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A sus 64 años y con 12 retirado de la primera línea de la política, Antonio Romero reapareció en Marbella la semana pasada, un día después de la exhumación del cuerpo de Franco, para presentar la edición ampliada del libro 'Costa Nostra: la realidad de la mafia en la Costa del Sol', que escribió junto al portavoz de Izquierda Unida en esa ciudad, Miguel Díaz. El parkinson que le diagnosticaron a los 52 años le provoca por momentos alguna dificultad en el habla. «La cabeza -advierte- me sigue funcionando bien». Aunque en un segundo plano, sigue con su militancia en Izquierda Unida y en el Partido Comunista que comenzó antes de cumplir los 18 años
-¿Cómo está?
-De salud, como dicen en mi pueblo, de regular para para peor. El parkinson ya me afecta mucho, llevo ya más de 12 años con la enfermedad, aunque me hicieron una operación muy bien hecha, dos cirujanas, mujeres, muy jóvenes de Carlos Haya que me han quitado los temblores, un aspecto muy desagradable de esta enfermedad. Pero tengo otros problemas añadidos que me dificultan las cosas.
-¿Qué está haciendo?
-Estoy escribiendo. Estoy acabando un nuevo libro y ayudando en la campaña electoral de Unidas Podemos.
-¿Qué le ha parecido la salida del cuerpo de Franco del Valle de los Caídos?
-Yo creo que ha sido una gran decisión por parte del Gobierno democrático y constitucional de España, porque este era uno de los temas que convertían a la Transición Española en un punto y seguido y no en un punto y aparte. Es muy importante que veamos el daño que hizo la dictadura y ha sido un acierto.
-¿No comparte las críticas de electoralismo que se han hecho desde parte de la izquierda?
-Sí, si. Lo que pasa es que son críticas menores. Lo fundamental, hermoso, lo que ha compensado moralmente a mucha gente llega muy tarde y como fruto de la presión social. Hemos logrado esa compensación moral y ética a la gente que sufrió directamente la represión. Me he acordado de mi padre. Luego, el detalle de la bandera, se ha sido demasiado respetuoso con quien no lo fue con la libertad de los españoles.
-¿Cuál es la crítica?
-Ha sido una buena decisión, una decisión hermosa, positiva. Ahora, como lo ha hecho Pedro Sánchez, lo hace como lo hace, en su estilo de solemnizar lo obvio. No debería haber sido un acto solemne. Eso ha tenido tufillo electoral, pero lo importante es que Franco ya no está en el Valle de los Caídos. Todavía queda el ducado. La Monarquía tiene un cordón umbilical con el franquismo, el padre de Felipe VI fue nombrado heredero directo por Franco. Eso queda pendiente, es la próxima asignatura junto con sacar de la cuneta a más de cien mil personas, 50.000 en Andalucía, entre ellos a Lorca y a Blas Infante.
-¿Qué opinión tiene de la situación política y de la repetición electoral?
-Yo creo que se ha desaprovechado una ocasión de oro para hacer un gobierno del PSOE con Unidas Podemos, que es lo que quería la mayoría de la gente. Los socialistas que eran interventores y apoderados se presentaron en la calle Ferraz para decir que con Rivera no. Rivera no era el aliado natural, pero sí lo era del Ibex 35, que es el que le ha doblado el pulso a Sánchez y ha logrado la repetición electoral. Aquí en España hay mucha gente con mucho poder.
-¿Cree que Unidas Podemos hizo bien esa negociación?
-Yo creo que sí, aunque Pablo Iglesias no debería haber aceptado el veto. No se puede negociar con una organización política y vetar al líder. Luego, esa oferta que caducaba a las 24 horas... No querían pactar. Pedro Sánchez tuvo una frase muy desafortunada cuando dijo que no dormiría tranquilo. Lo que le tiene que quitar el sueño son los 12 millones de pobres, de los que cuatro millones son niños, los pocos derechos laborales que van quedando, que los bancos no devuelvan los 60.000 millones que se llevaron, la situación en Cataluña...
-Lo que ha pasado hace muy difícil que pueda haber un pacto de la izquierda después del día 10.
-Sí, pero el pacto lo hacen los ciudadanos en las urnas. Ni Iván Redondo, no todos los asesores que tenga podrán evitar el pacto si lo quieren los electores. La fuerza radica en la gente.
-¿Qué opinión le merece Alberto Garzón?
-Una gran opinión. Es un hombre honesto, decente, muy dedicado. Quizás sea más economista que político. Es muy riguroso. Parece inflexible y dogmático, pero no es verdad. Tiene mucha preparación técnica. Es un gran economista que ha escrito libros muy potentes.
-Cuando hizo el acuerdo con Podemos, hubo algunas voces críticas en su formación a que opinaban que Izquierda Unida perdía identidad y que pasaba a ser una fuerza subordinada. ¿Compartió esas críticas?
-No. Nosotros no teníamos otra salida que la unidad política, electoral, programática. Y en un futuro veremos. Pero eso no significa que Izquierda Unida no tenga que tener voz.
-¿Qué hizo mal Izquierda Unida para que su espacio fuera ocupado por Podemos?
-El espacio que ocuparon fue mucho más amplio, cinco millones de votos. Eso no lo tuvimos nunca. En España se hizo una Constitución bipartidista con una ley electoral que aceptó Carrillo que yo no hubiera aceptado en la vida en la que un diputado nuestro valía 200.000 votos y uno del PNV, 50.000. Fue una ley electoral contra el PCE. Un diputado por Soria salía por 20.000 votos y yo por Málaga salía por 90.000.
-¿Qué opina de la situación en Cataluña y en concreto de la posición que está manteniendo la izquierda?
-Yo creo que Cataluña es un problema político. En una sesión de control parlamentaria durante el gobierno de Felipe González, antes de que comenzará, estábamos charlando con Fernández Ordóñez, que era ministro de Exteriores y recuerdo que nos dijo: «el País Vasco venía por derecho, sin dobleces, sin ocultar lo que piensan, pero el día que Cataluña diga aquí voy yo nos vamos a enterar en España». Me acuerdo mucho de él estos días, fue premonitorio. Cataluña tiene un peso fundamental en la economía, en la cultura, son siete millones de habitantes, tiene una gran investigación de I+D. Ahí hay dos millones de andaluces, nuestra juventud más inquieta fue para allá.
-¿Qué solución tiene?
-Nos hemos quedado sin anclaje jurídico e institucional para dar una respuesta. Su estatuto fue ratificado por la gente. ¿Cómo puede ser que el Tribunal Constitucional, doce hombres sin piedad, después de que la gente vote, lo anule? En Andalucía no hicieron eso. Hoy hay artículos vigentes del Estatuto de Andalucía que están invalidados en el catalán. ¿Cómo puede ser eso? Ahora el estatuto está superado porque las cosas se hicieron muy mal. Rajoy creyó que mandando policía y Guardia Civil, que con togas y con sables se solucionaba el problema de Cataluña. Así no vamos a ninguna parte. Rajoy fue una fábrica de independentistas.
-¿Y ahora qué hay que hacer?
-Por mucho que diga Grande Marlaska que es un problema de orden público, es un problema político de primera entidad. Grande Marlaska sabe de política muy poco, en mi pueblo hay cuatro o cinco pensionistas que saben de política más que él. La extrema derecha y la derecha y el independentismo se alimentan mutuamente. Hay nueve políticos catalanes condenados a más años de prisión que los 52 condenados por el 23F y que Barrionuevo y Vera, condenados por el secuestro de Segundo Marey pagado con fondos reservados de dinero público.
-¿Qué cree que tiene que plantear la izquierda para Cataluña?
-La izquierda tiene que plantear un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Y nosotros tenemos que hacer campaña para que la gente vote que no a la independencia. Yo me ofrezco para hacerlo. Yo no quiero que Cataluña sea independiente y lucharé democráticamente para eso, pero el derecho a decidir lo tiene la gente. El debate aquí es si el pueblo catalán es un sujeto político o si lo es el pueblo español en su conjunto. ¿Cómo va a decidir un ciudadano de Algeciras qué nivel de autonomía tiene que tener Cataluña?
-Ellos creían que iban a gobernar siempre, que sus chanchullos nunca se descubrirían y que nuestras denuncias no tenían fundamento, que eran críticas políticas de una izquierda radical y desfasada. Los eres es una corrupción terrible, moralmente rechazable y un desastre político.
-La alternancia ha llegado con la irrupción de la extrema derecha.
-A mí me sorprendió el voto en Andalucía. Me sorprendió que irrumpiera Vox y que la derecha sumara.
-¿A qué lo atribuye?
-Yo creo que Susana Díaz les hizo el trabajo sucio cuando despidió a los consejeros de Izquierda Unida y se reunió con Botín. Desmoralizó a mucha gente que no fue a votar. La derecha ganó porque la izquierda se abstuvo
-¿Cree que el actual gobierno andaluz se va a consolidar?
-No si hay una alternativa de izquierda clara. La fórmula de Adelante Andalucía es muy buena, aunque era una locura plantearla para estas elecciones generales. Estoy de acuerdo con Maíllo en todo lo que ha hecho. Su ida es una gran pérdida intelectual y política.
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