Pedirán a Papá Noel que el nuevo instituto llegue a tiempo en Marbella

«Hemos acordado hacer una manifestación haciéndola coincidir con la inauguración de la casa de Papá Noel», ha anunciado Jorge Gil, presidente del Ampa La Florida Vargas Llosa, al término de la asamblea. «Sabemos que es un momento que debe ser de alegría y diversión, pero tenemos el deseo de que nos traiga un instituto aprovechando la presencia de los políticos de Marbella para hacer más fuerza», ha explicado.

A esta primera movilización, se sumará «una concentración más contundente haciendo coincidir con el primer pleno de 2023, que será el último viernes del mes», ha precisado. Además, se ha sugerido que los alumnos se concentren semanalmente a las puertas de su centro educativo antes de entrar en las clases.

El presidente del Ampa del Vargas Llosa, y el del SESO Las Dunas, Antonio Maíz, centro de aulas prefabricadas provisional al que acuden los estudiantes del futuro instituto de Las Chapas, tuvieron una reunión el pasado viernes con el delegado de Educación, Miguel Briones, sobre la que han informado al resto de padres.

Según han explicado, desde la delegación territorial les han confirmado ya un nuevo retraso en la edificación debido al los problemas de suministro de materiales. «Supuestamente, el 8 de julio tenía que haberse acabado la construcción del instituto y parece ser que nos vamos a diciembre de 2023, con lo cual ya habría empezado el curso». Ante esto, los representantes de los padres plantearon la posibilidad de trasladar los alumnos para entonces, «pero no tenían muy claro que eso fuera viable. Salimos con la sensación de que nos íbamos al siguiente curso 2024-2025».

Esta perspectiva les ha llevado a aprobar las movilizaciones para exigir que sus hijos puedan comenzar las clases en el nuevo equipamiento en 2023, como estaba previsto. «En esta situación están todos los alumnos de la ESO del SESO Las Dunas, que son unos 225 niños, con el agravante de que el año que viene pasan los primeros a Bachillerato y no tendrán las instalaciones mínimas necesarias para hacerlo con un instituto bien equipado».

Además, Gil ha asegurado tener contrastado que los retrasos, más allá de los producidos por la huelga del transporte y por la guerra en Ucrania, se deben a «discrepancias en el presupuesto que ascienden a algo más de un millón de euros» por la subida de los precios y que las obras llevan varias semanas «prácticamente paradas», con apenas «cinco operarios trabajando más un guardia de seguridad».