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La historia de SWM es, cuanto menos, convulsa. Nace en Italia allá por 1971, fundada por Piero Sironi y Fausto Vergani. En un principio la firma fabricaba motocicletas, especialmente enfocadas en el enduro, el trial y el off road. Gozó de una buena salud la ... primera década de su vida, llegando a cosechar varios títulos mundiales. Sin embargo, para 1984 las cifras no casaban y los fundadores decidieron cesar la producción y bajar la persiana. Sironi intentó reflotar la empresa, pero tras varios años intentándolo, echó el cierre definitivo en 1987.
27 años después, para sorpresa de todos, SWM vuelve a ver la luz. El grupo chino Shineray Holding adquiere la marca y reflota a la empresa. Para mantener sus raíces, opta por conservar el centro de diseño en Milán. Aunque existe una gran diferencia entre la SWM del pasado y la del futuro, además de su cambio de propietario. La actual SWM no solo fabrica motocicletas, si no que entra también en el mercado de las cuatro ruedas. Es así como nace el SWM G01F, el modelo que nos acompaña hoy y que es, junto al G01, los únicos modelos que la marca comercializa en Europa.
La unidad probada presume, además, de ser el coche más malaguista. Pertenece al Grupo Carmei, proveedores de la marca en Málaga y patrocinadores oficiales de la academia Málaga Club de Fútbol.
La estética del G01F parece tener una clara intención: llamar la atención. Y desde luego, lo consigue. Es un coche con líneas afiladas, multitud de aristas y una presencia imponente desde cualquier ángulo, especialmente el frontal. La parrilla delantera es de tamaño XXL, acompañada de sendas tomas de aire falsas en los laterales. Un labio sobredimensionado en color negro piano sobresale en la parte baja, aumentando aún más el recargamiento de la carrocería.
La vista frontal se suaviza respecto al morro, aunque no faltan las líneas que recarguen la carrocería. Las ventanillas se van empequeñeciendo conforme nos acercamos a la trasera, afilándose y haciendo un juego de líneas que no terminan de converger en su punto final.
La trasera sigue recurriendo al barroquismo, cargado de líneas de tensión y elementos estéticos que no permitan superficies vacías. Como si de horror vacui se tratase, imponentes salidas de aireación falsas enfatizan el ancho del coche. En la parte baja un falso difusor de generoso tamaño acompaña a dos salidas de escape, reales y funcionales. La parte superior del portón del maletero termina en cola de pato y la luneta superior agrega un alerón a diferentes niveles.
Con todo, es de esos coches que te gustan o lo odias, pero es imposible que genere indiferencia.
Para mover al conjunto, que para la báscula en los 1.520 kilos en vacío, el SWM G01F recurre a un bloque origen Mitsubishi de cuatro cilindros en línea y 1.500 centímetros cúbicos de cilindrada. El motor es capaz de desarrollar 131 caballos a 5.400 revoluciones por minuto y 215 Newton metros de 2.000 a 4.200 vueltas. Va asociado a una caja manual de seis relaciones o automática de seis relaciones, como es el caso de nuestra unidad, que envían toda la fuerza al eje delantero. Con todo, es capaz de acelerar de cero a cien kilómetros por hora en diez segundos y alcanzar una punta de 180. No son cifras de infarto, pero tal y como veremos más adelante, es más que suficiente para mover al conjunto.
Según ciclo WLTP, la media de consumo mixto es de 9,3 litros cada cien kilómetros. He aquí el problema de la mecánica. No son unos consumos desbocados, pero sí que están por encima de la media de motorizaciones gasolina con potencias similares.
Hablar del SWM G01F es hablar de espacio, porque aquí es donde reside la gran fortaleza de este coche. Mide 4,67 metros de largo, 1,86 metros de ancho, 1,74 metros de alto y 2,75 metros de batalla. Estas cotas son el mayor atractivo del coche, pues apenas existen rivales con medidas similares dentro de su gama de precios.
El maletero, de portón manual, es sencillo, sin huecos específicos para dejar objetos de menor tamaño, ganchos o redecillas. Lo normal en su gama de precios. Dicho esto, ofrece 570 litros de capacidad. Es un señor maletero, capaz de cubrir las necesidades del noventa y nueve por ciento de las familias. Por no decir el cien por cien, vamos.
En la fila de asientos trasera vuelven a quedar patentes las cotas del vehículo. Tenemos muchísimo espacio para las rodillas, la cabeza y los hombros. Además, la utilización de unos asientos delanteros sin el reposacabezas integrado al respaldo, el techo panorámico y unas ventanillas de generoso tamaño mejoran notablemente la sensación de amplitud y desahogo. El mullido de los asientos es bueno, contamos con salidas de aireación en la consola central y los paneles de las puertas utilizan el mismo diseño y materiales que los delanteros. Este es, además, de los pocos modelos dentro del mercado en su gama de precios capaz de ofrecer una fila de asientos donde caben tres adultos. Aquí, la plaza central sirve más que para meras situaciones de emergencia.
En la parte delantera queda patente que estamos ante un coche relativamente asequible en la utilización de materiales y detalles. Dicho esto, nos encontramos con petro cuero en los asientos, molduras de las puertas y la zona central del salpicadero, así como plásticos blandos en la parte superior del mismo. Viene de serie con un equipamiento interesante, como puede ser el techo solar y panorámico, los espejos abatibles, arranque y apertura sin llave, aviso de salida de carril y colisión frontal o un cuadro de instrumentos completamente digital, entre otros. El problema que encontramos aquí es su pantalla de infoentretenimiento que, sin ser mala, ofrece unas gráficas que se sienten algo antiguas para 2024.
En definitiva, es un modelo que gracias a estas medidas es capaz de ofrecer una habitabilidad sobresaliente: buen maletero, buenas plazas delanteras y una fila de asientos trasera donde pueden viajar hasta tres adultos.
Una vez nos sentamos a los mandos del SWM G01F destacan dos cosas antes de arrancar el motor, una buena y una mala. La buena: el buen mullido de sus asientos. La mala: una columna de dirección ajustable únicamente en altura, pero no en profundidad, lo que nos dificultará encontrar una buena posición de conducción que se adapte a todas las tallas.
En cuanto encendemos el coche e iniciamos la marcha queda patente la suavidad del motor. Es ligeramente perezoso por debajo de las dos mil vueltas, aunque a partir de ahí se muestra lleno y con potencia más que suficiente para mover el motor. Incluso parece tener más potencia de la que tiene. El problema es que su caja de cambios es lenta en reacciones si le exigimos dinamismo. En contrapunto, es suave y de transiciones prácticamente imperceptibles en el uso diario, lo cual prevalece teniendo en cuenta la filosofía de conducción del coche. Y es que, desde el primer minuto queda patente que es un coche sin pretensiones deportivas, un vehículo centrado en hacer de la conducción una acción agradable.
Se trata de un conjunto que pretende llevar a sus ocupantes del punto A al punto B con la mayor comodidad posible. Y en este sentido hay poco que criticar atendiendo a sus precios.
El SWM G01 parte de los 24.395, aunque con los descuentos de la marca y las campañas de financiación, podemos hacernos con una unidad por debajo de los 23.000 euros en la carrocería F. Precios que lo sitúan prácticamente como un coche libre de rivales, pues a excepción del MG HS, que se le acerca peligrosamente en medidas (y también en precio) apenas existen rivales con sus cotas.
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