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DAVID LERMA
MARBELLA.
Martes, 27 de diciembre 2022, 00:05
Los sueños de Víctor Marín producen monstruos, literalmente. A sus 43 años, este artista 3D criado en los años ochenta en Marbella, se ha convertido ... en uno de los grandes diseñadores conceptuales del cine fantástico en España. «Curiosamente todavía me salen muchas ofertas para salir fuera, pero soy muy cabezón, porque creo, como decían en 'Ratatouille', que sabemos cocinar y tenemos los ingredientes, entonces ¿por qué no va a salir algo rico? Aquí lo tenemos todo. Deberían matarse por venir a trabajar, a rodar. Esto es un paraíso. ¿Marbella es cara? Cuando viajas, te das cuenta que no lo es tanto», asegura. Acaba de publicar un artbook con algunas de sus creaciones, que oscilan entre lo tecnoorgánico de Gyger, la nueva carne de David Cronenberg y el vacío cósmico de Lovecraft. Todo convenientemente espantoso.
Tras una actividad desaforada como escultor, Marina acumula méritos extraños. «Guillermo del Toro tiene tres piezas mías en su casa». Y soy el que tradujo íntegro al castellano el programa que se emplea en todos los estudios de cine y videojuegos para modelar en 3D. Se llama ZBrush y es como esculpir con barro digital». Marín lo hace para películas, ocasionalmente para videojuegos y bastante a menudo para merchandising audiovisual. Tiene en su haber hasta una serie de animación infantil, 'Villa Fábula'.
Son trabajos conceptuales. «Suelo sacar lo que hay dentro de la cabeza de un director de arte y plasmarlo. Ha trabajado para Warner, la Fundación Telefónica, para tanta gente... Ahora estoy trabajando como director de arte para Doctor Collector, que hacen merchandising para la franquicia Jurassic World. El otro día hice las llaves del coche de Michael Knight, el de 'El coche fantástico'». Pero su actividad no se limita a lo estrictamente comercial. Marín acaba de terminar su segundo cortometraje como director. «Tiene una parte de live action en blanco y negro que protagoniza Darko Peric, Helsinki en la Casa de Papel, y tres partes en 2D, 3D, captura de movimiento y stop-motion con plastilina. Y ya estoy rodando el tercero». Su empresa, Invictus Design, con sede en Marbella, es una rara avis en el municipio.
Devoto del maestro de Ray Harryhausen, pero también de Rob Bottin y Stan Winston. Marín pertenece a esa generación nacida a finales de los setenta que comenzó a trastear con microordenadores. Aún recuerda su Spectrum+ 3. «Era el más chulo del barrio», asegura. Aunque ya no suele jugar, está al tanto del alcance narrativo que tienen las producciones actuales. «Tengo amigos en el estudio Santa Monica, los creadores de God of war».
En el diseño 3D empezó con la versión 1.4 de Zbrush. Hizo un máster de animación en una escuela en Málaga y se quedó de profesor. Con 16 años, usaba Corel Draw y ya se dedicaba a hacer publicidad para restaurantes. «Terminé mezclando el mundo tradicional con el digital. Estudié Bellas Artes. Pero ya de niño, según contaba mi madre, hacía figuras de plastilina y las metía en el horno. Imagínate. De momento sigo esculpiendo y diseñando, pero soy cada vez más selectivo, porque me quiero dedicar a producir mis propios proyectos. Estoy a punto de terminar mi tercer cortometraje, pero ya tiene pendientes tres series y tres largos de animación».
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