La ampliación de la desaladora de Marbella encara su fase final: estará lista a finales de marzo

La desaladora de Marbella, se activó en 2005 tras recuperarla el Ministerio de Medio Ambiente, entonces dirigido por Cristina Narbona. Atrás quedaban años de polémicas, sentencias judiciales y condenas por una obra que llevaba el sello Jesús Gil en todos los sentidos.

La gran complicación sobre el papel era poder seguir manteniendo a gran nivel la planta en un tiempo de sequía sin hacer las pausas de descanso anual habituales para la puesta a punto. Y todo mientras se cambian membranas y otros elementos. Además, una complicación sobrevenida ha retrasado los planes iniciales, dada la demora en recibirse los materiales y componentes debido a la crisis del Mar Rojo y al escollo del Canal de Suez.

Las obras se acompañan además de determinadas pruebas para ir comprobando el funcionamiento de la desaladora marina. Y de momento la sal del agua obtenida se ha reducido a la mitad.

Después de los análisis de una de las líneas con bastidores nuevos, se han obtenido datos muy positivos de mejora en la calidad del agua desalada, ya que la conductividad (sal) se ha reducido a la mitad: está en 320 microsiemens/cm. Y cada línea nueva llega a producir 304 m3 por hora. Ese nivel de sal es el más bajo de la provincia, después de Antequera.

Otro de los indicadores clave en la calidad del agua, muy importante por ejemplo en la desalobradora de El Atabal en Málaga, que trata agua de pozos y embalses y no de mar, es la dureza, la cantidad de cal del agua. Aquí es despreciable, porque el agua de mar no tiene esta característica.

En esta segunda fase de los trabajos, se están renovando los filtros de arena de la desaladora, lo que permitirá una capacidad de pretratamiento del agua de 6 a 8 líneas, que es el máximo del que dispone la planta marbellí y renovando bastidores en esas dos líneas restantes para llegar a las 8.

Una de las claves para simultanear obras es que la empresa adjudicataria (Medio Ambiente, Residuos y Agua Marea) es la misma en las dos fases. Las dos implican una inyección económica por parte de la Junta que ronda los 7 millones de euros si contamos tenemos en cuenta la redacción de los proyectos y las asistencias técnicas.

Las desaladoras garantizan un suministro estable allí donde prestan sus servicios, no son idóneas por ejemplo para grandes variaciones, para atender a puntas esporádicas; aunque eso, sí, al ser modulares, pueden funcionar a máximo rendimiento o de manera reducida. Su capacidad de producción hace que en invierno se pueda ahorrar más agua de embalse, dado que, con mucha menos gente en la Costa, llega a dar el 50% del suministro.

El año que mayor agua produjo esta planta fue en 2012, cuando desaló 10 hectómetros cúbicos. La media real ha estado siendo 5,5, dado que hay un mes en el que habitualmente se realiza una parada técnica. Un condicionante que hay que entender es que la producción máxima de la planta cuando terminen los trabajos será de 650 litros por segundo. Y la Costa pide hasta 3.500 en temporada alta. Es más, la potabilizadora del Verde, en fase de concurso, se va a ampliar y modernizar para tener una capacidad de hasta 4.000.

La 'nueva' desaladora de Marbella también está pensada para poner fin a un problema cíclico que siempre ha tenido en vilo a los técnicos de Acosol. Y es que el agua desalada se mezcla en una tubería en alta con la bruta que viene del pantano y se envía a la mencionada potabilizadora del Verde. Cuando el agua del embalse viene con altas concentraciones de materia orgánica (hojas, tierra…), se da una reacción química con el agua desalada que genera trihalometanos, unas sustancias volátiles que si superan unas cantidades establecidas son potencialmente cancerígenas. El control de estos elementos es a tiempo real, por lo que no hay ningún riesgo para la salud, pero sí obliga a ajustes y paradas parciales.