Volkswagen Beetle con la decoración de 'Herbie'. AdobeStock

Cinco coches 'de película'

Como si de actores se tratase, la gran pantalla hizo famosos a numerosos vehículos

Antonio Contreras

Málaga

Sábado, 23 de septiembre 2023

¿Quién no ha soñado con un Aston Martin después de ver las películas de 007? ¿O con un pequeño Austin Mini Cooper después de verlos corretear por las calles de Los Ángeles en The Italian Job? Existen máquinas cuya presencia en la gran pantalla ... los han lanzado al estrellato, convirtiéndolos en iconos andantes de cuatro ruedas capaces de despertar el deseo de miles de aficionados al tiempo que se convertían en una poderosa herramienta de imagen de marca para las compañías. En este artículo, que será el primero de una larga saga, SUR recoge cinco modelos cuya presencia en el cine les ha hecho pasar a formar parte de la mismísima historia cinematográfica…porque ni Walt Kowalski sería lo mismo sin su Gran Torino ni Michael sin su fiel compañero KITT, un Pontiac Trans-Am en realidad.

Publicidad

Herbie: un Volkswagen Beetle de 1963

Volkswagen Beetle con la decoración de 'Herbie'. AdobeStock

El escarabajo más famoso en el haz de la tierra con gruesa diferencia. Cuántos propietarios de Beetles habrán puesto el número 53 en alguna de las puertas de su coche es una cifra que se desconoce, pero de seguro será alta. El Volkswagen Beetle, Herbie, debutó en la gran pantalla por primera vez en 1968 con 'The Love Bug' o '¡Ahí va ese bólido!', como se tituló el largometraje en España. En esta película Herbie es un vehículo con vida propia cuyo sueño es la velocidad y competir en las carreras. Tras ser adquirido por Jim Douglas en una tienda de segunda mano ambos se ven involucrados en una serie de aventuras para que el sueño de Herbie llegue a hacerse realidad.

La realidad del Beetle que aparece en la película es algo más modesta, pues nace como un vehículo desarrollado para el pueblo, lejos de las pretensiones deportivas que se ven en la cinta. El corazón de Herbie es, en realidad, un 4 cilindros bóxer de 1.192 c.c. que producía 36 caballos a 3.700 rpm, lo que le permitía alcanzar una velocidad máxima de 120 km/h. Eso sí, pesaba tan solo 740 kilos y era a propulsión, algo prácticamente imposible de ver en vehículos actuales de su tipología.

Gran Torino y el Ford Gran Torino de Walt Kowalski

Ford Gran Torino. AdobeStock

Una película dura, muy dura, donde los valores que intenta transmitir al espectador podrían llegar a eclipsar la presencia de este precioso vehículo a lo largo de la película. Sin embargo, el Ford Gran Torino forma parte de la película más allá del título y unos cuantos planos. Se utiliza como elemento conductor de la propia personalidad del protagonista, dotándolo de simbolismo. Según Kowalski va abriéndose, los planos que enseñan al coche se muestran con mayor claridad. Así, al principio de la película solo podemos ver el coche cubierto, mientras que al final se nos muestra por completo.

El Gran Torino, la joya más preciada del protagonista, monta un V8 de nada más y nada menos que 7 litros de cilindrada, capaz de generar 208 caballos de fuerza y acelerar de 0 a 100 en 9,9 segundos. Su velocidad máxima es de 197 km/h y su peso es bastante elevado, parando la báscula en 1.810 kilos.

Publicidad

The Italian Job: el atraco perfecto con el Austin Mini Cooper de 1967 como herramienta principal

Austin Mini Cooper. AdobeStock

Su diseño consiguió enamorar ya fuera de la gran pantalla, pero con su aparición en la primera entrega de la saga Italian Job encandiló por completo a millones de personas. El Mini Cooper consiguió convertirse en todo un icono del mundo del automóvil. Tanto es así que hoy día, bajo el amparo de BMW, sigue vivo su apellido, con un nuevo modelo puramente eléctrico ya anunciado, lo que vaticina que aún nos queda Cooper para rato. Las persecuciones con los protagonistas a bordo de los tres Minis quedarán guardadas en la memoria de cualquier amante del género, siendo una de las escenas más míticas de la historia del cine de acción.

En The Italian Job salen, además del Mini Cooper como protagonista indiscutible, numerosos clásicos que también merecen mención, pero de esos hablaremos en otra edición.

Este pequeñín pesaba poco más de 600 kilos, lo que le dotaba de una agilidad sorprendente y lo hacía muy reactivo. Sin embargo, su limitada potencia lo hacían algo lento en recta. Con un 4 cilindros en línea de 1,3 litros y 75 caballos, el Austin Mini Cooper de 1967 aceleraba de 0 a 100 en la perezosa cifra de 12,1 segundos, alcanzando una punta de 156 km/h.

Publicidad

Drive My Car y el Saab 900 Turbo de 1987: el escenario principal de la película

Saab 900 Turbo AdobeStock

Si existe una película ligada a un vehículo en todos sus sentidos esa es, sin duda alguna, la cinta de Ryüsuke Hamaguchi. En Drive My Car, el Saab 900 Turbo del actor Yusuke Kafuku es parte intrínseca de la película. Desde la acérrima conexión entre el protagonista y el coche, a planos totalmente supeditados al vehículo y las carreteras que recorre. El Saab 900 Turbo rojo es un icono en sí mismo dentro de este largometraje, una piedra angular inseparable de la obra. Incluso existen numerosas escenas donde el propio vehículo es todo el escenario. La relación entre coche y propietario está tan bien conseguida que llega a transmitir al espectador ese vínculo tan especial que puede llegar a forjarse entre el hombre y la máquina para aquellos que aman este mundo.

El Saab 900 Turbo se caracterizaba por ser un familiar de altas capacidades para la época. Bajo el capó escondía un 4 en línea de 2 litros capaz de desarrollar 185 caballos. Pesando apenas 1.385 kilos, el conjunto aceleraba de 0 a 100 en 8,2 segundos y alcanzaba 221 km/h de punta. El Turbo, que era de tracción delantera, fue conocido por tener ciertos problemas para transmitir su potencia al suelo en marchas cortas, en las que solía patinar si nos pasábamos con el acelerador.

Publicidad

Intento de asesinato de Vito Corleone: naranjas y un Cadillac Fleetwood Series 75 de 1940

Cadillac Series 75. AdobeStock

No es un vehículo que marque la película, pero sí un elemento fundamental en una de las escenas más icónicas de la misma, e incluso una escena que forma parte de la historia del cine. La escena del atentado contra Vito Corleone está marcada por dos elementos fundamentales: las naranjas que recorren el asfalto, salpicando de color un escenario grisáceo, y el Cadillac Fleetwood Series 75 del mismísimo Padrino, contra el que se desploma antes de caer al suelo tras recibir varios disparos.

El Cadillac es de un diseño exquisito, una escultura sobre ruedas de más de dos toneladas que se paseaba por las calles, normalmente conducido por chóferes, demostrando la opulencia y el prestigio de sus propietarios.

Publicidad

Su corazón estaba animado por un V8 de 5,7 litros capaz de desarrollar 140 caballos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad