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Cuando vamos a un restaurante buscamos un buen servicio y buena comida. Pero en algunos restaurantes, el simple hecho de comer conlleva empoderar a sus camareros. Es el caso del restaurante pedagógico de la Escuela de Hostelería Costa del Sol de Estepona en el que además de almorzar, ayudamos a alumnos de Hostelería a hacer sus prácticas. Y durante este curso, como novedad, a alumnos con discapacidad. Se trata de la única escuela de hostelería de la comunidad que ofrece este servicio.
Nueve son los camareros de la Asociación Aprona de Estepona que martes y jueves se encargan de la barra y del servicio en el restaurante. En cocinas, otros alumnos preparan el menú que se va a ofrecer.
A Fernando, uno de los alumnos, le parece prematuro comenzar a servir, «pero la directora nos ha dicho que estamos preparados y creo que lo vamos a hacer todo muy bien», comenta. Fernando está esperando que llegue la mesa que se la asignado. «Con paciencia, tesón y mucho esfuerzo se puede conseguir todo», asegura tranquilo al tiempo que pide a los clientes «que piensen que somos principiantes, no hemos hecho esto nunca y es nuestra primera vez«.
El funcionamiento del restaurante se ha adaptado a estos súper camareros. En lugar de identificar cada mesa con un número, se le asigna un dibujo (una fruta, un coche, un árbol) al igual que a las comandas. «De esta forma ellos pueden visualizar claramente que plato tienen que llevar a cada mesa», explica Cristina Matos, directora de la escuela. Advierte que aunque estos alumnos requieren ciertas adaptaciones, son más disciplinados que el resto. «Ninguno llega tarde. Jamás faltan a clase. Siempre traen el uniforme impecable y viene siempre afeitados«.
Anabeli está algo nerviosa, no ha podido pegar ojo la pasada noche pensando que tenía que servir las mesas. Pero está ilusionada pensando que cuando concluya este curso podrá trabajar. «¿Cuando trabajaré en el hotel?», interroga a su profesora.
Su compañera está muy contenta con el servicio que está ofreciendo y los clientes a los que atiende le han transmitido su satisfacción por el servicio. «No puedo charlar más que me están pidiendo la cuenta», advierte.
Matos señala que para el centro es «una motivación y un reto« preparar a estos alumnos para el mercado laboral. Cree que la sociedad debería cambiar la percepción hacia los empleados con discapacidad »y darles el tiempo que ellos necesitan, porque llevan a cabo todas las tareas de forma correcta y coordinada«.
El precio del menú es de 15 euros (dos euros se donan a causas sociales). El restaurante permanecerá abierto hasta el 30 de abril. En mayo y junio todos los alumnos pasarán a realizar prácticas en empresas. Los comensales pueden colaborar con el simple hecho de comer y las empresas con las contrataciones.
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