![Audi SQ2.](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2025/02/14/DSC07179-RpadQcnMarUwENPZtnY6mWO-758x531@Diario%20Sur.jpg)
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El Q2 se ha convertido en un modelo incombustible. El pasado año un servidor se aventuró a predecir que al Q2 le quedaba poquito en el mercado. Una mala predicción pues, a pesar de sus nueve años en el mercado, la firma de los cuatro aros no parece tener intención de jubilarlo por el momento. Tanto es así que para 2024 Audi volvió (una vez más) a darle una pequeña actualización al Q2. La pantalla táctil crece hasta las 8,8 pulgadas, se sustituyen los USB-A por USB-C, se elimina el dial giratorio MMI que nos permitía controlar la pantalla y en su lugar se coloca un hueco de almacenamiento y, por último, ahora todos traen Virtual Cockpit de serie en toda la gama. Ya os trajimos la versión con el motor 1.5 Tsi de 150 caballos, una de las versiones más recomendables entre lo que pagas versus lo que te llevas. La de hoy es pura irracionalidad, un animal de trescientos caballos y cuatrocientos Newton metro de par con tracción a las cuatro ruedas que convierten a este pequeñín en un cohete muy serio. Puesto que al Q2 ya lo analizamos en profundidad esta prueba se centrará en el apartado mecánico, sus capacidades dinámicas y su posicionamiento de mercado.
Para mover al conjunto Audi ha optado por el archiconocido motor del Grupo Volkswagen EA888, un bloque de hierro con culata de aluminio de dos litros y cuatro cilindros en línea que montan innumerables modelos dentro del grupo. Y no es de extrañar. Es un motor fiable y muy potenciable, lo que le permite al grupo ofrecer cifras de potencia muy variadas y vehículos muy diferentes entre sí con un puestas a punto específicas basadas en el desarrollo de un mismo bloque. Este bloque salió al mercado por primera vez en 2004 y desde entonces el grupo lo ha ido desarrollando y mejorando hasta el actual (cuarta generación del EA888).
Montado en el SQ2 es capaz de desarrollar 300 caballos de 5.300 revoluciones por minuto a 6.500 y un par máximo de 400 Nm de 2.000 a 5.200 vueltas. O lo que es lo mismo, una vez pasemos las dos mil vueltas el vehículo hincha sus pulmones y no desfoga hasta llevarlo prácticamente al corte. El segmento de los motores de dos litros de altas prestaciones está colmado de buenos bloques gracias a los compactos deportivos. Honda tiene el suyo, BMW también, Renault (1.8) también, Hyundai también… pero el EA888 de Volkswagen es, con diferencia, el más conocido gracias a su potencialidad (el B48 de BMW también es muy conocido en el mundo de las preparaciones, pero queda relegado a un segundo plano por su hermano mayor, el B58).
Acoplado a la tracción Quattro de Audi y una caja S-Tronic de doble embrague y siete relaciones es capaz de catapultar los 1.610 kilos del SQ2 de cero a cien en 4,9 segundos y de alcanzar una punta de 250 kilómetros por hora. La relación de compresión del motor (9,3 a 1) hace que pueda beber 95 sin ningún problema o pérdidas de potencia.
En estos motores turbo y con inyección directa se ha ido economizando el consumo de combustible generación tras generación, homologando en el SQ2 una media mixta según ciclo WLTP de 8,3 litros a los cien. Cifras de consumo que, teniendo en cuenta el uso promedio del vehículo, se alejan de la realidad. Es cierto que si utilizamos el vehículo en modo Efficiency en todo momento y acariciamos el pedal podremos rondar los nueve litros de consumo. Pero seamos realistas, nadie que compre un SQ2 hará esta clase de conducción. En una conducción más alegre y propia para esta clase de coche el consumo ronda los once litros y medio/doce litros a los cien kilómetros.
El comportamiento del SQ2 es Audi en toda su esencia. En relación con el Q2 normal este es ligeramente más ancho y bajo (1.802 mm de ancho y 1.495 mm de alto vs 1.794 de ancho y 1.537 de alto) con el fin de aplomar aún más el conjunto a la carretera. Los alemanes tienen muy claro que es lo que quieren ofrecer con este coche y quién es su público objetivo: no es un coche pensado por y para petrolheads. No busca levantar pasiones y erizar la piel, si no efectividad a raudales. Un B-SUV muy (muy) rápido que porte el emblema de la casa y no genere situaciones críticas al piloto a pesar de ir a altas velocidades.
La tracción Quattro hace un trabajo de matrícula, siendo capaz de digerir toda la potencia del bloque sin ningún aspaviento. Hacer derrapar este vehículo es prácticamente imposible. Va sobre raíles. Cualquier persona puede sentirse un buen conductor a los mandos del SQ2, ya que permite ir rapidísimo sin poner en un aprieto al piloto en ningún momento. Sus movimientos son claros y precisos. Por donde lo guíes, irá.
La suspensión, lejos de lo que podría parecer, no cuenta con dureza regulable. Aquí los de Audi han apostado por crear una suspensión que funcione bien siempre. Que se trague los baches, que sea firme sin ser una tabla y que no permita el balanceo de la carrocería en los cambios de apoyo, por bruscos que estos sean. Y lo han conseguido. No se echa en falta un amortiguador de paso variable ni en conducción 'deportiva' ni en el uso diario. Y deportivas va en comillas porque, por rápido que sea, este no es un vehículo que pretenda supurar deportividad. La dirección, precisa y de buen tacto, no pretende transmitir lo que ocurre entre las ruedas y el asfalto y esas cuatro salidas de escape tienen el sonido bastante mitigado. Ojo, cuando aprietas al conjunto suenan de maravilla, pero sin petardeos en las subidas o bajadas. Aquí está todo contenido. Es una bestia sin estridencia en ninguno de sus aspectos.
La frenada es buenísima y, entre la potencia de aceleración y frenada, hacen que el vehículo en el uso urbano y deportivo parezca literalmente de juguete, pues se siente ultraligero, permitiendo acelerar desde el primer momento y no frenar hasta el último. No es el mejor conjunto de frenos, pero para las dimensiones y peso del coche son más que de sobra. Cuenta con discos ventilados en las cuatro ruedas, de 340 milímetros delante y 310 detrás.
Si tu filosofía de conducción encaja con lo que Audi pretende ofrecer a sus clientes con el SQ2, estamos ante el coche perfecto en casi todo. El problema es que su precio lo adentra en terrenos donde la oferta y variedad de vehículos es asombrosa. El SQ2 arranca en los 59.090 euros y para una unidad como la probada nos tendremos que ir por encima de los 70.000 euros. Algunos ejemplos dentro del mismo grupo para entender el posicionamiento del SQ2. Un Cupra Ateca 300, por ejemplo, parte desde los 46.500 euros (-12.500 euros) y un T-Roc R, con cifras calcadas en prestaciones, cuesta quince mil euros menos. Un Golf R, por su parte, ofrece prestaciones ligeramente superiores por 53.650 euros de partida. Pero ninguno de ellos lleva el emblema de los cuatro aros. Aquí Audi tiene muy claro a qué público va dirigido este coche. No se trata de prestaciones o de llevarte el coche que más ofrezca por menos dinero. Se trata de una forma de vida, un símbolo de poder. De tener una bestia por urbanita en casa con el nombre de Audi para los trayectos del día a día sin preocuparte por los consumos.
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