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Antonio Contreras
Málaga
Miércoles, 15 de noviembre 2023, 00:01
La elección de un logo no suele ser cosa del azar, ni dentro ni fuera del mundo automovilístico. Ya os lo contábamos hace unos meses con las firmas de coches italianas: que la elección del símbolo que representará a la marca suele tener una ... gran historia detrás: beben de actos del pasado o aúnan simbolismo en un pequeño emblema. Para esta ocasión hemos recopilado la historia de algunas de las firmas más representativas del automovilismo alemán. Historias de logos que nacen antes que la propia marca o de falacias que incluso la marca prefiere mantener vigentes.
Los orígenes de la elección de Mercedes-Benz son cuando menos curiosos en la historia de la automoción, más por Mercedes que por Benz. La firma alemana es el resultado de la fusión de dos compañías: Benz & Cie por un lado y Daimler-Motoren-Gesellschaft por otro. La parte de Benz aquí queda bastante clara, del nombre de su fundador, Karl Benz. Pero ¿y Mercedes?
El origen de la palabra Mercedes en la denominación de la marca automovilística encuentra sus raíces en el «nombre» de la hija de un importante cliente de Daimler. El afamado empresario Emil Jellinek pidió a la empresa de Daimler una flota de vehículos, cuyo motor debería llamarse Mercedes, en honor a su hija. Lo curioso de esta historia es que la hija de Jellinek en realidad no se llamaba Mercedes. Su auténtico nombre era Adrienne Manuela Ramona, aunque su padre siempre la llamó Mercedes.
En el momento de la fusión de ambas compañías en 1926, tras la difícil situación que sufrían después de la I Guerra Mundial, la compañía Daimler decidió abandonar su denominativo por Mercedes, dando lugar al nombre que conocemos hoy día.
Volviendo al tema que nos ocupa, que es el logo y no el nombre, la compañía de Benz se distinguía por una corona de laureles, mientras que Daimler (Mercedes de aquí en adelante), utilizó la estrella de tres puntas desde un principio. Cada una de sus puntas simboliza el triunfo de la empresa en todos los campos en los que construía motores: tierra, mar y aire.
En 1926, con la fusión de las dos empresas, ambos logos se fundieron en uno solo, quedando la estrella de tres puntas rodeada por los laureles. En 1933 el logo se simplificó al máximo, dejando la estrella bordeada por un círculo en forma silueta que para 1989 pasó a ser tridimensional y en color plateado, tal y como la conocemos hoy día.
¿Es un avión? ¡Pues no! La cultura popular siempre nos ha hecho creer que el símbolo de BMW representa las hélices de un avión en movimiento. Lo cual, dicho sea, es lo más normal del mundo, pues BMW, hasta hace poco, tampoco hizo por desmentirlo.
Recordemos que la firma bávara en sus principios no se dedicaba a la construcción de motores para coches, sino que lo hacía para aviones, lo cual otorga todo el sentido a la leyenda.
Esta leyenda popular surgió a raíz de la propia BMW, cuando en 1929 proyectó el logotipo de la marca sobreimpreso en la hélice de un avión en uno de sus anuncios. La historia corrió rápidamente y arraigó con fuerza en el imaginario de la gente. Los bávaros, en vez de desmentir dicha afirmación, volvieron a proyectar el logo de la imagen sobre la hélice de un avión en 1942 en otro de sus anuncios.
Según la propia marca, «el logotipo actual irradia apertura y claridad» y «el placer de conducir en el futuro», aunque no explican cuáles son los orígenes del mismo.
Lo cierto es que la marca automovilística más poderosa de Alemania y una de las más poderosas a nivel mundial esconde poca miga tras su logo. Es un logo sencillo y sobrio, como la propia marca, que no tiene una gran historia detrás: el logo recoge la V de Volk (pueblo) y la W de Wagen (coche), pues la compañía nace con la idea de fabricar coches para el pueblo. Estas dos letras están abrazadas por un anillo que las rodea para finalizar el emblema que lucen los vehículos de Volkswagen. Dicho esto, durante sus primeros años la firma alemana no contaba con un logo propio y utilizaba el escudo de Wolfsburgo como símbolo representativo.
En 1939 abandona el escudo para crear su propio emblema, muy similar en realidad al que conocemos hoy día, solo que el aro que rodea las dos letras, en vez de ser un círculo, era un engranaje solar de cuatro partes, el cual desapareció en 1945.
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