Secciones
Servicios
Destacamos
Hay gobernantes que cuando cuando viajan al extranjero no necesitan que el país anfitrion les brinde un homenaje. El homenaje se lo dan ellos mismos. Es el caso del Mswatti III, rey del pequeño estado africano de Suazilandia, que pasa durante esta antesala del ... verano unos días de vacaciones en Marbella.
El monarca, cuyo nombre original es Makhosetive Dlamini aunque tuvo que cambiárselo cuando a los 14 años fue nombrado heredero tras la prematura muerte de su padre, almorzó ayer en El Ancla, uno de los clubes de playa de más renombre de Marbella. Al parecer, al autohomenaje que el rey se brindó a sí mismo y a su numerosa comitiva no le faltó de nada.
El rey reservó la terraza completa del establecimiento, situado en un rincón de la franja litoral de San Pedro, donde además de la comida sus invitados disfrutaron de un espectáculo flamenco. Mientras, en la planta inferior, una veintena de miembros de su escolta, estratégicamente situados, también reponían fuerzas.
Msawatti III es todo un personaje. Está considerado el último monarca absolutista de África y pese a que no parece privarse de nada –recientemente adquirió un avión privado cuya compra consumió el 25 por ciento del presupuesto anual de su gobierno–, la situación de su país no se corresponde con ese nivel de gasto. Suazilandia, con poco más de un millón de habitantes repartidos en menos de 17.400 kilómetros cuadrados y una economía totalmente dependiente de la vecina Sudáfrica y de la ayuda internacional, es uno de los países más pequeños del mundo y también de los más pobres. De los 196 estados sobre los que los organismos internacionales elaboran estadísticas, ocupa la 115ª posición en cuanto a nivel de vida, padece de una de las tasas de infección de VIH más altas del mundo, el 69 por ciento de la población vive bajo el nivel de la pobreza, el 40 por ciento está desempleada, hay un 5 por ciento de mortalidad infantil y la expectativa de vida al nacer es de 51 años.
El monarca, nacido en 1968, está a punto de superar la media de supervivencia de sus súbditos, pero no da señales de estar preocupado por ello. Su nivel de vida en poco se parece a la que impera en su país, donde el 10 por ciento de la población disfruta de la mitad de la riqueza.
Mswatti III, que en estos días se aloja en una de las villas más lujosas del Marbella Club y que entre las medidas más estrafalarias que ha dictado desde su poder absoluto figura la de prohibir a las habitantes de Botsuana vestir con minifalda, tiene 14 esposas para las que ha construido lujosos palacios y que le han dado 35 hijos.
Esta profusión de cónyuges -no se sabe cuántas de ellas lo acompañan estos días en sus vacaciones en Marbella- posiblemente encuentre explicación en otra de las medidas que le ha impuesto a los suazis. En su país está prohibido el divorcio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.