pensado como herramienta, ya sea cargar objetos o llevar una familia del punto A al punto B. Dicho esto, su chasis tiene ese toque picante que Ford intenta plasmar en todos sus vehículos, independientemente de la tipología que este tenga.
La posición de conducción es erguida con las rodillas semiflexionadas, algo normal en su segmento y tipología. Los pedales quedan centrados (el del acelerador ligeramente hacia la derecha) y la palanca de cambios a palmo y medio del volante. En cuanto arrancas el coche te recibe un leve gorgoteo propio de los tricilíndricos de Ford que, a mí, personalmente, me gusta. Es un conjunto cómodo, pero que tiene cierto nerviosismo en sus ingredientes, generando una gran sensación de agilidad en el fluir del vehículo en ciudad. La dirección, por ejemplo, no es afilada, pero responde al más mínimo movimiento, haciendo a la Courier algo reactiva. El motor parece andar más de lo que anuncia, con un bloque al que le gusta subir de vueltas y que tolera el 'maltrato'.
Volviendo a los pedales, tenemos un pedal de embrague suave y dosificable. Es difícil calar este coche. El acelerador también es suave, con un recorrido largo. El freno, sin embargo, tiene un pequeño periodo de aprendizaje. La primera parte del recorrido frena poco, pero en cuanto empiezas a hundir más el pie, pasa a frenar mucho. Es dosificable, pero no de una manera lineal. Es cuestión de hacerse al tacto del pedal.
La suspensión es cómoda sin llegar a ser blanda. Sujeta francamente bien la carrocería en los cambios de apoyo. El resultado final es un conjunto cómodo, pero que asombra por su agilidad. Se mueve como pez en el agua en entornos urbanos, tiene aplomo en carretera abierta y, contra todo pronóstico, te diría que puede llegar a sacarte una sonrisa en una carretera de curvas.
La Ford Tourneo Courier parte desde los 24.837 euros en el acabado de acceso Trend y 27.678 euros para el acabado tope de gama Active, que es el que nos acompaña en esta prueba. Aquellos propietarios de una Tourneo de hace una década probablemente se echen las manos a la cabeza. Pero si comparamos su precio con el resto de coches del mercado actual (lo lógico, vamos), veremos que existen muy pocos familiares que sean capaces de ofrecer su habitabilidad y espacio de maletero por un precio inferior a los 30.000 euros.
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