La finca de Roca en San Pedro Alcántara: de fiesta para uno a fiesta para todos

Durante años, este gigantesco cortijo construido en un terreno no urbanizable pero situado en la zona natural de expansión de San Pedro, en el extremo Este de ese distrito junto a la margen derecha del río Guadaiza, fue símbolo del poder y la impunidad de Juan Antonio Roca, que desarrollaba allí su proyecto ganadero bajo la marca 'Marqués de Velilla'. Esta condición de emblema de la corrupción alcanzó su máxima expresión cuando durante la 'operación Malaya', el 29 de marzo de 2006, la policía entró en la finca y descubrió, además de una yeguada con un centenar de ejemplares valorados en tres millones de euros, otras muestras del lujo al margen de todo límite del que ostentaba Roca. Allí había obras de arte, una colección de carruajes y cientos de trofeos de caza entre los que no faltaban animales disecados de grandes dimensiones, incluidos osos, rinocerontes, jirafas y grandes felinos, o pieles de tigre. «Un evidente y sonrojante lujo», fue la descripción que el juez instructor, Miguel Ángel Torres, reflejó en el auto que envió a Roca a prisión.

Algo más de 15 años más tarde, cuando en octubre del año próximo se inaugure la feria de San Pedro en su edición 2021, la finca se habrá convertido en algo muy diferente y adquirirá un renovado significado histórico, pero en sentido inverso. Supondrá la apertura de sus puertas para que los vecinos de Marbella tomen posesión de una propiedad construida sobre la base del saqueo sistemático de la ciudad. Será mucho más que un resarcimiento simbólico.

Hasta entonces quedan aún por delante algunos meses de trabajo y una inversión cercana al medio millón de euros que se irá ejecutando por fases. El objetivo es convertir lo que era una finca ganadera en un recinto ferial para el disfrute de miles de personas, pero que también podrá acoger actividades tan diversas como presentaciones, congresos, conciertos o incluso rodajes cinematográficos. El abanico para aprovechar el nuevo equipamiento es múltiple.

Debido a que en el actual PGOU la finca está calificada como suelo rústico, las posibilidades de actuar sobre los edificios existentes es mínima. No sólo no se pueden hacer nuevas construcciones, sino que tampoco está permitido realizar mejoras, ni siquiera un tímido alicatado, ni mucho menos construir elementos que serían de gran utilidad, como baños, cocinas u otro tipo de equipamiento. Por ese motivo, está previsto que en el momento que se empiecen a celebrar los primeros eventos se recurra a servicios portátiles.

Con esas limitaciones, las obras se están desarrollando en una doble dirección. Por un lado, la demolición de edificaciones que no tendrán ninguna utilidad. La más significativa ha sido el derribo de la estructura de la vivienda que Juan Antonio Roca se estaba construyendo en el momento en el que fue detenido, en marzo de 2006, y de la piscina, que ha también ha sido eliminada. También se están sustituyendo las canalizaciones de saneamiento y abastecimiento de agua, insuficientes para el nuevo uso de la finca y que estaban en muy mal estado de mantenimiento, por otras de mayores dimensiones.

El resto de las actuaciones van encaminadas a adaptar La Caridad a su nuevo uso, según explica el teniente de alcalde de San Pedro, Javier García. Así, la construcción levantada por Roca para albergar los carruajes y los trofeos de caza se convertirá en la futura caseta municipal, el picadero techado donde se desarrollaban exhibiciones de caballos será un recinto para albergar los conciertos de la feria y la nave originalmente destinada a la alimentación de los animales será utilizada para guardar los materiales de mantenimiento.

Hay otras construcciones que de momento no han encontrado destino, como la pequeña capilla construida en uno de los extremos de la plaza central del cortijo, que incluye vidrieras de cierto valor artístico, y la casa, de grandes dimensiones, que ocuparon los guardianes de la finca. «Como profesor de historia no me gusta que se derribe todo, las futuras generaciones tienen que saber lo que había aquí», sostiene García.

Una de las cuestiones que más ha llamado la atención es la excelente calidad de los edificios levantados por Roca, que han resistido el paso del tiempo y el abandono al que la finca estuvo sometida desde 2006. Por ese motivo, la imposibilidad de realizar obra nueva no supone un gran problema.

Con dos entradas, una al Este y la otra, al Oeste, el futuro recinto contará con dos zonas de aparcamiento. El primero se utilizará cuando se celebre la feria de Nueva Andalucía, que debido a sus menores dimensiones se desarrollará solamente en el sector oriental de la finca, y otro mucho mayor en el otro extremo, donde está prevista la construcción de una portada desmontable. Cuando se celebre la feria de San Pedro se situarán en el sector Este las atracciones mecánicas y en el Oeste, en dos zonas diferenciadas, las casetas y las barras. En la parte central estarán la caseta municipal, el recinto de conciertos y un sector que podrá ser utilizado por los caballistas.

En el Ayuntamiento son conscientes de que la recuperación de la finca abre un abanico de posibilidades en el que no cabe descartar nada. Incluso que en el futuro, si existe consenso ciudadano para ello, acabe acogiendo también la feria de Marbella. El tiempo dirá.