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hugo simón
Martes, 1 de agosto 2017, 00:36
En los años 70, la década que la encumbró como modelo y actriz, solía visitar Marbella acompañada de su gran amiga Liza Minnelli para encontrarse con David Rothschild, con el que mantenía una relación que no aprobaba la familia del entonces heredero y hoy veterano ... presidente de los bancos franceses que llevan su apellido. Tras volver a la ciudad de la Milla de Oro el pasado año para disfrutar de una estancia vacacional, Marisa Berenson ha regresado este verano en una escapada fugaz con dos citas obligadas: presentar una nueva línea de cosméticos de su firma de belleza y amadrinar la fiesta temática celebrada en el hotel Marbella Club que homenajeaba a Studio 54, la mítica discoteca neoyorquina en la que fue rostro habitual junto a otras estrellas de la moda y el arte. Entre ellos, el artista Andy Warhol, que fue en 1976 el encargado de hacer las fotografías del primero de los dos enlaces matrimoniales de la modela, con el empresario James Randall. Berenson vestía de Valentino.
Hija de una condesa y un diplomático y nieta de la legendaria diseñadora de moda Elsa Schiaparelli, apareció a los cinco años, junto con su hermana, en la portada de la edición francesa de la revista ‘Elle’. Musa de Yves Saint Laurent, ocupó después las primeras páginas de las publicaciones de moda ya en solitario. Fue portada de ‘Vogue’ y también de ‘Time’, cinco años después. La modelo mejor pagada del momento. Dice, sin embargo, no sentir nostalgia. «Cada época es distinta pero las creaciones siguen manteniendo una alta calidad y he encontrado nuevos diseñadores fantásticos como es el caso de Simona Gandolfi», asegura. La italiana es la pareja desde hace dos décadas del príncipe Hubertus de Hohenloe, responsable de ‘El Patio’, el ‘lounge-bar’ del hotel Marbella Club que acogió la fiesta de Studio 54. «Tiene un estilo fantástico», destaca la modelo, icono del glamour en los 70, que regresó de manera puntual a la pasarela hace siete años en un desfile de Tom Ford.
Berenson tampoco añora su época dorada en el mundo del cine, donde debutó de la mano de Luchino Visconti en ‘Muerte en Venecia’. «Fue un sueño empezar así», recuerda la actriz, que fue nominada en 1972 a dos globos de oro por su papel de la rica heredera judía Natalia Landauer en la oscarizada ‘Cabaret’, de Bob Fosse. Tres años después llegaría ‘Barry Lyndon’, de Stanley Kubrick, en la que Berenson interpretaba a Lady Lyndon, la rica viuda seducida por el aventurero irlandés al que daba vida Ryan O’Neal. «Fue la película que cambió mi vida», afirma, tajante. Considera «un placer» haber trabajado con Clint Eastwood en ‘Cazador blanco, corazón negro’ y admira a Pedro Almodóvar –»y no lo digo porque estemos en España», apunta-, pero siempre regresa a Kubrick. «Era alguien que trabajaba en todos los detalles, para que fuera auténticos, hasta la perfección», subraya Berenson, que resalta que en ‘Barry Lyndon’ el director decidió rodar con luz natural, utilizando velas en las escenas nocturnas y de interior, para conseguir un verdadero ambiente de época.
No ha abandonado la interpretación. En los últimos tiempos ha participado en la película italiana ‘Io sono l’amore’ o ha encarnado a la Virgen María en la controvertida ‘El discípulo’, del español Emilio Ruiz Barrachina. El pasado año hizo de la Señora Capuleto en la obra ‘Romeo y Julieta’ que, dirigida por Kenneth Branagh, se representó durante cuatro meses en el teatro londinense de Garrik. El día en que se conmemoró el 400 aniversario de la muerte de Shakespeare la obra se proyectó además en 1.200 salas de cine de todo el mundo. «Fue una experiencia fantástica», apunta Berenson, que se considera una afortunada por todo lo que ha vivido, aunque en 2001 sufrió una enorme tragedia cuando su hermana Berry falleció en uno de los aviones que se estrelló contra el World Trade Center de Nueva York en los atentados del fatídico 11 de septiembre.
Al verla, nadie pensaría que ha cumplido 70 años. No hay mayor reclamo para presentar su nueva línea de cosméticos de la firma que lleva su nombre. Lo hizo también en el Marbella Club, en un exclusivo evento al que no faltaron la princesa Beatriz de Orleans y Hubertus de Hohenlohe. Cuenta que hace 40 años decidió hacer sus propios productos de belleza, cien por cien naturales. Pero no es el único secreto para estar en forma. «Beauty is inside and out». La belleza está dentro y fuera, mantiene Berenson, fiel defensora de la filosofía holística, cuya base es considerar las cosas de manera global. El cuerpo también. «Hay que cuidar también la belleza interior», subraya la modelo, que sigue una alimentación saludable y practica la meditación a diario. Un día después de la ‘beauty party’ ejerció de madrina en la fiesta homenaje a Studio 54. Quién mejor como referente de la época que aquella a la que un día Yves Saint Laurent definió como «la chica de los 70».
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