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Argumentos que justifican que no se pueda rebasar los límites en 20 km/h al adelantar

Argumentos que justifican que no se pueda rebasar los límites en 20 km/h al adelantar

Los adelantamientos en las carreteras convencionales son una de las maniobras más peligrosas que causan un gran número de muertos y heridos graves: en un choque frontal a 80 km/h sobreviven el 35% de las personas, a 100 km/h es cero

S. M.

Madrid

Miércoles, 15 de septiembre 2021, 00:42

El foco está puesto en ajustar, con el resto de Europa, el límite de velocidad para adelantar en vías convencionales, entre otros puntos, que actualmente permite rebasarlo en 20 km/h. Según Luis Montoro, presidente de honor de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL) y catedrático de Seguridad Vial, «hay argumentos para mantener la situación actual, pero son muchas más las razones de seguridad que aconsejan no rebasar en 20 km/h los límites genéricos de velocidad en los adelantamientos, aparte de que con ello contribuimos a una mayor y completa armonización de esta norma en la Unión Europea, donde España es la única excepción».

Por ello, destacan diez argumentos y razones que respaldan y justifican esta propuesta de cambio en la normativa actual, realizada desde la Dirección General de Tráfico (DGT).

-En las carreteras convencionales se producen más del 70 % de las víctimas mortales en siniestros viales. Estos suceden generalmente por salidas de la vía, colisiones frontales o frontolaterales, al invadir el carril del sentido contrario, normalmente en un adelantamiento, y donde el factor velocidad juega un papel determinante en la gravedad resultante del siniestro.

-Es muy importante tener en cuenta que a mayor velocidad existe mayor probabilidad de fallecer, en cualquier situación vial, pero especialmente en choques frontales por adelantamiento. Los datos indican que la posibilidad de fallecer en un choque frontal a 77 km/h es del 50%, a 80 km/h se incrementa hasta el 65 % y a 96 km/h es del 92%. A 105-110 km/h (de hecho la situación actual en adelantamientos en carrera convencional) el riesgo de muerte es prácticamente del cien por cien, ya que, por ejemplo, es el equivalente a caer con el coche desde 14 pisos de altura, a los que habría que sumar la energía del impacto derivada de la velocidad y masa del otro vehículo.

-El adelantamiento, es la primera causa de accidentes mortales en vías convencionales. Es una de las maniobras más mortífera de cuantas se pueden realizar conduciendo un vehículo y la física aquí es clara, ya que la cinética en un impacto es directamente proporcional a la masa del vehículo y al cuadrado de su velocidad. Y el cuadrado de 90 km/h obviamente no es el mismo que el de 100 o 110 km/h. Además, en caso de impacto frontal se «suman» las masas y las velocidades de ambos vehículos. Por tanto, no es difícil imaginar el incremento del riesgo en función la velocidad cuando se efectúa un adelantamiento

-El diseño de algunas vías convencionales (o tramos) no está calculado ni adaptado para soportar con seguridad que los vehículos circulen a mucha mayor velocidad que los limites genéricos establecidos. Puede ser también que ciertos sistemas de protección colocados en la infraestructura no respondan adecuadamente, porque su capacidad de absorción y efectividad está medida y calculada para trabajar hasta un máximo de la velocidad límite. En definitiva, a mayor velocidad hay mayor riesgo de salida de vía o de invadir el carril contrario si se llega, por ejemplo, a una curva a una velocidad superior para la que está calculada. Nuevamente la física entra en escena: la masa y la velocidad, la energía mecánica, cinética, las fuerzas centrifugas y centrípetas, el rozamiento, el límite de agarre del firme y de nuestros neumáticos, las condiciones ambientales, etc.

-A todas las consideraciones de exposición al riesgo que representa superar la velocidad para la que está calculada y diseñada cada vía, también cabría añadir el problema frecuente del estado del vehículo (neumáticos, dibujo, presión, frenos, amortiguadores, dirección, iluminación si es de noche o las condiciones de visibilidad no son las mejores, etc.) y nuestro propio estado físico y psíquico como conductor, (visión, cansancio, estrés, somnolencia, enfermedad, medicamentos, etc.) para determinar que nuestro nivel de atención o reflejos garantice una respuesta adecuada y segura ante un imprevisto en un adelantamiento a velocidad elevada.

-Es importante cuestionarse cuál es la necesidad real de superar en 20 km/h el límite genérico de 90, para adelantar «con seguridad» a un vehículo que ya circula en el mismo limite. ¿Con qué efecto?, ¿Superaremos a 105-110 km/h a un vehículo que circula a casi 90 para después colocarnos delante de este otra vez a 90 km/h?, ¿Y así sucesivamente?

-Al superar la velocidad en 20 kilómetros por hora, ciertamente se tarda algún segundo menos en realizar la maniobra de adelantamiento, pero se sabe que esto «incita» también a superar la velocidad en más de 20 km/h reales, obliga a una fuente atención al velocímetro en detrimento de otros estímulos, y sobre todo, puede «animar» a algunos conductores a adelantar en zonas menos seguras, -como tramos donde existe una baja visibilidad-, en lugar de esperar a hacerlo, por ejemplo, en las zonas de grandes rectas.

-En la normativa de los países europeos -a excepción de España- no está contemplada la posibilidad de realizar un adelantamiento, superando la velocidad en 20 kilómetros por hora. Un hecho poco conocido y sobre el que se debería reflexionar a la hora de tomar una decisión de tipo legislativo en nuestro país.

-La aprobación de este cambio (supresión de poder superar los 20 km/h), contribuye a la necesidad del calmado y pacificación del tráfico que pide la sociedad a los conductores, especialmente en las carreteras convencionales, en las que se producen en España más del 70% de los muertos en siniestros viales.

-Muchos conductores no conocen y confunden las situaciones y circunstancias en las que se pueden superar los 20 km/h en un adelantamiento, dependiendo básicamente del tipo de vehículo que se conduce, si se está circulando por una zona de velocidad genérica o específica, o si se trata de un poblado, una travesía, una carretera convencional o una autopista y autovía.

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