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Villa El Martinete. Diego Cuevas.

Nos colamos en la mansión de Antonio el Bailarín en Marbella: más de 30 millones y una piscina firmada por Picasso

Se trata de una de las villas más caras de España, en alquiler por hasta 80.000 euros la semana en temporada alta

Viernes, 16 de agosto 2024

Hablar de la villa El Martinete es mucho más que hablar de arquitectura y lujo. Es hablar de excesos, de historias inconfesables, celebridades, fiestas eternas y romances prohibidos al abrigo del Mediterráneo que asoma en su puerta. Pero, sobre todo, hablar de El Martinete es hacerlo de aquel que mandó construirla: Antonio Ruiz Soler (1921-1996), más conocido como Antonio el Bailarín. Porque si las paredes hablaran…

De Sevilla al mundo, Antoñito el Bailarín conquistó cada escenario que pisó bajo el poderío y elegancia de sus movimientos. Con tal prestigio y una fortuna creciente, el zar de la danza buscó cobijo en la casa que le vio nacer: Andalucía.

Una persona tan sociable como el bailaor, que amaba ser el anfitrión de las mejores fiestas, no se podía contentar con una villa cualquiera, por lo que mandó construir, allá por 1959, El Martinete, una espectacular casa de más de 4.000 metros cuadrados y 2.000 construidos en primera línea de playa situada en la Milla de Oro de Marbella. La casa fue bautizada con su baile más emblemático: el Martinete.

Esta pequeña Alhambra en miniatura, como a él le gustaba llamarla, fue testigo de multitud de amoríos y fiestas de lo más excéntricas. A lo largo de los años las leyendas sobre lo que ocurría ahí dentro mientras el bailarín moraba en su interior no han dejado de crecer. Se dice que solo dejaba bañarse a la gente desnuda y que el bailarín era bisexual. Verdad o mito, lo cierto es que por sus puertas era común ver salir estrellas de Hollywood, duques y duquesas, entre muchas otras celebridades. La jet set marbellí y los enormes círculos de amistades del bailarín propiciaron multitud de visitas en los jardines del Martinete. Vivien Leigh, Ava Gardner, el duque de Windsor, Rappel, Rocío Jurado o Gina Lollobrigida fueron algunas de las estrellas que se veían entrar y salir por el umbral de sus puertas. Con esta última el bailarín, que no era famoso precisamente por sus dotes de discreción, aireó un posible romance. Como también lo hizo en su día con Manuel Benítez El Cordobés. Fuera como fuere, lo cierto es que Antonio Ruiz Soler y su casa han contribuido al prestigio de Marbella y su fama.

Posteriormente, ha sido escenario de multitud de series y películas, como 'Culpa Mía', 'Los Lioneses' o 'Torrente en Marbella', donde era la embajada de Estados Unidos.

Antonio el Bailarín, su piscina y Pablo Picasso

Villa El Martinete. Diego Cuevas.

El año de inauguración de la Villa el Martinete, 1961, coincidió con el ochenta cumpleaños del mismísimo Pablo Picasso, quien invitó al bailarín a su festejo. Cuenta la leyenda que, durante su cumpleaños, Antoñito se arrancó a bailar, embelesando a Picasso con el poderío de sus movimientos. Al terminar su baile, el maestro del cubismo saltó por encima de la mesa, besó en la cara al bailarín y le hizo un retrato sobre una cartulina, denominado La Danza. Ruiz Soler, que no quiso perder tan dulce recuerdo, mandó serigrafiar el retrato que Picasso le dedicó en su piscina, convirtiéndola en la piscina más famosa de toda la península.

Una de las casas más caras de España

Villa El Martinete. Diego Cuevas.

Este palacete protagonista de tantas historias es, además, una obra de excentricidad, opulencia y excesos. Se erige en las mismísimas orillas del Mediterráneo, beneficiándose de su aroma a sal y su fina brisa. La pintura utilizada para dotar de color dorado a los elementos decorativos, como partes de los muebles o los ábacos de las columnas, entre muchos otros detalles, es oro auténtico. Desde la inmobiliaria encargada de regentarla actualmente recalcan que, en su día, este trabajo de pintura costó un total de ocho meses de trabajo a los profesionales encargados.

Cuenta con un total de nueve habitaciones repartidas en tres casas: cinco en la principal y el resto en dos casas de huéspedes separadas. Además de una suite principal de, nada más y nada menos, que ciento veinte metros cuadrados. Solo la casa de huéspedes o la suite principal es más grande que el grueso de pisos que podemos ver a la venta en cualquier portal inmobiliario.

En la casa principal, la vida entre interior y exterior, jardines, agua y el mármol que recubre los suelos, confluye con armonía, con un espacio repleto de ventanales que dejan pasar grandes cantidades de luz. Alfombras, muebles, lámparas… aquí todo es la quinta esencia del lujo.

Para refrescar el cuerpo tenemos agua de todos los colores: el Mediterráneo en la puerta, la piscina en el jardín, el jacuzzi en el tejado y una segunda piscina cubierta en el sótano. Y si no eres de agua, pero tienes calor, no te preocupes que tiene climatización en todas las habitaciones.

Barbacoa, minibar, sistema de audio en toda la casa, zona de spa, sauna, peluquería… esta pequeña ciudad supeditada al lujo cuenta con absolutamente todo lo que te puedas imaginar.

Semejante lujo no es precisamente barato. La inmobiliaria menciona un mantenimiento medio que ronda entre los veinticinco y los treinta mil euros al mes para una casa que, aunque no está a la venta, se especula que tiene un precio superior a los treinta millones de euros. Aunque también puedes alquilarla desde treinta y cinco a ochenta mil euros la semana, dependiendo de la temporada.

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