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DAVID LERMA
Marbella
Sábado, 13 de agosto 2022, 23:18
«El problema que estamos teniendo desde la delegación de Transportes es que el sistema de transporte público está completamente saturado. Hasta dos expediciones de ... autobuses de una misma línea se pueden ver en la misma retención», reconoce Enrique Rodríguez, concejal delegado del ramo. «Al final no se pueden cumplir los horarios. Cuando se le pregunta a los usuarios del sistema de autobuses urbanos, siempre surge la misma resignación. Ana María, que trabaja en una tienda de ropa en San Pedro de Alcántara, consulta la aplicación móvil de Avanza, la empresa concesionaria del transporte público en Marbella. «Es la misma angustia todos los días este verano. Procuro salir con una hora de antelación, porque nunca sé lo que me voy a encontrar». Son las doce de la mañana del miércoles 10 de agosto en la parada de autobuses de la Alameda, uno de los nodos de transporte público más importantes de la ciudad. Los usuarios, aunque molestos, se muestran pacientes. Ana María afirma que el tramo entre Nueva Andalucía, Puerto Banús y San Pedro de Alcántara «es terrible».
Apenas diez días antes, el 29 de julio, el Pleno del Ayuntamiento relanzaba unánimemente por sexta vez una moción para ampliar a tres carriles el tramo de la A7 que afecta a esa zona de la ciudad. En realidad, la propuesta podría calificarse de brindis al sol, porque es el Gobierno central de España quien ostenta la competencia de su posible construcción, pero así quedó en acta. La única representante de Ciudadanos en el Consistorio, María García, propuso también la necesidad de erigir una pasarela peatonal para conectar el distrito de Nueva Andalucía con Puerto Banús. Opción Sampedreña, por su parte, añadió la necesidad de dotarla de de nuevos carriles de aceleración.
Entre tanto, los usuarios, tanto residentes como turistas, asisten este mes de agosto a retrasos de hasta una hora en sus previsiones de desplazamiento. Como Erik y Nathalie, suizos, que llevan diez minutos en la parada de Puerto Banús. «Ayer estuvimos esperando cincuenta minutos para ir al centro», refieren. El concejal de Transporte afirma que «si el tráfico de coches se descontrola a primera hora de la mañana, a mediodía o media tarde, el servicio de transporte se ve afectado, aunque dispongamos de más autobuses. Y los retrasos se acumulan durante todo el día».
Ya a mediados de julio, Enrique Rodríguez presentaba el servicio especial de transporte público para los tres meses de verano, que entonces preveía superar los 1,5 millones de desplazamientos. «En verano se incrementa la demanda de este servicio en un 25 por ciento respecta al resto del año», decía entonces, pero los previsiones se han desbordado. «El problema no se resolvería fletando más autobuses», admite en agosto. Entre el 15 de junio y el 15 de septiembre, según el Ayuntamiento, se concentra el 32 por ciento de los usuarios para todo el año. La línea 1, que sale de La Cañada, pasa por Marbella y llega a Puerto Banús, ha pasado de las 84 a las 104 expediciones, pero si no parecen suficientes, es porque el problema es otro.
Los datos de uso de transporte público urbano son objetivamente buenos. Según los informes del Ayuntamiento, solo en el primer semestre de 2022 el servicio de transporte urbano superó los 2,5 millones de viajeros, un 21 por ciento más respecto al año anterior. «Son datos muy positivos que evidencian un crecimiento exponencial y refleja la apuesta de los ciudadanos por los desplazamientos sostenibles en un momento en que los precios de los combustibles se han disparado», afirmaba Rodríguez. Entonces precisaba que el 83% se habían realizado con la Tarjeta Municipal de Movilidad, que es gratuita para los empadronados en el municipio desde 2019, que cuenta con 72.000 unidades activas. Podría parecer que la tendencia al alza se debe al fin de las restricciones de la pandemia, pero lo cierto es que los usuarios han aumentado un 113 por ciento respecto a 2019, cuando se efectuaron 1,2 millones de desplazamientos en todo el año. Al incremento ha contribuido la creación de nuevas líneas, como la 12, 13 y 6B.
Parte del problema está en las colas interminables en el momento en que el autobús abre sus puertas. A pesar de la tarjeta de movilidad, aún son muchos los usuarios que pagan en efectivo. «Las tarifas están congeladas desde 2006, pero el dinero en metálico «penaliza la velocidad comercial, ya que implica que el conductor tenga que devolver el cambio a ese 20 por ciento de usuarios, habitualmente turistas, que usan el servicio de autobús, pero no emplean las tarjetas de recarga». El problema, reconoce Enrique Rodríguez, estriba también en el modelo de ciudad y a las limitaciones de sus infraestructuras. Marbella tiene un urbanismo difuso que hace inevitable el uso de vehículo privado, «que no contemplamos restringir, a pesar de que sólo tenemos una sola una vía de comunicación». El problema, en realidad, apela a la propia responsabilidad ciudadana.
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