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La indignación, el miedo y la incertidumbre se apoderaron ayer de los cientos de vecinos desalojados de sus viviendas por prevención en la urbanización Forest Hill, Río Padrón y La Tejilla. Algunos como Manuel Lázaro, residente en la urbanización Forest Hill no podían creer lo ... sucedido. «No he pasado miedo porque las lenguas de fuego están, al menos, a un kilómetro y medio, pero de noche todo se ve muy impresionante», declaró este vecino que siguiendo las advertencias de Protección Civil y Policía Local no dudó en abandonar su domicilio, al contrario que otros residentes. «La seguridad es lo primero y lo malo es que se levante aire y nos coja a todos dormidos», declaró este vecino.
Menos tranquila se mostraba, por su parte, Noelia Bazán, que se desplazó hasta la urbanización de Forest Hill donde viven sus padres al enterarse de que se estaba recomendado a los residentes el desalojo de sus viviendas. Al llegar, se topó con el acceso cerrado por seguridad. «Me parece una vergüenza que no nos hayan dejado subir. Mis padres viene ya para abajo, pero están tardando bastante», afirmó la joven en claro estado de agitación. «A ver si bajan ya, mira las llamas lo cerca están. No sé nada de cómo está la situación. Hasta que no los vea estaré nerviosa».
Al cierre de esta edición, en Forest Hill habían sido desalojadas 150 viviendas, según informó el 112. Pero también se produjeron 42 desalojos más horas antes, en torno a las cinco de la tarde, en La Tejilla y Río Padrón. Los vecinos mostraron su indignación al conocer que el incendio había sido presuntamente provocado y no escondieron su rabia. A estas voces indignadas se les sumaron las de aquellos que protestaron por el estado de los montes. «Los campos no se mantienen, ni siquiera los cortafuegos», afirmó con pena Aurora Fernández. «Sólo espero que no le ocurra nada a mi casa», deseó. Entre tanto estupor y nervios hubo críticas también por haber concentrado todos los esfuerzos en el foco del incendio desde primera hora sin movilizar ni un retén a otras zonas próximas.
Destaca que al no haber viento por ahora no se ve «tanto peligro, pero lo malo es que se levante aire y nos coja a todos dormidos. Hay que hacer caso a los profesionales que saben lo que hacen», afirma.
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