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joaquina dueñas
Sábado, 2 de julio 2022, 00:47
Solo la mitad de las empresas de nueva creación con empleados sobrevive más de tres años, en torno al 9 % no llega a cumplir su ... primer aniversario y una cifra algo mayor, el 10,8 % consigue alcanzar una década, según datos de Cepyme. Por eso, conseguir cumplir 70 años como empresa familiar y manteniendo la sede en su lugar de origen, Marbella, es una auténtica proeza. Este es el caso del Grupo Alfil que tiene sus oficinas centrales en pleno Ricardo Soriano, el corazón de la ciudad. Años de trabajo, de superación, de adaptación y de eso ahora tan de moda,resiliencia.
Esta empresa familiar, que cuenta con casi 100 empleados, lleva a gala que, a pesar de las diferentes crisis que han vivido, «nunca hemos dejado un impago», asegura su actual presidente, Francisco Gómez, hijo menor del fundador, del mismo nombre. «Tienes que tener claro cuál es tu objetivo, no salirte de él y hacer tu camino. Vas a correr menos pero vas a llegar más lejos», subraya su presidente.
Un camino que ahora es «adaptarnos a las nuevas circunstancias del mercado», señala. Para ello, el grupo está inmerso «en una transformación muy importante en su forma de funcionamiento para sentar las bases que permitan que la empresa siga viva dentro de 100 años». Con este proceso se ha incorporado la tercera generación al consejo de administración y tiene por objeto que la empresa trascienda a la familia. Parecen escucharse de fondo las palabras que el fundador dijo en su día a este periódico: «Lo que se debe evitar es que la familia fagocite a la empresa». Cuando una compañía se convierte «en agencia de colocación para familiares, tiene los días contados», valoraba en 2016.
«La obra que iniciaron mis padres en el año 1952 seguirá», afirma el actual presidente. «Sería bonito que los descendientes de mi padre pudieran recibir una vez al año un 'regalo' de mi padre. Que sea una excusa para juntarse todos para repartir el dividendo de lo que fundo el abuelo o el bisabuelo», evoca.
Corría el año 1952 cuando Francisco Gómez tomó dos grandes decisiones, la de contraer matrimonio y la de fundar la empresa Alfil. «Mi abuelo era agricultor. Tenía una finca en propiedad y otras alquiladas para la producción de uva moscatel. A mi padre, lo de trabajar en el campo no le motivaba. Sin embargo, el primer negocio que montó estaba relacionado con la agricultura: compró un tractor y una trilladora y las puso en alquiler. Así empezó», recuerda su hijo. Con los años, continuó adentrándose en otros negocios. Montó la primera carpintería mecánica de Marbella, entró en el negocio de los transportes y de la construcción de carreteras, participando en los trazados de la de Ronda o Benahavís, entre otras.
Hasta que en los años 50 comenzó con el que sería «el negocio de su vida: el cine», refiere Gómez. «Compró al marqués de Ivanrey, Ricardo Soriano, su parte de lo que luego se convertiría en el Cine Alameda para terminar haciéndose con todo». Curiosamente, comenzó llamándose Cine Lid porque «hubo un pleito y como le costó trabajo sacarlo adelante quiso ponerle Lid por la lucha».
Ese fue el primer paso de un camino que le llevaría a tener 42 cines dentro y fuera de la provincia y a producir nueve películas junto a su socio y amigo José María Forqué. «Le apasionaba, le encantaba», rememora su hijo que no puede evitar emocionarse al hacer la semblanza de su padre, su ejemplo y referente.
Sin embargo, su visión empresarial le permitió ir cambiando de sector «en función de cómo cambiaba la economía y las circunstancias», reconoce. En los 60 se introdujo en el sector hotelero e inmobilario y en los 70, con la legalización del juego, abrió el primer bingo de la ciudad. Con el nuevo siglo, cobró fuerza la división patrimonial que se dedica a los alquileres de oficinas y locales, parkings y que sigue siendo la más importante en la actualidad. Sin entrar en cifras de negocio, Gómez detalla que la empresa «emite unos 500 recibos de alquiler mensualmente». Desde hace doce años, comenzaron con el alojamiento para estudiantes, «un sector en el que no sentimos cómodos». Además, «mantenemos el cine por romanticismo porque es un negocio ruinoso», sonríe Gómez.
Quizás también por romanticismo, pero, sobre todo, por ser un «apasionado de Marbella», si el proceso en el que está inmerso el grupo culmina con éxito como espera, Gómez prevé retomar su carrera política como cabeza de lista de Por Mi Pueblo en los próximos comicios municipales.
Hace doce años, el Grupo Alfil se adentró en el negocio de las residencias de estudiantes y en 2012 pusieron en marcha unas becas para ayudar a los jóvenes de Marbella. Se trata de «devolver algo a la sociedad», dice su presidente, Francisco Gómez, pero también «de premiar la excelencia». Porque estas becas, 30 en cada edición, se otorgan por méritos académicos. «Mi padre daba mucha importancia al valor del esfuerzo», recuerda Gómez, «y el esfuerzo de un estudiante no tiene que ver con la renta de su familia», apostilla.
Comenzaron llamándose Becas Alfil pero cambiaron su nombre a Becas Francisco Gómez Reyes en homenaje al fundador del Grupo, fallecido en febrero del año pasado. En general, son para empadronados en Marbella, si bien, desde hace tres años destinan cinco de las ayudas a estudiantes con méritos deportivos. En este caso, sí pueden acceder deportistas de fuera de la localidad. Para optar a una de las becas, los interesados deben haber realizado previamente la reserva de la plaza y, tras conocer la nota de selectividad, pueden enviar el formulario correspondiente hasta el 29 de julio.
En estas 10 ediciones, serán 300 estudiantes universitarios los que se hayan podido beneficiar de ellas para lo que Grupo Alfil ha dotado 360.000 euros. En el mismo tiempo, los empadronados en Marbella han podido beneficiarse de un 5% de bonificación en cualquiera de los alojamientos que el grupo marbellí tiene en Teatinos, para lo que ha realizado una dotación adicional de mas de 250.000 euros.
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