

Secciones
Servicios
Destacamos
¿Puede seguir conduciendo o es el momento de que deje de hacerlo porque supone un riesgo? En España, no existe un límite de edad para llevar un vehículo, pero es cierto que, conforme se cumplen años, hay ciertas capacidades físicas, sensoriales o cognitivas que pueden afectar a la movilidad y seguridad en el tráfico. Teniendo en cuenta que según las proyecciones de la División de Población de las Naciones Unidas, en 2050 una de cada cuatro personas en Europa tendrá 65 años o más, la Dirección General de Tráfico está trabajando en herramientas formativas que fomenten la reflexión personal sobre las nuevas necesidades que surgen a partir de esta edad.
Una de ellas es el lanzamiento de la «Guía de Consejo Sanitario Vial para el conductor mayor y su entorno próximo», de carácter eminentemente práctico, que se enfoca no solo en el conductor mayor sino también en su entorno familiar y social más próximo. Junto a consejos y recomendaciones prácticas, incluye dos cuestionarios que buscan evaluar las aptitudes psicofísicas del conductor y valorar si mantiene las capacidades para seguir al volante sin riesgos o, por el contrario, es el momento de modificar el modo y condiciones de conducción, o incluso dejar de conducir.
En concreto, se trata del cuestionario SAVIMA-M, dirigido al conductor mayor, y el SAVIMA-FEP, dirigido a sus familiares o entorno más cercano. Ambos son iguales y se componen de tres áreas de exploración: la primera, a nivel cognitivo y emocional; la segunda, a nivel físico; y la tercera, a nivel particular de conducción.
La idea es que tanto el conductor como el familiar o una persona próxima contesten las mismas preguntas de manera individualizada y después comparen las puntuaciones y las sumen. Aunque el conductor puede decidir hacerlo solo.
Cada una de las 30 situaciones que se plantean en el cuestionario, hay que valorarlas del 1 al 5, siendo 1 (no le pasa nunca) y 5 (le pasa frecuentemente). Posteriormente, se suman las puntuaciones y los resultados aportan la siguiente información:
- Color verde: menos de 70 puntos (individual) o menos de 140 (conjunta), según la DGT, se estaría ante una situación normal, donde simplemente se debe mantener una vigilancia de la conducción, por ejemplo, de los comportamientos de la persona mayor al volante.
- Color amarillo: entre 70 y 110 puntos (individual) o entre 140 y 220 (conjunta), se considera una situación de riesgo medio, donde habría que plantearse una intervención para adaptar la conducción de la persona mayor, por ejemplo, proponiéndole que no vaya por autovías o autopistas, que no conduzca de noche, que limite los trayectos largos o que, de manera esporádica, use algún medio de transporte público.
- Color rojo: entre 110 y 150 puntos (individual) o entre 220 y 300 (conjunta), en este caso se estaría ante una situación de riesgo elevado, posiblemente ante un problema de intervención urgente, en el que haya que plantearle a la persona que es el momento de que deje de conducir.
La colaboración del médico de familia puede resultar fundamental, según la guía publicada por la DGT, para detectar señales o indicios de problemas mediante una evaluación integral de la salud del conductor; identificando posibles riesgos como ralentización de sus reflejos o deterioro de la vista; o proporcionando consejos sobre estilos de vida saludables que debería fomentar para mantener sus habilidades físicas y cognitivas.
Las Jefaturas Provinciales de Tráfico también pueden ser una fuente de información interviniendo en actividades relacionadas con la seguridad de los conductores mayores o, incluso, hablando con técnicos especialistas en seguridad o formación vial.
La «Guía de Consejo Sanitario Vial para el conductor mayor y su entorno próximo» ofrece consejos útiles sobre cómo afrontar el momento en el que hay que plantearle a una persona mayor que quizás sea el momento de que deje de conducir por los riesgos que conlleva.
Lo principal, según el documento, hay que expresarle las inquietudes de manera clara y respetuosa, sin culpar ni menospreciar. La persona mayor no debe percibir esa comunicación como una amenaza o un menoscabo de su libertad y derechos. Hay que facilitarle que comunique sus preocupaciones y sentimientos y que se sienta escuchado y comprendido.
La guía apunta a que, una vez que la persona haya entendido el riesgo que supone que siga al volante, lo efectivo sería elaborar de manera conjunta un plan de adaptación, y si la situación de salud fuera compleja, un plan de abandono gradual, aunque corto y práctico.
En el caso de que se muestre reticente, se le puede invitar a que valore una segunda opinión, en este caso profesional, por ejemplo de su médico de confianza, o incluso ofrecerle apoyo psicológico.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.