Arranca en Marbella la feria de día de San Bernabé

A las doce y media del mediodía, las reinas de la Feria de San Bernabé regían las miradas de los transeúntes que se acercaban a la gran fuente del Parque de la Alameda. Después de un goteo de personalidades municipales, ya cerca de la una, el arco de la feria de día se fue llenando de turistas curiosos y orgullosas madres, y poco a poco aquello se convirtió, durante la sesión de fotos, en un plano secuencia berlanguiano. La situación no llegó a mayores, a pesar de la presencia de

los dos grandes homenajeados del día, Juan Llamas Pescada (la Tanque) y Antonio Pineda Gil (Toñi), quienes recibieron una placa en el que se reconocían sus aportaciones artísticas y folclóricas en la libérrima Marbella de los años sesenta y setenta.

Su naturalidad, sumada a esa edad en la que ya se puede decir cualquier cosa sin miedo, fue lo más destacado de una mañana calurosa, que fue desgranándose lentamente en la veintena de casetas de la Avenida del Mar, con presencia de políticos socialistas y populares que velaron durante la hora del aperitivo sus respectivos barras. Dos cosas se mencionaron en los corrillos entonces: la ausencia de la caseta de Izquierda Unida, tras su desaparición como grupo del Ayuntamiento, y, a modo de traca para el domingo, el mitin de Vox en el parque de la Constitución.

Minutos antes, Enrique Rodríguez, concejal de Juventud, puso cara de circunstancia cuando se le preguntó por esto último, justo antes de que su compañera, María José Figueira, delegada de Fiestas, entrara a hablar con los medios para destacar el precio de las atracciones de feria (3,5 euros). Más barato, aseguró, «frente a los existentes en otros puntos de la Costa del Sol y Andalucía, que oscilan entre los 4,50 y los 7 euros». Figueira destacó que esto es posible «gracias a la gestión de este equipo de Gobierno» y, sobre todo, «la cesión altruista de la familia Ramos Marín», propietaria de los terrenos. No dejó tampoco de destacar la decoración, que este año se apunta al morado, el lila y el fucsia.

«Se han acordado de nosotros. Lo llevo en el corazón guardado», ha dicho Toñi tras recibir su placa, dueño de una vida trufada de anécdotas junto a su compañero Juan, conocido como La Tanque, por el ímpetu con el que acometía en su juventud cada juerga flamenca, cada gala en hoteles de categoría, para las que diseñaban, bordaban y se travestían con esa fantasía teatral que hoy se diría queer. «Partía la pana en Ricardo Soriano. Era muy guapo y muy trabajador. Todo el mundo me quería en Marbella. Fuimos pioneros. Y entonces no había tanta gente buena como ahora», apuntó.

Deslenguado y con gracia, Toñi se dio cuenta de lo política que este año puede llegar a ser esta festividad y, recordando a la Faraona, a la que tantas veces emuló, recitó una copla ad hoc que le atribuye: «Ya vienen las elecciones/ todo el mundo empieza a votar,/ que voten por el partido/ que a cada cual le convenga más/ Yo tengo mi partidito/ que seguro que va a ganar». Cuando le preguntan por su voto, Toñi hace la revolera. «Yo soy muy hija de la gran puta y solo voto a quien hace bien las cosas», añadió antes de desaparecer entre el bullicio marbellí.

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