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josé maría martín
Marbella
Domingo, 13 de diciembre 2020, 00:57
La cara sur de Sierra Blanca ha recibido esta semana el certificado Q de calidad. Se trata de la primera red de senderos de ... España que consigue este reconocimiento, lo que supondrá, sin duda, un gran impulso para la promoción de la ciudad de Marbella desde el punto de vista medioambiental y de turismo deportivo.
Buena culpa del éxito y el buen estado de multitud de estos senderos, presentes a lo largo de los más de 50 kilómetros transitables que tiene la montaña, la tiene la agrupación Mujeres en las Veredas, con Dolores Navarro al frente. Ella y un grupo de amigas decidieron constituirse en asociación, en el año 2009, con el objetivo de que los trabajos de recuperación de rutas que habían realizado durante años tuviese divulgación.
Dolores ha recorrido prácticamente cada rincón de la montaña marbellí desde hace 40 años, cuando comenzó a descubrirlos junto a su hermano Juan, figura clave en los conocimientos que ella atesora hoy en día. Tras un tiempo alejada de las rutas y senderos, volvió a la montaña para descubrir que la mayoría de ellos se encontraban cerrados debido al deterioro y la falta de conservación por las autoridades. Se quejó y protestó pero no sirvió para mucho, aunque fue una de las respuestas que recibió la que le empujó a iniciar la tarea por la que hoy es reconocida. La frase fue «pues coge unas tijeras y hazlo tú misma». Dicho y hecho.
Tras convertirse de forma legal en asociación, la respuesta de la ciudadanía fue abrumadora, recuerda Dolores. «Todo fue rodado. Desde el primer momento la respuesta de los vecinos fue muy importante para conseguir lo que se ha hecho. Nuestra forma de protestar por la suciedad y el deterioro que había fue trabajar», recuerda. Solo durante el primer año de vida Mujeres en las Veredas consiguió adecentar 5,5 kilómetros de senderos, los correspondientes a la 'Vereda del Faro'.
Otro de los hitos que destaca esta cronista de la montaña marbellí fue comenzar a celebrar la popular Carrera por Montaña Sierra Blanca, que en su última edición, en febrero de este mismo año, reunión a más de 1.200 participantes. «En 2014 se hizo la primera carrera, para conmemorar que habíamos abierto todos los caminos de la cara sur de Sierra Blanca y nunca pensamos que tendría esa acogida. El empuje fue arrollador. Los corredores nos dijeron entonces que se podía hacer un circuito de 40 kilómetros de caminos y nos pusimos a ello», apunta Navarro.
Además del trabajo con los senderos y rutas, a nuestra protagonista se le puede atribuir otro mérito de igual o más importancia. Desde que comenzara a estudiar la sierra, en torno a finales de los años ochenta, ha hecho un enorme esfuerzo por recuperar y divulgar la toponimia de la zona. Su afán porque no se perdieran los nombres de cada uno de los rincones de su adorada montaña, con el paso del tiempo, le llevó a sacarse estudios en fotografía para poder hacer fotos panorámicas que luego llevaba a las personas más mayores de Marbella, Ojén e Istán – los tres municipios comparten Sierra Blanca-, con el fin de conocer y catalogar aquellos lugares cuyos nombres había oído mencionar tantas veces en los paseos junto a su hermano.
El esfuerzo de tantos años de Mujeres en las Veredas ha ido, poco a poco, poniendo en valor un auténtico pulmón verde repleto de características únicas para el que pasea y el que desea entrar en armonía con la naturaleza. El certificado Q de calidad recibido esta semana viene a poner el broche a esa consistencia y dedicación. Para Dolores tiene importancia porque supone que las administraciones pongan el foco en la montaña.
«Es un premio al trabajo que tienen que conseguir las instituciones e implica que los ayuntamientos tienen que comprometerse con el cuidado y el mantenimiento de los caminos y sendas, lo cual es muy bueno».
A pesar de que ya no puede disfrutar tanto de sus paseos por la montaña, Dolores echa la vista atrás y siente orgullo por lo conseguido pero, sobretodo, por haber conseguido transmitir el cariño por la montaña a los que vienen detrás.
«Nosotras tuvimos la idea y el empuje inicial, pero luego han venido muchos que han andado la sierra, la han cuidado, y se han preocupado por conservarla. El mayor logro es que la conoce y la ama mucha gente y, cuando uno ama algo, se preocupa por conservarlo», asegura.
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