joaquina dueñas
Marbella
Sábado, 31 de julio 2021, 12:01
En la madrugada de este sábado entraba en vigor el toque de queda entre las 2:00 y las 7:00 horas en las ciudades de Marbella y de Estepona tras la validación por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y su siguiente ... publicación en el BOJA. Sus tasas de incidencia, superior a los 1.000 contagios por cada 100.000 habitantes (Estepona ya había bajado esa cifra a la activación de la medida) hizo que prosperase la propuesta del Comité de Expertos. La primera noche con esta nueva restricción fue tranquila Marbella. Sin incidencias reseñables y con una importante labor de la Policía Local, se levantaron cerca de una quincena de actas por infracción el toque de queda y se cerró un establecimiento por no respetar el límite horario en el distrito de Las Chapas.
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La ciudad contó con un refuerzo de unidades, concretamente, cuatro en la plaza de La Libertad de San Pedro Alcántara, cinco en Puerto Banús y ocho en el Puerto Deportivo Virgen del Carmen de Marbella (dos de ellas de paisano). «Casi medio centenar de agentes en el operativo a los que hay que felicitar por su labor», señalaba el edil de Seguridad, José Eduardo Díaz. El responsable municipal explicaba que «a partir de las 1:30 horas, se fue informando a los establecimientos de las zonas de ocio del toque de queda para su desalojo paulatino y para que los clientes fueran cumpliendo con la medida».
A la 1:00 de la madrugada, las terrazas todavía contaban con numerosos clientes disfrutando de la última copa en los alrededores del parque de La Alameda y del paseo del Mar aunque ya comenzaban a marcharse los primeros conscientes de la entrada en vigor del toque de queda. A la misma hora, a la entrada del Puerto Deportivo Virgen del Carmen, numerosos jóvenes salían ya dispuestos a regresar a sus residencias. Un público joven, la mayoría en la veintena, sin vacunar, que es el colectivo con mayor tasa de contagios del coronavirus actualmente.
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EUROPA PRESS
María, Inés y Marta son tres amigas del País Vasco de entre 19 y 22 años de vacaciones en Marbella que ya habían acatado la restricción desde el día anterior: «Pesábamos que el toque de queda era desde ayer», contaba Marta, algo disgustada con la medida. «De todos modos, en el País Vasco es igual, así que estamos acostumbradas», reconocía. En el recinto portuario, la Policía Local recorría sus calles comprobando el cierre de los establecimientos sin música a la 1:00 mientras informaban, en español y en inglés, a los visitantes y vecinos que había en los locales con música y discotecas y a que se concentran en el exterior de la obligatoriedad de estar en casa a las 2:00.
«Hoy, sobre todo, lo que hacemos es informar a la gente porque hay quien no se ha enterado», explicaba el subinspector Jesús Gallardo. Los agentes también controlaban a los que intentaban acceder a las playas (cerradas desde mayo en horario nocturno) y pedían a la gente que se pusiera la mascarilla porque, a pesar de estar en exteriores, no era posible guardar la distancia de seguridad.
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Una joven de La Coruña y su amiga se disponían a regresar a casa a la una y media conformes con la medida: «Estamos de vacaciones con la familia e iban a venir varios amigos pero están la mayoría confinados. Nosotras no fuimos a la fiesta en la que se contagiaron y sí hemos podido venir», explicaba. «Hay muy buen ambiente y en los locales se respeta la distancia de seguridad y los aforos están muy bien controlados», detallaba. «Fuera sí hay mucha gente y sin mascarilla», comentaba. Razón por la que consideraba que el toque de queda «es una medida coherente porque así la gente se comporta de manera más responsable. ¡Ahora a dormir!», terminaba.
Y así resultó con la mayoría de los jóvenes cuando a la 1:45 horas los agentes comenzaron con el desalojo del puerto. «Ahora, nos dirán que viven todos aquí al lado», comentaba uno de los policías porque muchos de ellos intentaban apurar hasta el último minuto. Dentro de las discotecas los empleados se afanaban en sacar a sus clientes. «Para nosotros es un poco de lío porque tenemos el horario de cierre a las 2:00 y hay que estar en las casas a la misma hora», explicaba el encargado de una de las discotecas. Estos establecimientos sí han notado el cambio ya que antes de la hora de cierre tienen que invitar a sus clientes a marcharse. De todos modos, indicaba que «aunque se ha notado, la gente lo sabe y se marcha sin problema».
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Y así fue que, salvo contadas excepciones de sujetos en estado de ebriedad que se mostraban más reticentes, la entrada del puerto era un incesante ir y venir de taxis trasladando a viajeros y de jóvenes saliendo hacia sus casas (aunque, eso sí, sin prisas). Antes de las dos de la madrugada, el reciento portuario estaba vacío y en las calles aledañas se dispersaba el gentío. Poco a poco el sonido de las voces de pequeños grupos de personas se trasladaba a los barrios y a los hoteles cumpliendo con el toque de queda mientras los trabajadores de la hostelería recogían y limpiaban sus negocios y la policía continuaba con su noche de servicio.
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