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Jeep estaba de capa caída en Europa a principios de la nueva década en Europa. Necesitaba con urgencia la entrada de un nuevo modelo que respondiese a las necesidades y tendencias del mercado en el viejo continente. El Avenger es la respuesta más inmediata a esta necesidad. Un vehículo creado por y para nuestro mercado y que está siendo todo un éxito en ventas, siendo la marca del grupo Stellantis que más está creciendo en Europa. Y con razón, porque este nuevo B-SUV te puede gustar más o menos, pero lo cierto es que mola. Los norteamericanos han dado en el clavo con este producto, tanto por estética como por motorizaciones y precios.
El Jeep Avenger juega a un diseño más propio de un concept car que de un vehículo de producción: bajo, ancho y musculosos pasos de rueda. En realidad, no es tan bajo, pero su juego de formas y diseño le hacen parecerlo. Su vista frontal es puro Jeep en miniatura, con un capó plano que nos permite ver su final mientras conducimos, la calandra típica de Jeep y unos faros oscurecidos. Buena parte de su superficie (al igual que ocurre con laterales y trasera) está cubierta por plástico negro sin pintar, acentuando la visión todoterreno del conjunto.
En la vista lateral los pasos de rueda de enorme tamaño son los grandes protagonistas. Tanto es así, que los delanteros suben casi a la línea del capó. El techo, que puede pintarse de color negro, está separado del resto de la carrocería por dos piezas en los pilares A y C de plástico visto. Además, el juego de volúmenes y líneas dan la sensación de que el coche está ligeramente 'aplastado' en la parte superior.
La trasera sigue siendo puro Jeep, con unos faros que recuerdan a sus hermanos mayores de gama, como el Compass o el Renegade, y unoa buena pieza de plástico sin pintar. Contamos con una salida de escape auténtica, nada de falsos embellecedores. Chapó por Jeep.
Una de las grandes claves de este Jeep Avenger es la variedad de motorizaciones (a las cuales habrá que añadir una 4x4 que aún está por llegar): una gasolina pura, una híbrida y otra cien por cien eléctrica. Todas de tracción delantera.
Nuestra unidad equipa la motorización gasolina pura de etiqueta C. Se trata de un 1.2 tricilíndrico capaz de generar cien caballos a 5.000 vueltas y 205 Newton Metro desde 1.750 vueltas. Tranquilidad, no es el mismo motor que tantos problemas ha generado en algunos modelos de Peugeot. Nada de correas bañadas en aceite en este pequeñín.
Estamos ante un bloque turbo completamente en aluminio de prestaciones discretas, pero más que suficientes para mover al conjunto con agilidad. Cero a cien en 10,6 segundos y una punta de 184 km/h. No son cifras de infarto, pero mueve con cultura al conjunto. Esto se debe, en gran medida, a la dieta del Avenger, que para la báscula en tan solo 1.255 kilos. Todo asociado a una caja de cambios manual de seis relaciones.
Según ciclo WLTP el consumo mixto se detiene en 5,5 litros a los cien kilómetros. Como es de esperar, nada más lejos de la realidad. 6,5 litros es un número mucho más realista para este B-SUV. Aquí el problema lo encontramos en cómo se disparan los consumos a la mínima que empezamos a ser algo agresivos con el pedal del acelerador. Un problema que adolecen todos los tricilíndricos que he probado hasta la fecha, donde los consumos se elevan a niveles de un tetracilíndrico.
La unidad cedida por Fimálaga viene en acabado Longitude, el más básico de los tres disponibles. Es un interior sencillo, dominado en su totalidad por el plástico duro, pero muy bien armado. Los remates son buenos y la unidad probada carecía de grillos o crujidos. Cuenta con carga inalámbrica para el teléfono, conexión a Android Auto y Apple Carplay de manera inalámbrica, luces y limpiaparabrisas automáticos, reconocimiento de señales, sistema de frenada de emergencia, cuadro de instrumentos digital, asistente en pendiente, un sistema de audio decente y climatizador. Echo de menos en este acabado unos sensores de aparcamiento traseros. Aunque siempre puedes equiparlos de manera opcional. Por poder puedes equipar incluso cámara de visión de 360 grados. Aquí depende de qué quieras equiparle y cuánto quieras gastar, por supuesto.
Mantenemos mandos físicos para funciones básicas como el volumen o la climatización, lo cual es de agradecer. El espacio es bueno, sin generar sensación de agobio en ningún momento, con unos asientos que ofrecen un mullido cómodo sin llegar a ser blandos.
En la banqueta trasera dos adultos pueden viajar sin el menor problema, tanto por espacio para la cabeza como para las rodillas o los hombros. Tres, como era de esperar en un B-SUV, ya es otra historia. Contamos con salidas USB, pero ausencia de salidas de aireación aquí detrás.
El maletero ofrece 380 litros con doble fondo y unas formas muy aprovechables. Creo que es una capacidad más que decente, alineada con la gran mayoría de sus rivales de segmento y por encima de alguno de ellos.
El Avenger es un urbanita por naturaleza. Su puesta a punto, su esquema de suspensiones o su tracción así lo corroboran. Dicho esto, no olvida los orígenes del logo que porta, ofreciendo mayores capacidades fuera del asfalto que sus rivales. Tenemos una altura libre al suelo de 200 milímetros, un ángulo ventral y de entrada de veinte grados y un ángulo de salida de 35 grados. Además, cuenta con distintos modos de conducción (nieve, barro y arena) pensados para funcionar… creo que el nombre de los modos lo dice todo. En realidad, estos modos solo sirven para cambiar el funcionamiento del control de tracción y de la entrega de potencia a la hora de pisar el acelerador. Pero ya es más de lo que ofrecen sus rivales.
Lo primero a destacar una vez nos sentamos a los mandos del Avenger es su posición de conducción. Nos encontramos, por primera vez en un Jeep, con una posición baja, donde el habitáculo nos abraza y no se queda por debajo de nosotros.
El motor se muestra ágil. No es esa clase de motor jugón, al que le gusta subir de vueltas, pero tampoco es reacio a hacerlo. La entrega de potencia es muy lineal, sin grandes saltos o infladas. El conjunto dirección suspensiones tiene una puesta a punto dulce y suave, sin pretensiones dinámicas y con un claro enfoque a la conducción tranquila. La dirección es suave y con un grado de desmultiplicación correcto y las suspensiones (McPherson delante y puente torsional detrás) permite recorrido en extensión, pero sin llegar a ser rebotona.
El Jeep Avenger parte desde los 23.300 euros en su versión gasolina y desde los 36.500 euros en la versión cien por cien eléctrica. La gasolina, que es la que nos acompaña, se postula como uno de los B-SUV más baratos disponibles actualmente en el mercado. Es un coche sencillo en cuanto a calidades interiores y equipamiento, pero que no desentona frente a sus rivales. Jeep entra con este coche en un mercado de lo más competido, con la intención de robarle mercado a gigantes como el Arona, el T-Cross o el Puma, entre muchos otros. Y lo está consiguiendo por una sencilla razón: ha sido capaz de crear un vehículo con identidad y personalidad suficiente para desmarcarse del resto de sus rivales.
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