«Debería haber un museo arqueológico en cada municipio de la Costa del Sol»

–¿Cómo y cuando decide ser arqueólogo?

–En mi casa, mi padre era gran aficionado a la historia y la arqueología. Tenía una pequeña colección de monedas que me enseñaba. Luego tuve un profesor, Manuel Sánchez Bracho, que a los que teníamos un poco de interés nos llevaba a ver yacimientos, lugares en los que se practicaba la arqueología, y ahí se acentúa el interés. En el instituto también tuve buenos profesores que me incentivaron. Para esa época ya lo tenía claro y de ahí me fui a la facultad.

–¿Tuvieron algo que ver las aventuras de Indiana Jones?

–Realmente no. Para cuando se estrenó la película ya lo tenía muy decidido. Hay otros compañeros que sí te dicen que sí tuvo algo que ver. De todas formas, te puedo decir que la primera película de Indiana Jones me pareció fantástica, igual que la tercera con Sean Connery, de las que más me gustan.

–¿Cómo es su día a día?

–Pues hay mucho de burocracia y menos campo del que me gustaría. Casi todos los arqueólogos tenemos el mismo problema. El papeleo nos come y estás mucho menos tiempo en el terreno del que quisieras.

–¿Cómo describiría la sensación ante un nuevo descubrimiento?

–Emoción. Cuando trabajas en una excavación, te levantas y no sabes lo que vas a encontrar ese día. Ese punto de emoción siempre está. Te da ese plus. Luego puede aparecer ese objeto que te está aportando pistas clave para desentrañar la historia de la ciudad. Por ejemplo, con los trabajos que se han hecho en el centro de Estepona, ahora sabemos por dónde iban sus murallas o que había edificios públicos e industria. Ya podemos visualizar ese pueblo árabe del que solo conocíamos el nombre.

–Estepona ha debido de ser un territorio importante en presencia de civilizaciones, en base a la cantidad de descubrimientos de los últimos años. ¿Es así?

–Realmente hay un matiz en eso. Es probable que el que haya habido muchos hallazgos en Estepona es porque los estamos buscando. Me explico. Habiendo un equipo de patrimonio histórico cuyo trabajo es rastrear constantemente el término municipal, el patrimonio aflora. Es una cuestión de dejadez de otros municipios. Ahora bien, sí es cierto que los Dólmenes de Corominas, cuando aparecieron, fueron un hallazgo importantísimo. Que aparezca una necrópolis prehistórica, perfectamente conservada, fue todo un hito.

–¿Considera que se está dando el valor que tiene al patrimonio?

–Sí, aunque los que nos dedicamos a esto siempre tenemos la sensación de que se pueden hacer más cosas. La comarca tiene mucho patrimonio y debería tener más lugares para visitar, tener un museo arqueológico en cada pueblo de la Costa del Sol.

–Hace unos años apareció 'La Venus de Estepona'. ¿Supuso una revolución?

–Sí, totalmente. Teníamos un yacimiento importante con los dólmenes, pero la información que nos aportan tiene que ver con el aspecto funerario. Con las excavaciones que hicimos en los terrenos donde hoy se levanta el hospital accedimos a un poblado. Allí encontramos testimonios de vida, del día a día, que no aparecían en los dólmenes. Entre los hallazgos aparecieron la venus y otros ídolos, que fueron únicos. Fue un hallazgo importante en la historia arqueológica de los últimos años en la Costa del Sol.

–¿Qué le diría a los arqueólogos que están empezando?

–Que se empeñen en ejercer la profesión. Es cierto que el número de arqueólogos ha disminuido en los últimos años. Municipios como Marbella o Benalmádena no tienen, por ejemplo. Pero eso se puede revertir y se darán cuenta del valor que aportamos.

–Ha surgido una polémica con la proliferación de plantas de energía solar o fotovoltaica en la provincia y la protesta de los alcaldes ante el daño que pueden ocasionar al patrimonio. ¿Cuál es su opinión?

–Hay que estudiarlo con detenimiento. Todos estos parques conllevan líneas de evacuación de la electricidad, torres, cables, estructuras cuyo impacto sobre el territorio hay que analizar bien. Por ejemplo, llevamos años reclamando que la Sierra de la Utrera, en Casares, sea declarada Bien de Interés Cultural. Si se llevan a cabo los proyectos que hay sobre la mesa, va a estar literalmente rodeada de cables y torres.

–¿Prefiere la playa o una escapada por el campo?

–Hombre, un domingo de playa con sombrilla, periódico y nevera, me parece el mejor plan de verano. Luego es cierto que el campo también me gusta. Pero en verano la playa es la playa.

–Ese plato que no falta en su casa en esta época.

–El salmorejo. El que prepara mi mujer está de chuparse los dedos.

–¿Y el plan perfecto?

–Llevamos repitiendo un mismo modelo varios años. Salimos de Estepona y hacemos rutas entre España y Portugal, parando en un lugar diferente cada año. Luego pasamos al sur de Francia, donde tenemos familia, pero antes pasamos unos días en el Pirineo Aragonés. Esto último es innegociable. Allí desconectas del todo.

–Qué ciudad le ha dejado con la boca abierta.

–Sin duda, Roma. Es otro mundo y otro nivel. Por cantidad y calidad de patrimonio. Es el culmen para cualquier arqueólogo.