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David Lerma
Marbella
Domingo, 26 de mayo 2024, 13:16
Juan Carlos Teúma (La Línea de la Concepción, 1949) acaba de publicar en inglés 'Hunting lights in shadows. Memoirs de un paparazzo' y está a ... la espera de su traducción al castellano. El libro, escrito en colaboración con su hijo Jonathan, narra más de 45 años de carrera como cazador de celebridades en la Costa del Sol. La historia de este gibraltareño, que durante 45 años documentó con su cámara la entonces vibrante vida social marbellí es tan apasionante como una novela de aventuras. Juan Carlos, sin pretenderlo, fue un pionero. «Hoy de aquello no queda nada», explica.
«Mi padre era gibraltareño y se casó con una muchacha de La Línea, lo cual era muy común en aquellos tiempos. Me crié en Tetúan hasta los once años. Mi padre era cónsul británico, pero mi madre se trasladaba a la Línea a la hora de parir. No quería que naciésemos en Marruecos. En realidad, soy de Gibraltar, aunque mi apellido es de origen maltés», matiza.
Sus orígenes profesionales se remontan a su entrada como ayudante de cámara en la GBC, la televisión pública del Peñón, tras terminar sus estudios en el colegio. «Me interesaba mucho la fotografía, pero pensé que Gibraltar era muy pequeño y yo no quería ser funcionario». Así que Teuma marchó a Londres una temporada; a su vuelta tuvo la oportunidad de trabajar como ayudante de un fotógrafo de una compañía de cruceros que hacía escala en Gibraltar. Estuvimos un par de meses en invierno de crucero por las Islas Canarias, Venecia, Senegal...». El fotógrafo, de origen griego, supo valorar su trabajo y le ofreció continuar. «Estuve un año y medio embarcado». Teuma se dedicaba a fotografiar turistas durante sus incursiones en tierra y a revelar en el laboratorio.
Aquel fotógrafo se retiró poco después para montar un estudio en Atenas. No quiso seguirlo. «Yo ya tenía en mente la relación entre el turismo y la fotografía. Sabía cómo se vendía». A mediados de los años 60, dejó los cruceros y volvió a Gibraltar. Durante una Semana Santa visitó Málaga con su novia y su padre. Entró por desde Tánger a Algeciras, porque entonces la frontera gibraltareña permanecía cerrada. «¡Ay con Franquito! Ya tenía entonces amigos que vivían en Marbella. Mi novia y yo decidimos echar un vistazo, un vistazo que duró casi cincuenta años», evoca.
«Cuando llegué era la mejor época de Marbella, pero yo entonces no lo sabía». Empezó a trabajar en un laboratorio que estaba cerca la plaza de toros. «Fui pionero en la foto rápida para turistas. Trabajaba también en hoteles. «Yo sentía que había algo más. Un día conocí a unos paparazzi italianos. Yo tenía mucho tiempo libre y dinero calentito en el bolsillo. Era la época en que Franco legalizó el bikini. Ya era conocido, me encargaban cosas y tenía mi dominio del inglés». Sus fotografías se vendían bien entre la prensa británica y española: Hola, The Sun, News of the world, Daily Mirror...».
Los italianos querían localizar la playa donde se tendía la Duquesa de Alba en bikini. «Yo sabía que la casa daba directamente a la playa y sabía cuándo iba a salir porque aparecían los criados para preparar las sillas y las toallas». Teuma nunca había visto a los paparazzi trabajando. «Venían con un pedazo de lente que no veas». Allí conocí la técnica del sobaco, que así denominó el fotógrafo Pedro Ruiz en Santo Domingo, tras verlo trabajar. «Te pones de espaldas y metes el objetivo debajo del sobaco para que no se vea el cuerpo de la cámara», explica con humor.
Las fotos de los italianos salieron mal, así que le ofrecieron la oportunidad de volver a intentarlo. «Fui con la lente más larga que tenía, creo que un 300mm. Salió la duquesa, pero veía que estaba demasiado lejos. Me fui acercando mientras disparaba, hasta que me vio. Me llamó para que me acercara. «¿Usted me estaba haciendo fotos?, le preguntó. «Verá usted, yo lo estaba intentando. Soy nuevo en esto», respondió Teuma. «Lo hago así por vergüenza, por no molestarla». Cayetana Fitz-James, soltó con desparpajo: ¡Pues habérmelo pedido! Teuma pudo arreglar un posado con su marido, Jesús Aguirre, y sus hijos. «Esa la vendí al Hola», recuerda.
«Yo era más fotógrafo que paparazzi. A muchos no les importaba la calidad. Yo cuido mucho el producto. Así que empecé a hacer reportajes. Me iba por el Marbella Club. Por allí andaba Gunilla, el príncipe Alfonso... «Era el centro de los paparazzi de la época y allí fui estableciendo contactos». El catálogo de celebridades que aparecen en su libro es impresionante: Brigitte Bardot, Gina Lollobrigida, los barones Thyssen, Jackie Lane, Sean Connery, George Hamilton, Gwyneth Paltrow… Ya afinado su olfato, a Teuma no se le escapaba ninguno, quien guarda una especial devoción por Lola Flores.
«Para mí, es la mejor. Pero la que más me ha impresionado ha sido Elizabeth Taylor, por los ojazos que tenía. La estuve viendo en bata a las tres de la mañana en la habitación del hotel al que me había invitado unos abogados, porque creían que la había sacado en la playa en topless». Teuma asegura que le hizo fotos con un pareo y rulos en el pelo.
«Lola era buenísima con la prensa. Eran personajes de los que te podías a hacer amigo. Yo hacía fotos bonitas y dejaba que escogieran. Empecé a hacer también cumpleaños y aniversarios. Entonces no había competencia, estaba solo allí. La creencia entonces es que el negocio solo funcionaba en verano, cuando venías los reporteros de Semana, Lecturas, Diez Minutos y Hola. Yo estaba todo el año», explica a este periódico.
Poco después llegarían sus compañeros, Otero, Chori, Guti o Settimio Garretano, paparazzo de fama mundial autor de las fotos en topless de Jackie Onassis. «Empecé a trabajar con agencias, porque empezaba a tener competencia». Eran los años setenta y Teuma no era todavía consciente de lo que estaba viviendo.
«Hubo un antes y después de la muerte de Lady Di. Nos convertimos en malditos. La profesión se ha ido degradando hasta el punto que ya no vale la pena», reconoce Teuma, quien asegura que la foto mejor pagada que hizo fue la que disparó a Lady Di en el hotel Byblos, en Mijas. Y sí, fue en topless. «Hace diez años Marbella ya estaba imposible. Se había perdido el respeto» En la actualidad, Teuma vive en Gibraltar y trabaja en el gabinete de prensa del gobierno de Fabian Picardo. «En Marbella han nacido mis hijos, pero ahora solo ves borrachines que acaban a navajazos y traficantes de drogas. Hay ahora una alta sociedad un poco gilipollas», concluye.
Por último, cuando se le pregunta qué consejos daría a un fotógrafo que empieza, responde: «Ninguno, si es de la competencia no le doy ninguno», concluye.
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