Antonio Contreras
Málaga
Martes, 31 de octubre 2023, 00:09
Ha cambiado el color de su coche tres o cuatro veces ya, y ahora va a por la cuarta o quinta. A estas alturas se podría considerar un cliente habitual de Álvaro González y su negocio. El coche en cuestión, un Lamborghini Urus, un SUV ... de altas prestaciones de la firma italiana, descansa a unos metros de la sala que González utiliza para las reuniones, rodeado de trabajadores que, cual cirujanos plásticos doctorados en acero y aluminio en lugar del bótox y la silicona, aplican meticulosamente el nuevo color. Un verde inglés para esta ocasión, una tonalidad que lucirá hasta que a su propietario le dé por otra cosa. Por el momento, la gran parte de la carrocería sigue viéndose en un amarillo cuyas condiciones le harían a uno pensar que ha ido a parar aquí recién salido del concesionario. Pero la cosa tiene trampa. Ese amarillo inmaculado no es el color que lucía antes del verde que lucirá en unos días, ni tampoco el que lucía antes de entrar por las puertas de la nave. En el negocio de Álvaro González, Vinyl Art, situado a pocos kilómetros de la costa marbellí y el lujoso entorno de Puerto Banús se realiza vinilado de vehículos, no trabajos de pintura. Pero ¿en qué consiste el vinilado?
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«Básicamente el vinilado de vehículos en lo que consiste es en cubrir piezas del coche con una lámina de color para hacer el símil a la pintura y cambiar el color del coche sin ser tan invasivo como lo es el cambio de color con pintura tradicional», comenta González, que se trasladó hace ya unos años a Marbella para seguir trabajando y viendo crecer su negocio. Esta nueva forma de tintar la máquina es más barata que el cambio de pintura original, aunque puede llegar a ser realmente cara: «De los dos o tres mil euros en un coche pequeño hasta lo que tú te quieras gastar. Doce, trece…». González, original de Jerez, sabe que el bolsillo jerezano, como en la gran mayoría de la Península fuera de la burbuja marbellí, no podría costearse ese «hasta lo que tú te quieras gastar». De ahí que decidiera trasladar su negocio a esta pompa amante de la ostentosidad y los excesos.
«Nos llamó un amigo para vinilar un RS6 aquí en Marbella. De ese, otro, luego otro y luego otro…». Actualmente el negocio le va, toquemos madera, sobre ruedas a González y su equipo. Tanto es así que han tenido que cambiar de local a uno más grande. Pero esta bonanza no siempre fue así. Sus comienzos se remontan a un garaje, como aquel empresario tecnológico cuyo nombre flota en nuestras cabezas con solo escuchar 'comienzos y garaje'. «El vinilo llegó por casualidad. Me compré una moto a la que quería poner las piezas de carbono. Un carenado en este material era muy caro, y tenía claro que no merecía la pena gastarse ese dinero para luego caerse. Buscando alternativas encontré el tema del vinilo y me puse en contacto con empresas de aquí, de rotulación, y nadie tenía idea de lo que era». Obcecado en la estética que quería plasmar en su motocicleta, González se pone en contacto con empresas alemanas hasta que da con el producto. A partir de aquí su moto se convierte en el primer escaparate de su habilidad a la hora de vinilar. «Lo típico. Vas a una concentración, la gente ve la moto y empieza a pedirte que si se lo puedes hacer a la suya también, hasta que finalmente doy el salto a los coches, sobre todo piezas pequeñas, como el capó o el techo». Esas primeras motos y coches las vinila en su garaje. En 2010 acude a Marbella para vinilar el Audi RS6 y comienza a convertirse en su sustento principal.
Esta técnica ofrece ventajas más allá del precio respecto a la pintura convencional. El primero de ellos es que se trata de una especie de 'pegatina', por lo que si te cansas del color o quieres volver al color original puedes eliminar la capa de vinilo sin necesidad de pasar por un taller y recuperar su tono de fábrica. Es un material que, lejos de dañar la pintura, la protege. «No tiene además problemas con el seguro, papeles del coche o ITV», agrega el joven empresario. Esto es bien sencillo. No se trata de un cambio, a priori, permanente, (a priori porque con un buen cuidado el vinilo puede durar incluso una década en realidad) por lo que no es necesario modificar la ficha técnica. Además, según cuenta González, cambiar de color un vehículo con pintura es sinónimo de devaluarlo. «Lo vas a devaluar sí o sí. Porque ya has desmontado el coche entero, al menos si quieres un buen trabajo de pintura. Con el vinilado también hay que desmontar algunas piezas, pero no es tan intrusivo. Además, al cambiar el color con pintura la gente puede pensar que has tenido algún golpe o que intentas ocultar algo».
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Aunque no todo son luces, también tiene sus sombras. «Es más delicado que la pintura. Con el vinilo hay que tener más cuidado a la hora de aparcar el coche fuera, que no esté debajo de un árbol, si le defeca algún ave limpiarlo lo más rápido posible. En definitiva, hay que estar más encima del coche». Dentro de esto, al igual que ocurre con la pintura, aquellos colores mates son más débiles y delicados que los brillos. Y colores como los rojos, más sensibles a la luz solar que los grises oscuros, por ejemplo.
A la hora de aplicarlo existen dos técnicas diferentes dependiendo del vinilo utilizado. Los vinilos clásicos se aplican en seco, «luego están los PPF de color, que se aplican en mojado». El PPF es una capa de uretano termoplástico utilizada para proteger la pintura y realzar el brillo. En un principio esta capa era transparente, pero con los avances, que llegan a todos los sectores, se han empezado a popularizar los PPF de color.
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Otra clase de vinilo que también existe, aunque se destila mucho menos, es el vinilo líquido. «Se usa. Hay mucha gente que le pone muchas pegas al líquido, pero tiene sus utilidades. Nosotros por ejemplo lo utilizamos para vinilar los emblemas del coche. Agarra mejor que los demás en superficies cromadas, por ejemplo».
Lo cierto es que es una técnica que ha ido cogiendo mucha fuerza en la última década, hasta el punto de que ahora: «Das una patada y sale gente haciendo vinilo». Dicho esto, González tiene claro que, aunque ahora mismo esté de moda, no se trata de una moda pasajera, sino que ha llegado para quedarse. «Tiene tantas aplicaciones diferentes que dudo que sea algo que simplemente vaya a pasar. Ten en cuenta que el vinilo viene de la rotulación, un arte de toda la vida, por lo que siempre va a haber algo. Cada vez hay más productos nuevos. Hay productos ahora que son luminiscentes, que con una carga eléctrica concreta hasta cambian de color. Hay muchísimas cosas que se están investigando que dan mucho margen a que el vinilo dure muchísimos años más. Obviamente llegará una nueva tecnología, como siempre pasa, que lo cambie todo».
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