El mostrador de su pequeño negocio se abre a la tranquila y estrecha calle Caridad. David Lerma

Café a un euro servido por una campeona en Marbella

La madrileña Blanca Aritio, con varios premios de snowboard, abrió hace dos años una próspera cafetería en el Casco Antiguo

David Lerma

Marbella

Martes, 13 de junio 2023, 00:24

Blanca Aritio decidió no rendirse. Desde su pequeño negocio en la calle Caridad, Simply Boötes, pudo capear el infortunio del cierre de su anterior cafetería, ahogada por los gastos fijos y las nóminas de sus trabajadores. Tras mucho esfuerzo, hoy ha conseguido levantar sola otronegocio ... que ya gasta cierta solera en el competitivo casco histórico de Marbella. Su secreto, el precio de su café, que sirve en papel parafinado y con el que ha cubierto un nicho de mercado que suele verse en los distritos más populares del municipio. Solo cuesta un euro.

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«Empecé en otro local. Aquí, a la vuelta de la esquina. Aguanté un año y pico durante la pandemia. Eran muchos gastos y no había nadie por la calle. Básicamente, venían mis amigos. Me dio miedo el invierno, cuando llegaron las nuevas restricciones y el toque de queda. Era muy 'too much'», dice Blanca, mientras seca primorosamente una jarra de la leche donde monta una crema que puede competir con la de las grandes franquicias. «En este llevo apenas dos años», explica Blanca mientras atiende a una joven turista británica.

El sitio se lo ofreció una vecina. «Me dije: vamos a seguir luchando y, por lo menos, que sea take away: sin mesas, ni sillas, ni cubiertos. Tengo cuatro jarritas para fregar», continúa Blanca, que ha reducido al máximo los gastos fijos de su pequeño negocio. Es la única trabajadora. «Mis gastos son un 70 por ciento menores. «Es mucho más fácil cuando eres una sola persona», explica.

Blanca sigue un estricto horario de diez de la mañana a a ocho de la tarde. «Diez horas largas», confiesa con aplomo. Del tirón.

¿Estás contenta? «Claro, cómo no lo voy a estar. No tengo jefe», dice con una sonrisa. «Me gusta preparar café», añade con modestia. Su cadencia en el servicio es tranquilizadora y así parece transmitírselo a los clientes.

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«Es el mejor momento de la mañana», cuenta Antonio, que trabaja en un comercio cercano y suele apurar su café americano al sol de la mañana mientras pasea distraídamente por las calles cercanas.

Blanca tiene su proceso. «Al café le meto le meto mucho amor. Limpio muy bien los manguitos, abro el agua antes de prepararlo». Blanca emplea una conocida marca malagueña. Solo, cortado o con leche, no importa cómo se lo pidan, Blanca cobra sólo un euro. Tiene también café de especialidad de origen hondureño, más caro y que compra solo por cuartos de kilo. También ofrece ricas y pequeñas muestras de repostería y refrescos. Es un negocio sencillo, gobernado por su único empeño.

Existe un consenso general en torno a Simply Boötes. Tanto los trabajadores de la zona, que acuden con familiaridad durante todo el día, como los turistas, todos esperan su turno pacientemente para hacerse con un ansiado vaso de café. Ya sea por el entorno, la plaza del Hospital Real de la Misericordia, o el tranquilo ritmo con el que despacha, Simply Boötes brilla pacíficamente como la constelación de la que toma nombre, el Boyero, la favorita de Blanca.

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Campeona de Andalucía

Aficionada a la astrofísica, siente una especial admiración por el trabajo del matemático Roger Penrose, que lee en los escasos ratos muertos que tiene, así como libros de Carl Sagan o Stephen Jay Gould. Pocos saben, además, que es una campeona. Una doble campeona de Andalucía de snowboard, nada menos.

«Era un mundo muy masculino», reconoce Blanca, como si aquello hubiese sucedido hace demasiado tiempo. «Era complicado el tema de los patrocinios», reconoce. Madrileña de nacimiento, Blanca es una de tantas trabajadoras autónomas que luchan día a día por sacar adelante su negocio, pero algo la distingue de la mayoría de los comercios de la zona. Su clientela es diversa, pero en los meses de parón turístico, de noviembre a febrero, no le falta gente. Expulsados por los altos precios, muchos marbelleros han renunciado a acercarse al casco histórico. Ella, no obstante, se ha ganado el cariño y el respeto de sus vecinos. Sigue siendo una campeona.

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