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JOAQUINA DUEÑAS
Marbella
Viernes, 3 de junio 2022
A primera hora de la mañana empiezan a escucharse las risas y la cháchara de los niños que llegan a los huertos que la Fundación Arboretum tiene nel la zona del Trapiche Norte. Medio centenar de alumnos de entre 9 y 11 años del CEIP ... Vargas Llosa, en las inmediaciones de los terrenos de la fundación, llegan ilusionados para conmemorar el día del Medio Ambiente con la colaboración de Hidralia y de Diario SUR. Una jornada para descubrir cómo interaccionan los ecosistemas, reflexionar sobre la acción del ser humano en los mismos y plantear acciones con las que poder minimizar el daño.
Entre los pequeños, sorpresa al descubrir que a solo un paseo de su colegio hay «un sitio tan chulo», lo define Marco. «Es una forma de acercarlos al medio ambiente», explica Ana Ruiz, una de las tutoras. «Ellos están acostumbrados a vivir en una ciudad como Marbella y no tienen tan a la mano nunca la verdura que comen. Siempre van al supermercado donde la compran y no viven habitualmente la experiencia de ver cómo es una lechuga, donde nace, cómo se recoge», comenta «Les viene muy bien darse cuenta de que no viene del supermercado sino de un huerto que alguien está trabajando y que hay que regarlo y cuidarlo antes de que lo podamos comer», asegura.
Y es que se puede aprender en clase sobre la conservación de la naturaleza, pero nada mejor que salir a su encuentro para amarla. «Estamos en una situación de emergencia climática», recuerda Alejandro Orioli, presidente de la Fundación Arboertum. «Los adultos hemos sido los inconscientes que hemos llevado la nave tierra hasta este punto y estamos dejando un legado totalmente difícil. Creemos que llegados a este punto, tenemos que preparar a los niños, no solo para lo que va a venir, sino para que tengan herramientas para la resiliencia», asegura. «Cuando son jóvenes y están tan conectados con el mundo digital el contacto con lo verde, con la huerta y con los animales aporta una diferencia significativa. Esa es nuestra labor y lo que queremos sembrar en ellos», subraya.
Con Alejandro y otros voluntarios de la fundación, los niños descubren cómo cada elemento de la naturaleza está conectado y es imprescindible para la supervivencia y conservación de los demás. Mediante una dinámica en la que se van eliminando los insectos, las plantas, el agua y los animales, los pequeños adivinan que al final solo quedarían «la tierra, el sol y la luna», corean. En defitiva, «el desierto», reflexionan en voz alta.
Después del juego llega la hora del desayuno donde son muchos los que han optado por la fruta. Los alumnos se sientan en círculo sobre haces de paja, la mayoría llevan envases y botellas reutilizables con agua, bocadillos, uvas, cerezas o manzanas. A pesar de eso, al terminar el tentempié queda casi una espuerta llena de desechos inorgánicos. Algo más sobre lo que pensar.
En todo caso, los niños están cada vez más concienciados. Malena asegura se soprende de cómo se escuchan los pájaros mientras cuenta que está preocupada por el cambio climático «porque se destruye el mundo». En casa hace todo lo que puede por evitarlo: «Nunca compramos usando bolsas de plástico. Yo se lo digo a mi madre aunque ella dice que se ensucia la fruta. Además, siempre intentamos coger el menor plástico posible». Pero eso no es todo: «Me ducho en lugar de bañarme y siempre cierro el grifo mientras me lavo la cabeza. Cuando me lavo los dientes también», dice convencida.
Y es que, por la experiencia de la Fundación Arboretum, «los niños están cada vez más concienciados». «Nos dan muchísima alegría. En el Día del Medio Ambiente queremos escuchar su voz, saber cuáles son sus preocupaciones y siempre empezamos preguntando qué es para ti el medio ambiente. Hoy no hemos tenido que aportar nada los adultos. Los niños que participaron son conscientes de la importancia de la oscuridad, de la calidad del aire, del agua, del suelo, del ruido, de la biodiversidad. Cada año esto va a mejor», celebra. «Ahora, habrá que ver cuánto son escuchados estos niños en sus casas», admite.
Porque esa es una de las claves: «Si a estos niños que tienen entre 9 y 11 años les podemos transmitir algo de esto ya nos damos por felices porque ellos también generan un cambio en casa. Los niños influyen mucho. Es una semillita para entrar en los hogares para contribuir a una conciencia más ecológica», concluye Alejandro.
Y parece que funciona a tenor de lo que los niños cuentan sobre sus hábitos de consumo. «Sobre todo, lo que hacemos es reutilizar para no usar plásticos. Me preocupa el cambio climático porque todos los humanos podemos morir por el clima. Tenemos que dejar de utilizar tantos plásticos», afirma Marco.
Incluso algunas van más allá, como Zoe que ha disfrutado contemplando un saltamontes y que adora las mariposas. «Me preocupa que puedan desaparecer», dice. Y es que a ella no le gusta «ver a los animales sufrir». «Por eso soy vegetariana», añade.
Se trata de una experiencia que se repite cada año para acercar a los niños a la naturaleza y mostrar que cómo con un poco de esfuerzo y al lado de su casa, pueden obtenerse alimentos. Una compromiso con el Medio Ambiente que, tal como afirma Fulgencio Díaz, gerente de Hidralia, que promueve esta jornada y otras de carácter divulgativo en los centros educativos, «corresponde a toda la sociedad».
La eficiencia en gestión del agua es imprescindible para la conservación del medio ambiente por eso el gerente de Hidralia anima a los niños a comprometerse con sus familias a intentar ahorrar en su consumo. «La media de gasto de agua al día por persona está en los 100 libros pero si la usamos bien podemos bajar 30 litros y quedarnos en 70 por persona y día», cuenta a los alumnos del Varga Llosa. «Porque el agua que gastemos hoy puede que la necesitemos mañana», valora.
Para Hidralia el compromiso con el medio ambiente es «global en todas las áreas de la empresa». «En esa gestión, tenemos que respetar y mostrar la eficiencia en nuestro día a día, maximizando el aprovechamiento del agua, disminuyendo las fugas y el agua no registrada y esto lo estamos haciendo gracias a que el mundo nos ha dado la oportunidad de cambiar nuestra forma de trabajar a través de la transformación digital y mediante esa transformación digital hemos podido ir sensorizando todas nuestras actividades. Desde la captación de agua en nuestros acuíferos y, por tanto, maximizar y respetar al máximo el cuidado del mismo. Nunca vamos a sacar agua por encima de las posibilidades que el acuífero nos da», detalla.
«Estamos viendo a nivel mundial cómo ha cambiado el clima de manera brutal y necesitamos el esfuerzo de todos, desde los más pequeños, que están hoy disfrutando de esta jornada, y de toda la sociedad», concluye Díaz.
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