La magia de Harry Potter encerrada en una tienda de Marbella

Tanto Warner como la escritora J.K. Rowling mantiene un férreo control sobre los artículos de mercadotecnia, aunque en diferente grado. Comprobamos también que no se puede tocar ningún objeto, como amablemente le hace ver a una clienta. Es tanta la variedad de objetos dedicados a la saga que al visitante le cuesta posar la mirada. Todo es absolutamente oficial, desde las exquisitas réplicas de varitas mágicas hasta los colgantes de plata cargados de símbolos arcanos. No faltan uniformes ni réplicas de criaturas fantásticas, ni por supuesto los libros, traducidos a diferentes idiomas.

«La gente se queda mirando la tienda, le gusta el ambiente. Dicen que es como Hogwarts en pequeño porque todo está muy bien hecho. Nos gusta elegir objetos y ropa de calidad». No hay un producto que se venda más que otro. Para nosotros son como reliquias. Los niños, asegura, «tienen preferencias muy diferentes, pero sobre todo por las réplicas, que son iguales a las de las películas», como la codiciada espada de Gryffindor, las pelotas aladas 'snitch' o las chillonas mandrágoras. «No solo compran para los niños, es todo muy transversal», asegura Rossella, quien sostiene que la pasión por el universo de Harry Potter no ha disminuido en los últimos veinte años.

«Te amo», dice entre risas cuando se le pregunta por los rumores de que Warner está pensando en reiniciar la saga con nuevos actores. «Pero dependerá mucho de cómo lo hagan, es difícil borrar del recuerdo las películas actuales. Se tiene que pensar muy bien», indica. «Espero que salga bien».

Para Rossella, todas las películas son importantes. No tiene ninguna favorita. «Cada curso en Hogwarts es un viaje hacia el interior y hacia la madurez. Es como cuando tenemos que descubrir el obstáculo que tenemos delante». Es el viaje del héroe de las mil caras, que diría el mitólogo Joseph Campbell. Un viaje que que para Rossella, que abrió su tienda en mayo del año pasado.