Reproducción de 'Antes de la corrida' incluida en un atestado policial. Sur

Una operación frustrada en Nueva York revela una trama para vender cuadros incautados en 'Malaya'

La Audiencia Provincial recupera una pintura de Sorolla valorada en tres millones de euros y sigue el rastro de otras cuatro obras

Héctor Barbotta

Marbella

Domingo, 11 de octubre 2020, 01:49

Un cuadro de uno de los pintores españoles más cotizados y la pelea de dos antiguos socios de Juan Antonio Roca por los restos del botín han sacado a la luz una trama hasta ahora desconocida: la que consiguió hurtar de la acción de la ... justicia buena parte del patrimonio artístico incautado durante la 'operación Malaya'. El botín es cuantioso y está valorado en millones de euros.

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La conspiración comenzó a ponerse al descubierto en noviembre del año pasado en Nueva York, la ciudad del mundo donde más ferias de arte se celebran. A una de las más prestigiosas, 'The European Fine Art Fair' (TEFAF), un galerista español había llevado para poner a la venta la pintura al óleo 'Antes de la corrida', un cuadro con motivos taurinos de 2,50 metros de alto por 3,70 de ancho pintado por el valenciano Joaquín Sorolla en 1898 y valorado por el Ministerio de Cultura en tres millones de euros.

Allí se presentó una persona que exigió la suspensión de cualquier operación con la pintura y, en el caso de que la venta se produjera, que se le entregara el dinero obtenido. Se trataba de Luis José Liétor, hijo del empresario condenado en 'Malaya' Andrés Liétor. Realizaba el reclamo en nombre de la sociedad CCF21, supuesta propietaria de la obra.

CCF21 fue una de las sociedades cuya actividad salió a la luz durante todo el proceso del 'caso Malaya'. Sus propietarios, Andrés Liétor y Carlos Sánchez, desarrollaron múltiples negocios en Marbella en sociedad con Juan Antonio Roca y también participaron en otras operaciones, entre ellas la venta de la vivienda 'Mi Gitana' a Isabel Pantoja. Liétor y Sánchez fueron condenados a cuatro años y medio de cárcel por prevaricación, cohecho, blanqueo y malversación y al pago de multas millonarias. El primero intentó huir de la justicia, aunque finalmente acabó siendo detenido en Venezuela en 2017 y enviado a España para cumplir condena. La relación entre ambos socios acabó mal y el episodio de Nueva York puso al descubierto la disputa entre ellos.

El galerista declararía posteriormente a la policía española que se sintó coaccionado por Luis José Liétor, que lo amenazó con denunciarlo ante Interpol y con una incautación policial en la feria, por lo que optó por retirar el cuadro.

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La pintura había llegado a su poder por la gestión de un intermediario, Julián de la Cierva, que en principio aseguraba ser el propietario a través de una compañía domiciliada en Suiza aunque luego reconoció que actuaba en nombre de Carlos Sánchez. El galerista, tras comprobar la documentación aportada por éste, le devolvió la pintura, pero De la Cierva insistió en la venta, por lo que decidió llevarla a otra feria de arte, que se celebraría en la ciudad holandesa de Maastricht entre el 7 y el 15 de marzo de este año.

Como Liétor continuó llamando a la galería de arte para reclamar la obra, su propietario acudió a la policía. Las gestiones realizadas a partir de ese momento pusieron al descubierto la trama.

La policía llamó a declarar tanto a De la Cierva como a Sánchez. Éste aseguró ante los agentes ser el propietario del cuadro desde 1988 tras recibirlo como parte de pago en la venta de un inmueble. Dijo que en 2007, un año después de iniciada la 'operación Malaya', el empresario cordobés Rafael Sánchez 'Sandokan', posteriormente condenado en esa causa, le pidió que le prestara unos cuadros para resarcir una deuda, a lo que accedió. Según su relato, las obras estaban expuestas en un local de Sandokan, el parque joyero de Córdoba, cuando fueron precintados por la policía.

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Dinero para Roca

Su versión guarda diferencias sustanciales con la que reflejan los autos judiciales. En noviembre de 2008, el juez instructor de 'Malaya' tomó conocimiento a través de un testigo de maniobras del círculo más cercano a Roca para captar dinero para el entorno familiar de éste. Al frente de la operación se encontraba Carlos Sánchez. En realidad, el traslado de cuadros a los locales de Sandokan para su venta no tenían por objetivo ayudar al empresario cordobés, sino socorrer a Roca. Por ese motivo, y debido a que Sánchez y Liétor no habían respondido por la fianza fijada en su contra, la policía inmovilizó las pinturas.

Posteriormente, al ordenarse el desprecinto de los cuadros, algunos de ellos quedaron intervenidos, aunque bajo custodia de Sánchez, para hacer frente a una posible responsabilidad civil derivada de 'Malaya'. Sin recibir autorización judicial alguna, el empresario los vendió , según reconoció ante la policía. Todos salvo el de Sorolla, cuya venta se frustró en Nueva York.

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Las obras ahora en paradero desconocida son cuatro pinturas de gran valor. Se trata de 'Retrato de William Cavendish', de Anthony Van Dick; 'Biblioteca', de Manolo Valdés; 'Fusilamiento del Alcalde', de Ismael de la Serna, y 'Figura con mariposa', de autor desconocido. Todas están requeridas por la Audiencia Provincial de Málaga. Sánchez aseguró ante los policías haberlos vendido a diferentes personas, cuyos nombres asegura no recordar.

Tras esta declaración, el empresario quedó como investigado en una causa por un presunto delito de insolvencia punible, aunque en virtud de su avanzada edad, tiene 75 años, y de los problemas de salud que padece, el juez instructor optó por dejarlo en libertad con obligación de comparecer cada vez que se le requiera.

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La obra de Sorolla se encontraba en la sede de una galería de arte en Bruselas hasta que la policía hizo las gestiones para que se la trasladara a la Embajada de España en Bélgica para su repatriación. La Audiencia Provincial de Málaga ha requerido que le sea entregada.

En todo momento, Carlos Sánchez adujo que las obras eran de su propiedad, pero la Fiscalía no lo entiende así. En un escrito firmado el pasado 28 de septiembre, el fiscal Juan Carlos López Caballero se refiere ellas en el marco de la averiguación del paradero de obras de arte «propiedad de Juan Antonio Roca» que su momento fueron depositadas en la sede del Museo de Málaga y que posteriormente se entregaron a Sánchez.

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Sospechas sobre la propiedad real del cuadro

Aún existen dudas sobre la propiedad real del cuadro, que llegó a manos de la empresa de Liétor y Sánchez tras una transacción a tres bandas realizada en una notaría en Madrid en diciembre de 2000. La pintura era propiedad de la sociedad Gesinar, a la que otra sociedad, Mediterránea de Inmuebles (MI), reclamaba en un pleito 2,4 millones de euros. MI, cuyo apoderado era Andrés Liétor, tenía una deuda con CCF21, la empresa de Carlos Sánchez y también de Andrés Liétor. En la operación, reflejada en una escritura, MI transfirió su crédito con Gesimar a CCF21 y la deuda se saldó con la entrega a la empresa de Sánchez y Liétor del cuadro y varios inmuebles. En la operación MI estuvo representada por Óscar Benavente, condenado posteriormente en el 'caso Malaya' por blanqueo y conocido por ejerecer como testaferro de Roca.

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