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Jueves, 20 de enero 2022, 20:00
A las diez menos cuarto de la mañana, Claudia paseaba con su perro por la playa de La Rada en Estepona cuando una mujer con prismáticos le señaló un bulto a lo lejos que lentamente se acercaba a la orilla: «¿Qué crees qué es?», le ... preguntó. Poco podía imaginar esta joven que se trataba de un rorcual común, una ballena que llevaba varios días muerta en el mar y que ha terminado varando en la orilla de este arenero, convertido este jueves en punto de peregrinación para vecinos y visitantes después de que las redes sociales se hicieran eco del acontecimiento. Y es que, como Claudia, nadie quería perderse este acontecimiento único. Por eso, ella seguía horas después junto a su perro y dos vecinos menores observando cada movimiento que se producía en torno al animal. «Estoy esperando a que lleguen los expertos para ver cómo la sacan», contaba a pesar de que se sentía triste por la situación.
Y es que los sentimientos entre todos los curiosos que se congregaban por decenas basculaban entre la sorpresa y la admiración por el tamaño y la tristeza al tratarse del cadáver de un espécimen cría.
En el litoral esteponero es más habitual la aparición de delfines o de atunes, sin embargo, no hay constancia de la llegada de ballenas desde hace décadas. Así lo explicaba la concejal de Playas, Susana Aragón. «A eso de las diez de la mañana ha llegado el aviso de que ya se veía la ballena flotando a unos 200 metros de la orilla y ha tardado poquito en acercarse al rompeolas». «No suelen salir ballenas en esta zona. Hace 50 o 60 años salió otra en la playa de La Rada pero no es lo habitual».
Entre el jaleo de los curiosos, muchos temían que pudiera reventar en cualquier momento ya que el cetáceo se encontraba muy hinchado a causa del efecto de las bacterias de la descomposición. Precisamente ese efecto globo fue el que facilitó que la marea la arribara a la costa: «Ha hecho un efecto vela y la ha traído», contaba Pablo Aragón, al que había avisado su hijo y es miembro del Grupo Naturalista Sierra Bermeja y de la plataforma Sierra Bermeja Parque Nacional. «Lo más eficaz sería cogerlo por la cola con un cabo y llevarla hacia dentro del mar para que sirviera de carnaza el resto de los animales porque en el mar se recicla todo», valoraba este activista que, a pesar de no conocer las causas de la muerte del animal planteaba la posibilidad de que hubiera podido ser golpeado por un buque: «La zona del Estrecho de Gibraltar tiene tanto tránsito marítimo y hay tan poco espacio que se producen accidentes».
Los más jóvenes también se preguntaban sobre cuál podía haber sido la causa del fallecimiento del animal y entre ellos, muy concienciados con la acción del hombre sobre el medio ambiente, ganaba enteros la posibilidad de que el plástico hubiese tenido algo que ver, «Me ha parecido por un lado, lamentable, y por otro, una experiencia inolvidable porque nunca habría visto una de cerca», contaba Iker, de 14 años. «También me ha dado mucha pena y he pensado lo primero en los plásticos y en los contaminantes que hay», continuaba. «Muy triste» le parecía también a Lucía, de nueve años, disgustada con que «ahora se está contaminando mucho».
Un acontecimiento que ha llamado tanto la atención que incluso ha sido motivo de excursión para algunos alumnos del colegio San José, situado a un paseo de donde estaba varada la ballena. A media mañana llegaban cuatro clases de tercero y cuarto de este centro educativo. «Los niños están encantados porque desde el confinamiento esta salida es la primera que hacemos aunque también nos da un poco de pena ver al animal muerto», explicaba Pepa Mira, profesora cuarto de primaria. A pesar de todo, para ellos era un acontecimiento porque podían «ver una ballena físicamente, que nunca la habían visto», puntualizaba. Un breve paseo que ha convertido su jornada escolar de este jueves en toda una aventura.
Y mientras la multitud admiraba la envergadura de esta cría de rorcual común, de 14 metros y medio, los profesionales se preparaban para trabajar en su retirada. Agentes de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Policía Local y Protección Civil colaboraban para controlar la situación junto a efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos que se preparaban para eslingar al animal para elevarlo y llevarlo a una zona preparada donde los técnicos Centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (CREMA) del Aula del Mar, del Instituto Español de Oceanografía (IEO) le tomaron las muestras de tejido muscular y adiposo, huesos y cartílago. A lo largo de la jornada de este viernes seguirán los trabajos.
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