JOAQUINA DUEÑAS
Marbella
Domingo, 30 de octubre 2022, 00:08
Son muchos los que lamentan que la irrupción del Halloween esté arrinconando otras tradiciones patrias de gran arraigo como la visita a los cementerios o, en el caso de Marbella y los pueblos de la sierra como Istán, Ojén o Benahavís, el Tostón, la costumbre ... de salir al monte el primero de noviembre para asar castañas en familia con amigos. Sin embargo, ambas costumbres tienen un origen común pagano relacionado con los muertos y el más allá. No en vano, la palabra Halloween procede de 'all holly eve', víspera de Todos los Santos en inglés.
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«La de asar castañas es una tradición que se remonta a la noche de los tiempos», dice Javier Lima, de Marbella Activa, una de las asociaciones impulsoras de su recuperación desde 2013 junto a Mujeres en las veredas y Las Vereitas. Una cita de convivencia que comenzó a perderse a partir de la prohibición de hacer fuego en el monte.
Para las creencias paganas, la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, las fronteras con el más allá de desdibujan y de ahí el nacimiento de numerosos ritos. «Es España hay fiestas por todos sitios y se consumen las castañas asadas con vino de la zona, sidra o aguardiente, según el lugar», explica Lima.
Históricamente, la castaña ha sido un alimento muy importante. «Antes de la llegada de la patata a Europa, la castaña fue realmente un sustento de las familias. Con ella se hacía el pan, por ejemplo, que era muy habitual y que usaban también los romanos», precisa, por lo que también «una fiesta de cosechera».
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El Tostón reúne las reminiscencias celtas ya que para ellos «los castaños eran árboles mágicos y un símbolo de los difuntos». De hecho, las castañas simbolizan las almas de los difuntos, por eso existe también la costumbre de las castañas que sobran, echarlas de al fuego para liberar a esas almas del purgatorio». Un hábito que se hace en Marbella, pero también en lugares tan distantes como Asturias. «Al final Halloween y los tostones tienen la misma reminiscencia», dice.
Sea como fuere, el Tostón es una jornada de convivencia para la que es necesario un equipo básico bien sencillo: una sartén u olla agujereada, buenas castañas y sal gorda. «Para hacer bien las castañas hay que empezar haciendo unas buenas brasas, igual que para un asado», indica. «Mientras, se rajan las castañas para que no exploten y se ponen en la sartén donde se echa también un poco de sal gorda. Lo tapamos y removemos para que no se quemen», explica.
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