JOAQUINA DUEÑAS
MARBELLA
Domingo, 22 de agosto 2021, 01:20
Empresaria, vitalista, entusiasta y comprometida con su pueblo, Remedios Nieto del Río ha recibido este año la distinción de Ciudadana Honoraria de Marbella. Nacida en ... Lanjarón, lleva décadas afincada en San Pedro, donde es una vecina más, implicada en diferentes labores sociales. Gran anfitriona, su casa de Guadalmina Baja se ha abierto en numerosas ocasiones para acoger cenas multitudinarias, charlas y encuentros culturales. Madre de cuatro hijos, con ocho nietos y una bisnieta, disfruta de cada día «como si fuera el primero y el último».
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–Ahora que no sale mucho de casa por la pandemia, se siente afortunada porque dice usted que más que una casa tiene un pueblo.
–Eso lo dijo una de mis nietas. 'Abuela, tú no tienes una casa, tienes un pueblo'. La verdad es que, como yo creo en la tribu, al principio pensaba alquilar una de las casas, pero luego la vida hizo que mi marido no pudiera subir escaleras y esta casa era más práctica (refiriéndose a la que ocupa actualmente) y en la otra siempre hay alguien de la familia de los que viven fuera, bien sean los nietos o los hijos. Ahora están en ella mis nietos con mi primera bisnieta. Es la ventaja de casarse joven, que puedes ver cuatro o cinco generaciones. También tienes más años de lucha, pero vale la pena.
–Le han valido la pena muchas cosas porque está siempre muy activa.
–Yo moriré con las botas puestas porque pienso que uno es joven siempre que cada día aprende algo y la forma de aprender es trabajar. Ahora no trabajo tan fuerte como antes pero sí sigo con Fundatul, con el Club de Jardinería y con cosas propias de nuestros negocios aunque realmente los negocios están ya en manos de los hijos, que los llevan de maravilla.
–En tantos años al pie del cañón, ¿ha cambiado mucho el mundo?
–El mundo ha crecido y hay que repartir. Pero lo que no puedes es pisar. Si tú pisas estás matando y te estás desangrando tú. Yo creo en las revoluciones para subir. Quiero poner a la gente a mi lado, quiero la igualdad hacia arriba, no hacia abajo. Todos tenemos una obligación moral, al menos así lo pienso. Si la vida me ha dado, tengo que devolver a la vida. Me parece muy bien repartir y que todos seamos iguales según seamos de trabajadores y según nos expongamos. Yo creo en la pequeña y mediana empresa y soy de la parte alta de la mediana empresa. Tengo 168 empleados fijos y mi primera preocupación es pagarles.
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–¿Y qué tal lleva el paso del tiempo?
–Yo sé los años que tengo, nunca me he quitado. Ten en cuenta que tengo una hija de 59 años. Tengo el pelo blanco desde los 45. Cuando me dejé el pelo blanco la gente me decía, ¿por qué te dejas el pelo blanco, que pareces mayor? Y yo contestaba: un día mis años alcanzarán al pelo, y así ha sido.
–Bueno, ahora es tendencia y el pelo blanco es protagonista en las alfombras rojas.
–Hace 40 años que inventé el pelo blanco (se ríe). Es lo natural. Yo soy contraria en luchar contra el paso del tiempo desde la estética. No me he hecho ni un retoque y veo que el que empieza haciéndose un lifting tiene que seguir y seguir. Eso sí, quien se lo haga, que se lo haga con el mejor. Amigas mías que siguen guapas pero que eran guapísimas se han retocado y han perdido naturalidad. A mí me ha parecido que yo perdería autenticidad. Pero siempre que sea para gustarse ellas y que no traten de quitarse la edad está bien. A lo mejor es que también he sido miedosa de meterme en un quirófano. Pero creo que lo natural es lo mejor.
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–¿Y se siente cómoda?
–La verdad es que estoy confortable y cuando me miro al espejo me veo las arrugas y menos brillo en los ojos, antes los tenía verdes, verdes y ahora los tengo de un verde pajizo, pero sigo siendo yo.
–¿Qué tal ha pasado este último año? ¿Ha sido dura la pandemia?
–A mí esta pandemia me ha enseñado mucho porque me ha hecho ver quién es quién. ¡No sabes las decepciones que he tenido! No dolor, decepción. Y la cantidad de cosas que me ha hecho ver este enclaustramiento: quién era amigo y quién no lo era. Porque la gente no se da cuenta de que tanto el amor como la amistad hay que trabajarlos y cuidarlos.
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–¿Y qué es el amor para usted?
–El amor, es estar en una nube más o menos y eso no dura eternamente, pero la amistad es la forma más sensible y más bonita del amor. Y tienes que cuidarla. No vale ser amiga solo para las risas. La amistad tiene una línea paralela al amor y en la amistad creo profundamente. Y sobre todo, dentro de la amistad, en la lealtad. Sin ella no podría vivir. Cuando a la reina de Inglaterra le preguntaron por su marido ella dijo que no exigía fidelidad, sino lealtad. A mí, las dos cosas me gustan. Eso sí, la falta de lealtad no la perdono, la falta de fidelidad me costaría. No se puede amar a alguien que te traiciona conscientemente.
–¿Y la amistad?
–En la amistad la gente está a tu lado en los momentos difíciles porque para reírse encuentras gente a puñados, ahora, que puedas agarrarte y que lo tengas al lado, eso es una gozada.
–¿En qué momento se encuentra actualmente?
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–Cada día necesito menos. Quizás estoy llegado a esa dorada juventud de la tercera edad larga con todos mis sentidos intactos y sigo con esperanza y con fe. Porque soy una mujer de esperanza. Pero además, sigo con mucha capacidad de amar y quizás sea eso lo que me mantiene joven. El amor no tiene edad y yo amo a mi tribu. Mi tribu es algo que me enloquece.
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