Peugeot 3008: si te dejas de prejuicios, estás ante un premium

Pocos se acuerdan de que el 3008 no nació en 2016 con ese SUV rompedor que se coló rápidamente en la lista de los coches más vendidos, tanto a nivel nacional como europeo. El 3008 nació, nada más y nada menos, siete años atrás… ¡Como un monovolumen! Porque sí, antes las marcas hacían más coches aparte de SUV's. Pero las tendencias mandan, la moda se impone y el mercado obedece a lo que le pide su público. A ti, que tanto te gustan los coches y no te comprarías un SUV ni aunque de ello dependiera el destino de la humanidad, sigue sin entrarte en la cabeza que se vendan como churros después de todos estos años. Pero tu vecino está pensando en comprarse un coche nuevo y te voy a contar un secreto: todos sus candidatos son SUV's. A lo mejor se ha colado algún crossover en la lista, un infiltrado que sobrevive por su diseño. Pero ¿un monovolumen? Por favor, tu vecino hace tiempo que tiró todos sus pantalones pitillos del armario por algo más ancho y actual… ¡Ese tipo tiene estilo! ¡No le vengas con monovolúmenes o berlinas del siglo pasado!

Volúmenes, chapa, ángulos y garras… el nuevo 3008 es de esos coches que lo ves y vuelves a mirarlo. Llama poderosamente la atención y se ve (y siente) mucho más caro que su predecesor. La vista frontal requiere un pequeño proceso de adaptación. Los faros se ven pequeños ante tanta chapa vista y pierde agresividad respecto al modelo anterior. Aún así, gana en vistosidad, pues su prominente paragolpes le otorga mucha presencia. Nuestra unidad equipa el acabado GT Line, que incluye el logo del león en los laterales. No da tanto prestigio como el Cavallino Rampante de Maranello, pero tampoco cuestan lo mismo y eh, le sientan francamente bien.

En la vista lateral el vehículo se ve muy proporcionado en todos sus volúmenes. Las puertas adquieren gran protagonismo debido a su generoso tamaño y los marcos gomosos de las ventanillas quedan ocultos en el interior. ¿La parte mala? Pues que es un lugar perfecto para que se acumule la suciedad. El cierre de la parte trasera es prácticamente de vehículo coupé, con un prominente alerón que alarga el final del techo y una caída del pilar C dramática e inclinada.

La trasera es, para un servidor, la parte más atractiva del coche. El juego de la luna inclinada, el fin del portón en cola de pato, el alerón de la parte superior, sus faros completamente en LED y con diseño tridimensional y, curiosamente, la enorme cantidad de chapa vista, le dan al coche muchísima presencia en la carretera. Aunque no puedo evitar que me recuerde poderosamente a una de las últimas incorporaciones de la firma bávara, lo cual no es algo malo, ni muchísimo menos.

En este interior es donde se nota que la firma francesa ha puesto toda la carne en el asador. He conducido vehículos muchísimo más caros que este, pero la bofetada visual y tecnológica que te da el 3008 cuando subes por primera vez, es de las más contundentes. Diseño, tecnología, materiales y calidad de ensamblado. Os aseguro que no tiene nada que envidiarle a las marcas aspiracionales. El puesto de conducción sigue apostando por el i-Cockpit. Es decir, volante muy pequeño, achatado en su parte superior e inferior, y un cuadro de instrumentos que se coloca sobre el aro, de manera que consultemos la información por encima del volante y no a través de este. Es una disposición de lo más curiosa y que solo sabrás si está hecha para ti probándola. Hay mucha gente que no consigue hacerse al puesto: o el volante le tapa parte de la instrumentación o la posición no es ergonómica. Cuestión de cuerpos. A un presente le queda como un guante.

Sentarse a los mandos del 3008 es lo más parecido a meterse dentro de una consola. La posición, el ambiente y la disposición de los elementos es de puro videojuego o nave espacial. Hay algunos fallos de ergonomía que no me cuajan, como la colocación del selector del cambio en el tablero y no en el túnel central, la ausencia de botones físicos para la climatización o la colocación del asidero para cerrar la puerta (con la puerta totalmente abierta, queda muy lejos de la mano). Pero son detalles menores que no ensucian un habitáculo de remate intachable. Tampoco me ha gustado el casi inexistente hueco presente entre el asiento y la puerta. O tienes una mano fina o abres la puerta para operar el asiento. O te operas tu la mano y fin del problema. A gustos colores, como el azul eléctrico de nuestra unidad que realza aún más la figura y vistosidad del modelo.

Menudo estirón ha metido esta nueva generación respecto a su anterior. Es más grande en absolutamente todas sus cotas. Con un largo de 4.542 mm crece casi once centímetros respecto a la versión anterior, pero también crece en batalla (2.739 mm), altura (1.641 mm) y anchura (1.895 mm). Sigue siendo segmento C porque los segmentos no paran de crecer, pero sus medidas son más propias de un segmento D puro.

La traducción de sus dimensiones es un habitáculo mucho más amplio y habitable. La sensación de amplitud y espacio en este vehículo es enorme, tanto delante como detrás. Eso sí, repite en capacidad de maletero, con un total de 520 litros para las versiones de tracción delantera y 470 litros para aquellas de tracción a las cuatro ruedas.

El nuevo 3008 se ofrecerá tanto en versiones híbridas, híbridas enchufables como cien por cien eléctricas. En nuestro caso nos hemos decantado por la motorización híbrida de acceso, que será la que acumule el grueso de ventas en nuestro mercado. Para mover al conjunto la firma del león apuesta por un bloque de aluminio tricilíndrico de 1.2 litros de cilindrada, capaz de generar 136 caballos a 5.500 revoluciones por minuto y 230 Nm a tan solo 1.750 revoluciones.

Este 1.2 promete tener solventados todos los problemas que existieron en el pasado dentro de la marca. Viene asociado a una caja de doble embrague multidiscos bañados en aceite de seis relaciones, operable de manera manual mediante levas. En la parte eléctrica, la hibridación es sencilla: una pequeña batería de 0,89 Kw/h y un motor eléctrico de 29 caballos y 55 Nm. Es capaz de mover al vehículo por sí solo, pero su función principal es de apoyo al motor de combustión interna. La cifra de potencia oficial de la marca se queda en los 136 caballos de fuerza que ofrece el motor gasolina, por lo que imaginamos que las potencias no se suman ni cuando funcionan en conjunto.

Con todo, es capaz de propulsar de cero a cien los 1.648 kilos del 3.008 en 10,2 segundos y alcanzar una punta de 201 kilómetros por hora. No son cifras de infarto, pero el conjunto se mueve con soltura. Según ciclo WLTP el consumo mixto se queda en 5,5 litros. Durante nuestra prueba fue algo superior, pero no mucho más. Alrededor de los 6,5 litros.

El 3008 tiene un intangible que no me esperaba y es que, independientemente de si estamos en un puerto de montaña (que ya os adelanto que no es su hábitat ni de lejos), una autopista o el trayecto de casa al trabajo, es gustoso y placentero de conducir. No sabría definir exactamente si es algo en concreto o la puesta a punto del conjunto final, pero de verdad que gusta conducirlo.

En ciudad es un vehículo grande y se siente grande, pero es muy cómodo de conducir, silencioso y con un sistema de audio opcional firmado por Focal que sacaría los colores a sistemas de audio muy superiores en precio. En carreteras reviradas el Peugeot no esconde sus masas y balancea un poco. Ojo, su comportamiento no es malo y no da sensación de inseguridad en ningún momento, pero como decía, no es su hábitat natural. Y en autovías o autopistas, a altas velocidades de crucero, el león es un auténtico tragamillas. Su aplomo y suavidad es sublime, permitiendo ir a velocidades muy superiores a las permitidas en nuestra carretera sin perder un ápice de sensación de inseguridad. La calidad de rodadura de este coche es sobresaliente.

En su parte negativa, el vehículo es capaz de moverse durante muy poco tiempo en modo cien por cien eléctrico y en las maniobras a muy baja velocidad se muestra torpe, con un pedal de freno que no deja dosificar.

La dirección es, para los estándares actuales, más comunicativa que la media de su segmento y la suspensión, si bien es blanda, está muy bien calibrada. Parece un coche de gama superior.

Este crecimiento y mejoría en absolutamente todos los aspectos respecto a su generación anterior tienen un precio. El nuevo 3008 arranca en los 36.160 euros en su acabado y motorización de acceso. Aunque para una unidad como la probada nos tendremos que estirar a una tarifa que ronda los 46.000 euros.

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