Álvaro Pombo, este viernes, a las puertas del Hospitalillo de Marbella, una de las sedes del festival de poesía J.-Lanza

Álvaro Pombo: «La poesía no funciona como los jamones: no es mejor poeta el que más vende»

Inmerso ahora en la producción de una novela cómica, clausura este sábado en Marbella la III edición del Festival de Poesía Marpoética

Nieves Castro

Marbella

Sábado, 6 de abril 2019, 00:14

El gato negro con el que comparte domicilio Álvaro Pombo (Santander, 1939) tiene muchos nombres. Según se comporta recibe uno u otro: Rudyard, en honor al escritor y poeta británico Rudyard Kipling, o Barraquito, por los «barraquitos» de la figura patria del genial Federico García ... Lorca. El Premio Nacional de Narrativa achaca al felino la pérdida momentánea del programa de Marpóetica, el festival de poesía que clausura esta tarde en Marbella. «Se ve que el gato los ha tirado», dice mientras recoge los papeles del suelo y destaca el cariz intergeneracional de la tercera edición de la cita poética donde se siente en su salsa. No en vano, Pombo es un señor que habla de todo sin perder la elegancia.

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–Figura entre los ponentes del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española que acaba de terminar en la ciudad argentina de Córdoba ¿Qué conclusiones ha extraído de este foro? 

–Finalmente no pude ir al congreso porque tuve un accidente muy considerable el día antes de partir. A última hora tuve que llamar y decir que no podía ir. Tuve una de esas caídas tontas en casa, me caí contra el lavabo y me di unos golpes en el costillar. Nada grave, pero muy doloroso.

–¿Ahora cómo se encuentra?

–Ya me encuentro muy bien. No se me rompieron las costillas, pero sí tuve una contusión muy fuerte. Una lata...

–Aunque no haya podido ir, entiendo que ha seguido con interés este congreso.

–Claro. El español es una lengua universal y de gran importancia y eso ha quedado muy claro en el congreso.

–¿Qué le parece la petición del presidente de México de que España pida perdón por la conquista del país que se conoció en plena celebración de este foro?

–Yo esto lo veo totalmente fuera de lugar y de contexto. Ese asunto en particular está espléndidamente resuelto en el libro de nuestro director de la Real Academia de la Lengua Española, Santiago Muñoz Machado, que se llama 'Hablamos la misma lengua'. El que llamamos Imperio Español estuvo extraordinariamente vigilante y promulgó las Leyes de Indias muy pronto tras la entrada en América. Yo creo que entre todos hemos hecho una unidad cultural muy rica y que lo que dijo el presidente de México es una cosa muy sacada de quicio. El contexto es muy importante. Yo no digo que no se hicieran cosas brutales, pero los movimientos coloniales de otros grandes imperios de la época estuvieron acompañados de muchísima más brutalidad. Poner una cosa en contexto no es decir que no hubo nada malo. Pero también hay que decir que en el caso de España hubo cosas realmente extraordinarias.

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–¿Hoy el mejor poeta es el que más vende?

–No. Eso no funciona así en poesía. A mí no me parece que el mejor poeta sea el que más vende. La poesía y también la literatura se miden por otros parámetros. Creo que eso del mejor y el peor es un lenguaje que digamos recuerda a la venta de jamones. ¿Cuál es mejor: el pata negra o el de recebo? Eso funciona mal cuando lo aplicas a la literatura o a la poesía.

–¿Y por qué parámetros se mide?

– Los parámetros de la excelencia interna del poema en sí mismo o el texto literario. Y eso, a veces, no se percibe en grandes masas. Los lectores son complicados. Juan Ramón (Jiménez) decía 'A la minoría siempre'. Pues sí, es una minoría la que lee y entiende la gran poesía moderna y contemporánea. Pero no creo que esto de cuánto vendes sea una gran preocupación para ningún poeta serio. Aunque claro, mejor vender libros que no venderlos... (ríe). No estoy siendo puro ni angélico, únicamente digo que hay otras cosas.

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–¿Qué le parece la poesía digital, esa que se publica por Internet?

–Pues seguro que está estupendamente bien, pero yo soy pretecnológico.

–Pues hablemos de cosas tangibles. Hoy clausura en Marbella la III edición de Marpoética, un festival de poesía que empieza a despuntar en la provincia por la potencia de los autores que reúne cada año y que se asienta como una cita intergeneracional.

–Sí, eso me parece una gran idea. Una de las razones que me ha movido a unirme a este grupo organizado por Antonio Lucas es, además de escuchar a poetas que conozco, entrar en contacto con poetas que no conozco. A mí me interesa la poesía. La escribo yo mismo también, pero ya tengo 80 años y algunas cosas se me escapan. Y lo digital se me escapa mucho. Tengo personas que me enseñan esto y lo otro y la verdad es que hay cosas bonitas.

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–¿Conoce Marbella?

–He estado muchas veces y me gusta mucho Marbella, pero no la Marbella de la 'jet set', sino esta Marbella hermosa y poética.

–¿Usa el ordenador?

–Uso el ordenador, pero yo dicto mis libros porque los escribo a mano.

«Lo que dijo el presidente de México es una cosa sacada de quicio y contexto. Entre todos hemos hecho una unidad cultural muy rica»

–Como miembro de la Real Academia de la Lengua, ¿cómo encaja la corriente de feminización del lenguaje?

–Me parece ridículo. Me parece una cosa absurda decir jóvenes y jóvenas. Eso no es una feminización de nada. No vamos a estropear la gramática para dar gusto a una tendencia política. Hay estudios muy serios hechos por miembros de la Academia y uno puede ponerse contra la gramática, pero entonces la cosa queda como le queda a Pedro Sánchez su 'Haz que pase'.

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–¿No le gusta el eslogan?

–No es que no me guste, es que está mal hecho. No significa nada, es muy mala frase. Como mucho sería 'Haz que suceda'.

–¿Qué aprendió de su paso por UPyD?

–Lo de UPyD fue una iniciativa poderosa de Rosa Díez, (Fernando) Savater y todos los demás que funcionó dos legislaturas. Yo me presenté como senador por Madrid y tuve bastantes votos, pero yo no soy político. Yo no entré ahí para tener un cargo político, sino para ayudar en una empresa que me parecía muy interesante, una especie de tercera vía entre PP y PSOE; cosa que ahora ha recuperado muy bien Ciudadanos, por ejemplo.

–¿Volvería a enrolarse en un proyecto político con Ciudadanos, por ejemplo?

–Yo no me vuelvo a enrolar en nada porque estoy ya viejo y reumático. Pero a mí me interesa en este momento el proyecto de la derecha, a ver qué pasa.

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–Usted, que ha reconocido públicamente su homosexualidad, ha defendido también en alguna ocasión que las uniones entre personas del mismo sexo no deberían llamarse matrimonio. ¿Cómo deberían llamarse?

–Vamos a ver, ahí el uso manda. Si se llama matrimonio, acaba prevaleciendo el uso y no pasa nada. Yo no digo cosas solemnes ni dogmáticas porque son absurdas. Es cierto que yo he hablado de ese asunto y a mí me gusta más la palabra compañero y compañera. Pero lo que más gusta de todo e hizo falta en su día fue la legalización de la homosexualidad en España.

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–¿Cómo ve las propuestas de Vox para España?

–Para entrar en un hipotético Gobierno tendrá que decir cosas sensatas. Yo creo que se ha exagerado un poco. Ellos se han presentado de una forma radical y creo que no es para tanto.

–¿Tiran de 'marketing' para llamar la atención?

–Seguro.

«No vamos a estropear la gramática para dar gusto a una tendencia política»

–¿Es cierto que ha cocinado las 1080 recetas de Simone Ortega?

–(Ríe) Me gusta cocinar y me guío mucho por ese libro porque da muy bien las cantidades y explica cosas concretas.

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–¿Qué plato le sale redondo?

–No soy un chef, pero me sale muy rica la carne guisada. Me gusta más la comida que yo guiso que la comida de los restaurantes, sean caros o como sean. Ahora, lo que no me sale tan rico como lo hacen en Málaga y me encanta, es el pescado frito.

–Entre los libros que más venta tienen, junto a los de cocina, figuran los de autoayuda. ¿Ha comprado alguna vez alguno?

–Yo no he comprado jamás un libro de autoayuda, nunca en mi vida. De cocina, tan sólo dos ejemplares, porque la cocina que yo hago es la cocina de toda la vida, pero sí pido recetas a la gente. El problema de los libros de cocina es que si no tienes talento o punto, da igual que tengas el libro de cocina de la marquesa de Parabere; es decir, da igual, no te sale, aunque sea una cosa tan fácil como un puré de patata y zanahoria. ¡Hay que tener punto!

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–¿Y usted lo tiene?

–Sí, tengo mano. Tengo buen punto.

–¿Está embarcado ahora en algún proyecto literario?

–Sí. Una novela cómica con ilustraciones titulada 'Los campeonatos de los octogenarios guapos'.

–El título promete...

–Promete ser cómica, sí (ríe).

–¿Los novelistas y poetas como usted se jubilan alguna vez?

–No. Mientras tengas la cabeza bien no te jubilas. Lo malo es que pierdas la cabeza, que es la mayor desgracia que le puede pasar a una persona y a su familia también.

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