El BMW Serie 1 busca el podio entre los compactos: así es su cuarta generación

Siempre echaremos de menos la propulsión de los E87 y los F20, las dos primeras generaciones del compacto bávaro. Resignados a que esto no volverá y que BMW ha tomado la decisión de vérselas de tú a tú contra sus rivales ofreciendo una receta similar (tracción delantera o a las cuatro ruedas en el caso de los motores más prestacionales), lo que nos quedaba por ver es si la firma bávara es capaz de estar a la altura, o incluso superar, a los más veteranos de este segmento. Y también a los más nuevos. El F40, la tercera generación, fue la encargada de demostrar al mundo que, por mucho que abandonase la propulsión, seguía siendo todo un BMW capaz de hacer temblar a sus rivales optando por una solución mecánica similar. Ahora, cinco años más tarde, BMW presenta la cuarta generación de su compacto, un coche que mejora en prácticamente todo a su antecesor y se erige como el nuevo estándar de calidad en acabados y materiales.

Los últimos modelos del fabricante alemán han dado mucho de qué hablar en el panorama automovilístico gracias a sus diseños, colmados de aristas y con tendencia al barroquismo. El Serie 1 rompe con esto de un plumazo. De hecho, es más elegante, suave y afilado que la generación precedente.

Los faros delanteros abandonan la firma lumínica de 'doble C' por dos pequeñas garras, otorgándole un aspecto más felino y menos cabreado. El morro, en general, se afila e inclina hacia delante, generando sensación de agilidad a la vista. La trasera, por su parte, es más continuista: sigue apostando por la horizontalidad, haciendo que el coche se vea ancho y plantado en la carretera. El nuevo Serie 1 se va a los 4.361 milímetros de largo, 1.800 milímetros de ancho, 1.459 de alto y una batalla de 2.670 milímetros. Es decir, es cuatro centímetros y medio más largo y dos centímetros y medio más alto que la generación anterior.

En el interior, si bien la calidad de construcción de la generación anterior ya era alta, se da un paso más. Tanto los materiales utilizados como la calidad de acabados es intachable. De lo mejor de su segmento. Se apuesta por un minimalismo superior, relegando el grueso de las funciones a la doble pantalla curva orientada hacia el conductor, incluida la climatización. En la versión probada, la M135 xDrive, ganan muchísimo protagonismo sus asientos semi backets.

Además, en esta generación BMW ha apostado por crear un interior lo más ecológico posible. Para ello, utiliza materiales reciclados en su interior y prescinde de cuero animal en sus versiones de acceso y solo se utiliza en elementos como el volante en los acabados más altos de gama.

Durante nuestra prueba de contacto pudimos utilizar a lo largo de un trayecto de más de doscientos kilómetros la versión más prestacional de la gama Serie 1, el M135 xDrive. Una máquina para cirujanos del volante, cuya precisión en el guiado y capacidad de tracción lo convierten en un coche brutal, pero dócil y fácil de llevar. Opta por un bloque de dos litros con bloque y culata de aluminio capaz de desarrollar 300 caballos a partir de 5.750 vueltas y 400 Nm desde las 2.000 a 4.500 vueltas asociado a una caja de doble embrague y siete relaciones. En total, es capaz de catapultar al conjunto de 1.625 kilos de cero a cien en 4,9 segundos y alcanzar una punta de 250 kilómetros por hora, limitada electrónicamente.

La tracción xDrive que reparte la fuerza entre las cuatro ruedas hace un trabajo excelente a la hora de transmitir la potencia al suelo. Conseguir que el vehículo pierda adherencia en asfalto seco es prácticamente imposible. El coche va sobre raíles. El tarado del vehículo, en general, es firme pero sin llegar a ser seco. Estamos ante un vehículo con un carácter deportivo por encima de todo, pero ello no implica incomodidad. De hecho, en carretera abierta su suspensión es confortable. La dirección es directa y con muy buen peso, pero poco comunicativa. Como el grueso de las direcciones electrónicas en realidad. En definitiva, estamos ante una obra maestra de la ingeniería, con un nivel de prestaciones y dinamismo que le hacen a uno preguntarse si realmente es necesario más que algo así.

Los precios del nuevo Serie 1 van desde los 34.100 euros en su versión de acceso con la motorización gasolina de 122 caballos a los 61.000 euros (sin extras) de la versión probada, la M135 xDrive.

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