Renault R5: primera toma de contacto con la resurrección de un mito

«El R5 no es un vehículo, es la reinterpretación de un mito traído al futuro», recalcaba Sébastien Guigues, director general de Renault España, a comienzos de este mes en Madrid, durante un evento presentación del modelo. Una frase que recoge la importancia del nuevo R5 para la marca, pues se trata de uno de los lanzamientos más importantes de la firma en las últimas décadas, un modelo que solo llegará con motorizaciones cien por cien eléctricas. Para la creación de este coche, Renault ha puesto toda la carne en el asador. Y se nota. En SUR nos hemos desplazado hasta Niza para poder conducirlo por primera vez (aunque en un futuro os traeremos una prueba completa) y contaros si ese esfuerzo que la marca ha puesto en este coche ha dado sus frutos.

El diseño es subjetivo y lo que a uno le encandila a otro le repugna. Hay mucho escrito sobre la belleza y aún así nada que genere un consenso global. Y aún así, el R5 casi lo consigue. Ni un superdeportivo es capaz de atrapar tantas miradas. La gente lo mira, te da su aprobación con el dedo, sonríe… Lo que despierta el R5 entre la gente es algo que no me había pasado con ningún vehículo.

Y si no te gusta, hay algo que no le puedes negar a Guigues: el R5 es una buena reinterpretación del cinco original, tanto en su exterior como en su interior. Es más grande que el original (lo normal, teniendo en cuenta el aumento de medidas de los segmentos año tras año), pero sigue conservando unas proporciones muy contenidas para los estándares actuales. 3.922 mm de largo, 1.774 mm de ancho, 1.498 mm de alto y una distancia entre ejes de 2.540mm. Su vista frontal mantiene los antinieblas cuadrados y unos faros inspirados en los originales pero algo más estilizados con el objetivo de otorgar al coche una mirada 'más humana'. El lateral bebe del juego de formas del diseño original de Michel Boué, con un pilar trasero muy tumbado que le otorga la característica forma del R5. En la trasera, para un servidor, es donde más se nota que estamos ante un Cinco, con sus faros verticales colocados en el pilar C.

Durante las horas al volante recorrimos el famosísimo tramo de Col de Turini, donde el R5 pudo presumir de una puesta a punto sublime. Los 150 caballos son más que suficientes para mover con agilidad al conjunto. Es cierto que si queremos buscarle las cosquillas podríamos echar en falta un pelín más de empuje. Pero para eso tendremos el Alpine. La calibración de la dirección, muy directa; una suspensión firme, pero no rebotona; y un tacto del pedal de freno duro, efectivo y dosificable hacen del R5 un auténtico juguete. Es un utilitario, pero su puesta a punto es más propia de un GTI que de un vehículo urbano. Su paso por curva es brutal, puedes ir muy rápido con él sin perder adherencia. Y en carretera abierta, a pesar de sus medias, se siente muy aplomado en la carretera, aunque su tacto y batalla lo hacen algo nervioso.

Las prestaciones en el papel no son de infarto: un cero a cien en ocho segundos y una punta limitada electrónicamente a 150 km/h.

El R5 partirá, sin descuentos y al contado, por debajo de los 25.000 euros en su versión de acceso, denominada 'Five', con motor de 90 caballos, batería de 40 kWh (312 kilómetros de autonomía WLTP) y sin carga a través de corriente continua. La versión probada y más alta de gama, acabado Iconic Cinq, motor de 150 caballos y batería grande de 52 kWh (410 kilómetros de autonomía WLTP) se queda en 34.900 euros.

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