david gonzález
Viernes, 8 de abril 2016, 19:16
El reino animal y la automoción han estado íntimamente relacionados desde los primeros y balbuceantes inicios de la industria automovilística. No en vano, cuando el ser humano quiso desplazarse más allá de su lugar de origen empezó a valerse de la ayuda de los animales.
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Los primeros carruajes eran impulsados por caballos, la tracción animal fue fundamental tanto para las labores de transporte como de trabajo. El hombre pudo entonces mejorar su calidad de vida, permitiéndole ahorrar esfuerzo y horas de viaje en sus trayectos .
La Revolución Industrial del siglo XVIII-XIX trajo consigo el empleo de maquinaria y , por supuesto, los medios de transporte no permanecieron ajenos. Emergieron vehículos que no necesitaban descansar, podían alcanzar mayores velocidades y eran inmunes a enfermedades o plagas.
La máquina sustituyó al animal aunque, a partir de entonces, los coches siempre mantendrían la impronta de sus raíces biológicas de alguna u otra forma.
Muchos términos procedentes del mundo animal han seguido asociados hoy en día a los coches. La potencia de un vehículo se expresa en caballos; aunque ahora nos referimos a caballos de vapor es una clara alusión al equino que hace siglos empujaba a aquellos rudimentarios carruajes.
Actualmente, sigue habiendo elementos de los automóviles a los que designamos con nombre de animal: la herramienta que sirve para elevar nuestro vehículo en caso de pinchazo se llama gato, las barras que usamos en el techo para transportar bultos se denomina baca (vale, el animal que da leche se escribe con uve, pero fonéticamente son idénticas) y no olvidemos que hay una parte del motor denominada cigüeñal.
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En el presente las firmas automovilísticas siguen teniendo un estrecho vínculo con los animales de distintos modos. Pueden utilizar el nombre de alguna especie como modelo, incluir algún animal con el que comparten valores en su escudo o, simplemente, reciben el apodo por similitud con alguno de ellos.
Es habitual que las marcas se fijen en aquellas especies que transmiten fuerza, potencia, agresividad, resistencia, fiereza, dinamismo...justo los valores que pretenden que se asocien a sus productos. ¿Alguien se imagina un 'Ford Hormiga' o un 'Renault Tortuga'? el responsable de marketing duraría menos que una chinche en un candado.
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De antemano os digo que el caballo es uno de los animales más referenciados. Su nobleza, templanza y el servicio que ha prestado a la humanidad durante tantos siglos hacen que sea muy recurrente en la automoción.
Vamos a enumerar, rápidamente como una liebre, las diferentes conexiones entre el mundo automovilístico y la fauna animal según lo comentado líneas arriba.
Empezaremos con las marcas en las que lucen un animal en su logotipo.
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Por estricto orden alfabético comenzamos con Abarth. La división deportiva de Fiat luce en su anagrama un escorpión, signo zodiacal de su fundador Carlo Abarth. Las enormes pinzas y el venenoso aguijón del alacrán son una declaración de intenciones sobre las prestaciones de los deportivos italianos.
Alfa Romeo exhibe el biscione en la parte derecha de su escudo desde 1910. Se trata de una culebra con una corona de oro que devora a un hombre, perteneciente al escudo heráldico de la casa de Visconti.
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Cuenta la leyenda que el piloto Sammy Davis fue el ideólogo del emblema de Aston Martin. Las alas que vemos posadas en el capó de los elegantes gran turismo británicos corresponderían a un escarabajo egipcio. Una clara alusión a la afición de Davis por la egiptología.
Dodge no duda en recurrir a un intimidante carnero a punto de atacar como imagen de marca. Una firma que quiere reflejar la resistencia y rudeza de sus todoterrenos/SUV mediante el macho de la oveja.
Una de las marcas más conocidas del mundo, Ferrari, emplea el archiconocido 'cavallino rampante' como abanderado de sus deseados deportivos.
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Su historia tiene como protagonista a Francesco Baraca, héroe italiano de la Primera Guerra Mundial, cuyo avión llevaba pintado en el fuselaje un corcel negro encabritado. En 1923 Ferrari ganó su primera carrera en el circuito de Rávena, la madre de Baraca le pidió a Enzo Ferrari que usara el caballo de su hijo como insignia ya que le traería suerte...y así ha sido hasta ahora.
En 1927 Jaguar dejó de fabricar sidecares para crear coches de ensueño. Decidieron cambiar de nombre para reflejar la potencia, velocidad y elegancia de sus autos. Así, su fundador Sir William Lyons dio con la tecla en 1935: eligió al felino más grande del continente americano a punto de atacar como símbolo para sus vehículos.
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Lo de Ferruccio Lamborghini fue auténtica pasión por los astados. Desde que visitó España sintió verdadera devoción por los toros y la tauromaquia. Hasta tal punto que en el logotipo aparece un toro de lidia embistiendo y casi todos sus automóviles han sido bautizados con apelativos de famosos morlacos.
Hablar de Mustang es hacerlo de historia viva del automóvil. Todo un icono yanqui que luce sobre su parrilla un caballo salvaje utilizado en los rodeos en América del Norte. Tan asimilado está el cuadrúpedo en la denominación del coche que es conocido como 'pony car' en los círculos automovilísticos.
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Los franceses de Peugeot registraron en 1858 un león como emblema de su empresa. Por aquella época los galos se dedicaban a fabricar sierras y consideraron que el rey de la selva ejemplificaba la flexibilidad, rapidez y agilidad de su producto. Estos mismos valores servirían para adjetivar posteriormente a sus coches cuando cambiaron de actividad.
Curiosamente el logotipo de Porsche fue dibujado en una servilleta por el hijo del fundador. Fusiona dos escudos oficiales: el de la región germana de BadenWüttemberg (con las astas de ciervo y franjas rojas y negras horizontales) y el de la ciudad de Stuttgart (el percherón negro en el centro del mismo).
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SAAB exhibía en su antigua insignia un grifo coronado. Se trata de un ser mitológico con cabeza de águila, cuerpo de león y enormes alas doradas. Fue cambiar el logo y la marca sueca-dedicada a la aviación en sus inicios- perdió vuelo y cayó en picado.
El constructor tejano Carol Shelby soñó en 1962 que aparecía una cobra sobre el capó de uno de sus coches de competición e hizo del reptil el emblema de sus bólidos. Fue también el creador del célebre Dodge Viper, aunque en esta ocasión optó por la víbora para transmitir toda la agresividad del muscle car.
Las ya desaparecidas empresas automovilísticas españolas Pegaso e Hispano-Suiza también mostraban sendos animales en los frontales de sus vehículos.
Pegaso se decantó por un atlético caballo, enmarcado en un círculo, haciendo una cabriola en el aire que insuflaba agilidad y fuerza. Una especie de 'Rocinante motorizado' que surcó las carreteras en los 50 con el inolvidable Z-102.
Por su parte, Hispano-Suiza tomó como distintivo una cigüeña que fue usada en honor a una exitosa escuadrilla de aviación francesa que empleaba motores de la firma ibérica.
Echando un vistazo al pasado más reciente no son pocos los coches que han tomado como apellido el apelativo de un animal como si de un mote de pueblo se tratara.
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El futurista Citroën DS de los años 50 fue conocido como "Tiburón", ya que su silueta aerodinámica se asemejaba a las aletas de un escualo.
El Volkswagen Käfer, también denominado Beetle, se conoció en España como Escarabajo. Y es que sus formas redondeadas y su aura de robustez hicieron asociar al 'coche del pueblo' alemán con el coleóptero.
Otro ilustre, el Citroën 2CV recibía el sobrenombre de 'cabra' o 'pato'. Su peculiar diseño evocaba a un ánade aunque con el tiempo se convirtió en cisne, tras rubricar una de las páginas más gloriosas de la automoción.
Por último, recordaremos a aquellos vehículos que hacen suyo el nombre de un animal en su propio apellido.
Es el caso del Mercedes 300SL 'Gullwing', uno de los deportivos más esculturales de todos los tiempos y una obra de ingeniería. Recibe este alias porque, cuando tiene las puertas abiertas, se asemeja a una gaviota con las alas desplegadas.
En Porsche le pueden cantar a su biplaza con tracción trasera: "se va el Cayman, se va el Cayman, se va por la barranquilla...". La versión cerrada del Boxster es un depredador del asfalto a semejanza de la especie de cocodrilo.
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El Opel Tigra era un tres puertas muy codiciado por los jóvenes a principios de 2000. Sus líneas félidas acaparaban las miradas de los fans de los automóviles pequeños y rápidos.
El simpático SEAT Panda llegó a España en la misma época que Chu-Lin (el primer oso panda nacido en cautividad en Europa). El utilitario hispano-italiano fue un bonito homenaje al entrañable oso asiático en peligro de extinción.
No es tan fiero el León como lo pintan y es que por mucho que rujan sus versiones Cupra, el compacto de SEAT, se bautizó así por la ciudad castellana. Aún así lo menciono por aquellos que piensan que rinde pleitesía al mamífero carnívoro.
Cougar se traduce por 'puma' en América del Norte y, de la misma manera, fue un coupé de Ford basado en el Mondeo que se comercializó entre 1998 y 2002.
Igualmente Ford denominó Puma a un indómito utilitario, heredero del estilismo 'New Edge' que se basaba en una apariencia redondeada de su carrocería.
El Opel Manta se jactaba de una carrocería ancha y plana como el sibilino animal marino que surca los fondos oceánicos.
Los De Tomaso no son vehículos muy conocidos en nuestro país, pero en 1971 la marca transalpina fabricó un musculoso tracción trasera nominado como Pantera.
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En 1967 Pontiac lanzó un rabioso deportivo llamado a plantar cara a los Mustang, Camaro y Corvette. El encargado de hacer realidad el sueño americano será recordado como "Firebird" (pájaro de fuego). Era un automóvil sin concesiones con un morro infinito, mecánicas de más de 8 litros y sonido bronco. La publicidad exhortaba: "los pumas son bonitos y los caballos son simpáticos... Pero los pájaros de fuego son diferentes". Su significado debe remontarse al mitológico ave Fénix, aquella rapaz que renació de sus cenizas, como esperamos que resurja el fabuloso Pontiac.
Tampoco debemos dejar en el tintero aquellas versiones especiales de modelos que han recurrido al género animal.
Por citar algunos, es de ley evocar las ediciones 'Rabbit' y 'Sprinter' del Volkswagen Golf. Ambas se valían de un conejo con el fin de equiparar el dinamismo del mismo con las prestaciones del coche. Sin cambiar de marca, ha habido distintos Polo 'Fox' desde su aparición allá por los años 70. Fox se traduce por zorro en inglés y podría referirse a la astucia de éste, aunque también es una expresión de asombro en la lengua de Shakespeare.
La añorada Lancia utilizaba un elefante con la trompa hacia arriba (amuleto de la suerte) en sus vehículos de competición de la década de los 60. Por ende, el paquidermo se acompañaba de la siglas HF (high fidelity) en la versiones más prestacionales. Este anagrama se retomó de 1997 a 2003 en el urbano Ypsilon con la nomenclatura 'Elefantino blu'. Asimismo ha habido otra línea llamada 'Elefantino rosso' que decoraba el portón trasero del Lancia más chic.
Sí, no es un coche, pero la Suzuki Hayabusa se sube al carro de las máquinas más bestias. Estamos ante una de las motos más rápidas del mercado , por eso alardea de portar en su carenado las siglas 'halcón peregrino' en japonés.
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Así son los automóviles más bestiales. Dos conceptos unidos por un cordón umbilical que han fascinado al ser humano por su belleza y prestaciones desde tiempos inmemorables.
Animal antes y máquina ahora nos han permitido llegar a lejanos lugares experimentando tanto velocidades como sensaciones de libertad vetadas a la especie humana.
De una u otra manera los coches del futuro seguirán rindiendo homenaje a aquellos seres vivos vestigios del pasado. Por muchos ingenios informáticos que incorporen los automóviles del siglo XXI, pese a ser gobernados por Internet, su esencia sigue bebiendo de aquella necesidad del ser humano de traspasar sus fronteras.
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