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El puente del entorno del molino de Guadalpín estaba completamente camuflado por la vegetación. Josele
El puente del molino de Guadalpín vuelve a ver la luz gracias a los voluntarios

El puente del molino de Guadalpín vuelve a ver la luz gracias a los voluntarios

Varias asociaciones de Marbella han participado en este proyecto retirando toda la vegetación de manera artesanal

María Albarral

Marbella

Domingo, 2 de febrero 2025, 00:41

Aún no se sabe exactamente de qué fecha data pero sí se puede ya observar su esplendor a los pies del molino de Guadalpín. Los voluntarios de Marbella Activa, Ecologistas Malaka, Mujeres en las Veredas, la asociación Cilniana y varios institutos de Marbella han descubierto un puente en dicho entorno que estaba totalmente tapado por la vegetación. Más de un centenar de personas han contribuido a esta puesta en valor en diferentes jornadas. El proceso cuenta con el beneplácito de la Junta de Andalucía y se ha realizado de manera totalmente artesanal, es decir, sin maquinaria pesada tan solo con pequeñas herramientas, paciencia y las manos.

«El acopio de vegetales lo hemos ido dejando en los laterales para que se descomponga y se reintegre en el medio al ser materia orgánica, y hemos dejado despejado el molino, la balsa y el puente», asegura a SUR el historiador, Francisco Moreno quien, a su vez, asegura que «han limpiado lo zona de basura y residuos tales como botellas o plásticos».

De esta manera ya se puede disfrutar de toda esta estructura del siglo XV así como del puente que, a priori, podría fecharse a principios del siglo XX. «Todo esto está por estudiar todavía desde el punto de vista patrimonial. Hay que hacer una valoración, un estudio científico de lo que es nuevo, de lo que se puede prescindir y de lo que hay que conservar», señala Moreno a la vez que destaca que «hay que presentar un proyecto de rehabilitación y hacer muchas cosas por lo que vamos a seguir trabajando en eso porque merece la pena».

Así pues, los trabajos de desbroce y limpieza han permitido quitar todo el camuflaje vegetal que mantenía escondidas estas instalaciones. «Se aprecia un edificio en el que se conservan los elementos esenciales de un molino hidráulico que aprovechaba la fuerza de la cascada cercana del Guadalpín que se encauzaba por la atarjea y el cubo, conservando en su interior dos piedras de molino», describe el historiador.

Estas jornadas de limpieza y desbroce han supuesto también un punto de encuentro para los amantes de la naturaleza y la historia en Marbella. El trabajo y el esfuerzo han dado sus frutos y ahora se pueden contemplar de manera despejada cada uno de estos espacios.

Por otra parte, dichas asociaciones han pedido al Ayuntamiento que ponga en valor este conjunto histórico a la vez que lo proteja. «En el PGOU de 2010, que después se anuló, se contemplaba como bien inmueble histórico protegido. Queremos que eso lo recoja el nuevo plan y que se ponga en valor», asevera Moreno.

Es tal el interés que está despertando este enclave que los alumnos de bachillerato de varios institutos de Marbella se están implicando con la recuperación de este entorno y están estudiando junto a sus profesores toda la historia que lleva consigo este lugar así como pueden observar in situ cómo era el funcionamiento de los molinos de la época. De igual manera, una alumna de arquitectura de la Universidad de Málaga ha estado recogiendo datos del molino para realizar un plano alzado del mismo

Historia

Los Reyes Católicos concedieron en 1488 un molino en Marbella a Nuño de Villafañe por sus buenos servicios a la corona. Fue regidor en León en 1475 y participó en 1480 en las Cortes de Toledo en representación de la capital castellana.

Solo un mes después de la conquista de Marbella fue nombrado contador de la gente de pie y caballo y receptor del quinto real obtenido de todas las cabalgadas y presas así como alcalde vitalicio de Marbella a la que se trasladó acumulando pronto poder y riqueza.

En 1846 el molino harinero de Guadalpín era propiedad de Francisco Rosado y hay constancia que estuvo en funcionamiento entre 1918 y 1952 gracias a uno de los últimos molineros de Marbella Francisco Millán Jiménez, apodado Magaña.

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