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Los objetivos de Honda con su huella de carbono están bien definidos. Para 2030 la marca pretende que el cuarenta por ciento de sus ventas sean coches cien por cien eléctricos o movidos por pila de combustible (es decir, hidrógeno). Hasta entonces, la hibridación va ... apoderándose lentamente de cada modelo disponible en su gama. Y no es de extrañar, porque como ya os hemos contado en otras ocasiones, Honda ha dado en el clavo de cómo hacer un vehículo híbrido. En SUR al Volante ya habíamos probado al hermano mayor, el Honda CR-V y al hermano mediano, el ZR-V. Y nada mejor que cerrar la trilogía probando al que faltaba, el hermano pequeño. Estamos ante un SUV que pertenece, al igual que el ZR-V, al segmento C-SUV, pero en el extremo opuesto. El HR-V por pequeño, y el Z por grande.
El primer impacto visual del Honda HR-V es el de que nos encontramos ante un señor coche. Un coche lo suficientemente grande como para ser considerado el único vehículo en un núcleo familiar. Y no es de extrañar, pues sin ser gigante, ya tiene unas medidas lo suficientemente grandes como para no considerarse un urbanita. Se va a los 4,34 metros de largo, 1,79 de ancho, 1,58 de alto y una distancia entre ejes de 2,61 metros.
La vista frontal, muy horizontal, tiene ciertas reminiscencias a su hermano más mayor, el C-RV, con las ópticas completamente en LED muy horizontales y afiladas. Aquí, el color elegido cobra suma importancia, pues la parrilla principal queda pintada en el color de la carrocería. Una solución muy poco habitual y que en el H-RV funciona, otorgándole al mismo tiempo carácter y personalidad.
El negro piano es, también, uno de los grandes protagonistas. Se recurre a este acabado para multitud de elementos, como faldones, guardabarros, split delantero, marcos de las puertas… es un color que pinta los detalles y le otorga un carácter más deportivo. En el acabado más alto de gama, denominado Advance Style, este negro adquiere aún más protagonismo al utilizarse para pintar el techo y el pilar A.
La vista lateral es limpia, con una línea de tensión que pellizca la carrocería en el faro delantero y recorre la carrocería por completo para terminar en el piloto posterior. El pilar C queda inclinado, concediendo al conjunto una visión a un paso intermedio entre una carrocería SUV convencional y SUV coupé.
La trasera es muy horizontal, recordando levemente al Alfa Romeo Tonale con esa trasera algo sobredimensionada y especialmente por el diseño de las ópticas, unidas por una franja LED que queda interrumpida por el logo de la marca nipona. Al igual que ocurre en el Alfa.
El HR-V recurre al mismo esquema de propulsión que ya hemos visto en el CR-V o el ZR-V pero en un cóctel reducido. Es decir, cuenta con un motor eléctrico de 131 caballos y 253 Nm de par que es el encargado de mover al vehículo en la gran mayoría de ocasiones. Al mismo tiempo, cuenta con un motor de combustión (más pequeño y menos potente que los de sus hermanos mayores, al igual que el eléctrico) de 1.5 litros de cilindrada, 107 caballos y 131 Nm. Este motor, atmosférico, se encarga de suministrar energía a la batería de la que bebe el motor eléctrico y de mover al conjunto la gran mayoría del tiempo. Solo se encarga de enviar la fuerza directamente a las ruedas cuando la centralita considera que acoplar el motor de combustión interna sería más eficiente que utilizarlo para suministrar energía a la batería. Pero ojo, porque en el HR-V, debido a la potencia máxima del motor eléctrico probablemente, esto ocurre con mayor frecuencia a altas velocidades de crucero constante.
Según ciclo WLTP podemos hacer un consumo mixto de 5,4 litros cada cien kilómetros. Es de los pocos coches que puedes comprar en los que ese consumo de combustible puede ser real. A lo largo de nuestra prueba el ordenador de abordo ha marcado un consumo medio de 5,8 litros. Y eso que no hemos sido precisamente suaves con el pedal del acelerador ni hemos buscado el ahorro de combustible.
El HR-V es capaz de acelerar de cero a cien en 10,6 segundos y de alcanzar una punta de 170 kilómetros por hora.
En cuanto entras en el HR-V te das cuenta desde el primer momento que estamos ante un coche que no obedece a modas, sino a raciocinios y obviedades. Obviedades tales como que la ergonomía y la funcionalidad primen sobre el impacto visual y la tecnología sin aportes.
Tenemos mandos físicos para la climatización, multitud de huecos para dejar objetos y una pantalla de un tamaño comedido, pero suficiente, que queda en una altura elevada, haciendo que el conductor apenas tenga que apartar la vista de la carretera. Pero ojo, que el hecho de que visualmente no sea tan impactante como algunos de sus rivales, no significa que esté peor equipado tecnológicamente. Contamos con climatización bizona, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, cámara de marcha atrás, volante calefactable, asientos calefactables, un buen sistema de audio, Android Auto y Apple Carplay de manera inalámbrica, y un largo etcétera que cubre todas las necesidades que un conductor pueda necesitar a estas alturas de siglo.
Los asientos, tanto en la fila delantera como en la trasera, son cómodos y con sujeción lateral suficiente en el caso de los delanteros. Además, ambos codos quedan a la misma altura, lo que ralentiza la aparición de fatiga al mejorar la posición de conducción en trayectos largos.
En las plazas traseras cuesta creer que nos encontramos ante el SUV más pequeño de la gama Honda. El espacio aquí detrás es de matrícula, con multitud de espacio para la cabeza y muchísimo espacio para las rodillas. La plaza central, sin embargo, es más para situaciones de urgencias que para utilizarla como un cinco plazas auténtico. Contamos con salidas de aireación independientes y dos tomas USB convencionales.
El maletero es el único aspecto en el que flojea este HR-V cuando hablamos de espacio. Ofrece un total de 335 litros, cifra que le deja en la parte baja del segmento. Eso sí, en el acabado Advance (el de la unidad probada) cuenta con portón eléctrico. Cuando abatimos los asientos la historia cambia por completo, pues reclina también la parte baja de los asientos para que al abatirse quede una superficie completamente plana, haciendo su espacio muchísimo más aprovechable.
El tacto de este HR-V es más blando que el que encontramos en su hermano mayor. Otra filosofía. Lo primero a destacar es su excelente posición de conducción. El asiento tiene un buen recorrido tanto en altura como en profundidad, lo que sumado a un volante también regulable en estas dos medidas, nos permite encontrar una buena posición de conducción independientemente de tu altura. Podemos ir muy tirados en la cabina, o en una posición elevada.
En cuanto iniciamos la marcha queda patente que Honda invierte el dinero en lo que realmente importa. El tacto de la dirección es excelente, con una dureza perfecta y un guiado preciso sin llegar a ser afilado. Echo en falta, como en el grueso de direcciones actuales, mayor comunicación de lo que está pasando entre las gomas y el asfalto.
Su suspensión es relativamente blanda, lo que otorga al vehículo una orientación más centrada en la comodidad que en el dinamismo, pero sin llegar a hacer del coche un barco en los cambios de apoyo.
¿Y los frenos? Los frenos de este coche son de los mejores que he probado hasta la fecha, no tanto por su tacto, pero si por su mordiente. El tacto es bueno, pero es que la mordiente deja a uno sin palabras. A ojo son cuatro discos, ventilados los delanteros, de tamaño estándar (293mm y 282mm), pero en caso de una frenada de emergencia clavan al coche.
El motor eléctrico mueve con muchísima agilidad al coche en conducción urbana. A la mínima que seamos algo ligeros con el pie veremos como todos los coches se quedan atrás en las salidas de los semáforos. Es un coche que, a pesar de su tamaño, se siente ratonero. Muy cómodo y rápido en la ciudad.
Cuando salimos a carretera abierta o de curvas nos damos cuenta de que el coche tiene un chasis genial. Se siente seguro y aplomado a altas velocidades y responde con firmeza a los cambios de apoyo. El motor pierde esa agilidad que le caracteriza en conducción urbana y se vuelve más perezoso, pero sigue siendo motor suficiente para afrontar un viaje largo de verdad con el coche cargado sin ningún problema. Aquí echo de menos el motor de sus otros dos hermanos. Pero entonces el precio no sería el mismo.
El Honda HR-V parte desde los 35.010 euros, aunque una unidad como la probada, acabado Advance, se va a los 38.310 euros.
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