Doctor Díaz Aroca: «La Medalla de Marbella es el honor más grande que pueda tener un ciudadano»

El aforo del Teatro Ciudad de Marbella estaba al completo y durante la celebración del acto se vivieron momentos muy emotivos que pusieron en pie al público presente en varias ocasiones y en el que no faltaron referencias a los 264 fallecidos «que nos llegan al corazón» a causa de una pandemia que «esperemos acabe cuanto antes» indicó la alcaldesa, Ángeles Muñoz. Además de a la paz y a la recién comenzada guerra en Ucrania. «También hoy, desgraciadamente, debemos dar todas las muestras de solidaridad y de cariño al pueblo ucraniano y a esos miles de ciudadanos que deben abandonar sus casas y su país», destacó la regidora durante su intervención. Antes de terminar esta declaración el auditorio al completo dedicó a Ucrania un espontáneo y sonoro aplauso. Mientras, en el palacio de congresos Adolfo Suárez, se recogían medicamentos y comida para enviar a este país. Cabe recordar que en Marbella residen unos 2.700 ucranianos.

El otorrino de Marbella

«Recibir la Medalla de la Ciudad es el honor más grande que pueda tener un ciudadano marbellí», aseguró el que durante años ha sido conocido como el otorrino de Marbella, el doctor Díaz Aroca. De él dijo la alcaldesa que «no todos los héroes llevan capa, sino que algunos lucen una bata blanca y ennoblecen la medicina con una entrega y una dedicación impagables». Impulsor del hospital Costa del Sol, Díaz Aroca llegó a Marbella a medios de los cincuenta para ejercer su especialidad cuando en la ciudad sólo había dos médicos, él y el doctor Andrés Manuel Sánchez Cantos, recordó desde el escenario. «La Marbella del 56 era una ciudad encantadora», destacó el doctor visiblemente emocionado. «En ella me he casado, he educado a mis hijos, he desarrollado mi profesión y he atendido a varias generaciones de pacientes», afirmó. Además, como en aquellos tiempos aún no había hospitales en la ciudad, también acudía a algunas urgencias, lo que le permitió conocer a «marbelleros de todas las edades y estados sociales», comentó. «Si tuviera que dar las gracias a todas las personas que me han ayudado en Marbella, no cabrían en un libro», indicó entre risas, pero no quiso dejar de mencionar a Paco Jiménez y a Salvador Morera, quienes le ayudaron a «practicar idiomas en la oficina de Turismo de la Alameda para el examen del preuniversitario», a Paco Gamito y José María, que «todos los sábados me esperaban en la calle San Juan de Málaga para volver a casa» o a su primer amigo en Marbella, Diego Mata, y hasta el propio Monseñor Rodrigo Bocanegra.

Vocación por la docencia

En esta edición de las Medallas de la Ciudad, Marbella ha querido reconocer también la labor docente de las Hermanas de María Auxiliadora y de ellas resaltó Ángeles Muñoz que «la enseñanza que han dejado las salesianas en cientos y cientos de niños de nuestra ciudad es esa que llega al corazón» y mencionó que «casi todos conocemos a alguien que ha pasado por las aulas de sus centros educativos en la ciudad y que ha aprendido la mejor lección de todas: como es ser un buena persona». Desde la institución han reafirmado su «serio compromiso por la acción educativa de calidad en la ciudad» y recordaron que esta congregación religiosa arrancó con la llegada de las cuatro primeras Hermanas de María Auxiliadora a la ciudad en 1953 «gracias a la insistencia del entonces párroco Don Rodrigo Bocanegra y al apoyo de algunas señoras muy preocupadas por la educación de las niñas».

La última de las distinciones de este 2022 ha recaído en Bancosol por las «toneladas de semillas de altruismo que planta en nuestra ciudad eta ONG con su labor social», subrayó la regidora de Marbella.