Borrar
Javier Mérida, ayer, flanqueado por su médico, Rosa Sánchez, y su entrenador, Jaime Vigaray.
La revancha de Javier Mérida

La revancha de Javier Mérida

El próximo desafío del paratriatleta es sumergirse en las gélidas aguas del fin del mundo, en la Patagonia

Nieves Castro

Miércoles, 22 de febrero 2017, 00:40

En el verano de 2015, el paratriatleta Javier Mérida, conocido no sólo por sus méritos en las pistas, sino también por sus retos anuales de deporte extremo, volvía de Escocia sin alcanzar su objetivo: cruzar a nado el famoso lago Ness. Temperaturas 10 grados más bajas de lo previsto para esas fechas frustraron el intento del hombre-récord de San Pedro, que desde entonces vive, como él mismo reconoce, con «esa espinita clavada». Un cuerpo extraño del que pretende despojarse nadando ahora el canal de Beagle. Como ya informó SUR el pasado 13 de enero, su próximo desafío es sumergirse en las gélidas aguas del fin del mundo, en la Patagonia. La temperatura del agua, que previsiblemente oscilará entre los 6º/10º centígrados, recrea las duras condiciones de la aventura escocesa. «Nadar este canal es una especie de revancha, así me lo tomo, y vamos a ir a intentarlo», afirmó Mérida ayer durante la presentación de la prueba.

Este próximo viernes el equipo del deportista pone rumbo a Argentina para intentar su hazaña, cruzar el paso que une las costas de Argentina y Chile, en las inmediaciones del polo sur. El nadador intentará cruzar y volver al punto de partida en 60 minutos sin traje de neopreno y convertirse así en el primer español en completar esta prueba de deporte extremo.

«Este año hemos cambiando el concepto de travesía. No se trata de un reto de distancia, sino contra las condiciones: el frío y el tiempo», explica su entrenador, Jaime Vigaray. El principal desafío al que plantar cara: el frío. Los 3 kilómetros de travesía discurren en aguas literalmente heladas. Mérida, que sólo irá equipado con bañador, gafas y gorro, se enfrentará a valores que oscilarán entre los 6 y 10 grados dentro del agua. Fuera de ella no se espera que el mercurio ofrezca tregua. Los otros enemigos a batir son las corrientes que azotan al canal, que pueden convertir los 3.000 metros de travesía en 5.000, y el reloj, puesto que dispondrá de una hora para completar el reto; si pasado ese tiempo no ha conseguido tocar meta tendrá que salir del agua para evitar una hipotermia severa que ponga en riesgo su vida.

Una hora de sol

«Precisamente ayer (por el lunes) hablé con el casero que nos alquila la casa en Ushuaia (Argentina) y me dijo que hubo 10 grados de temperatura y una sola hora de sol durante todo el día. Estuvo nublado y con mucho viento. Estas son las condiciones que vamos a tener», explicó Mérida. Son precisamente las bajas temperaturas las que quitan el sueño al médico de la expedición, Rosa Sánchez. «Al hacer el planteamiento de esta aventura pasan a un segundo plano cosas como la alimentación, que hay que tenerla en cuenta, pero en este caso es lo fácil. Tampoco se da la situación de otras veces, de estar 15 horas de travesía continua, pero la situación es potencialmente más arriesgada para la salud», asegura la médico.

Sánchez ahonda en las condiciones a las que se enfrentará Mérida, incompatibles con la «supervivencia» y que en el peor de los casos pueden desembocar en arritmias con posible parada cardiaca. «Entre 10 y 11 grados se puede estar en agua media hora, superado ese tiempo se pueden registrar hipotermias muy graves», señala la especialista.

Debido a los potenciales riegos, el botiquín del barco que supervisa la travesía incluye un soporte vital avanzado. Además, para la necesaria fase de recalentamiento al que habrá que someter al nadador una vez suba a la embarcación, se cuenta hasta con tecnología militar. «Los retos de Javier me obligan a planificar todo al detalle e idear soluciones que puedan aplicarse en mitad del mar. En esta ocasión llevamos hasta una manta autocalentable que utiliza el ejército o una sauna facial para que respire aire caliente», explica la médico.

El punto de partida y meta de la travesía organizada por Swim Argentina, una entidad encargada del diseño y control de pruebas deportivas en aguas abiertas, es Ushuaia, la ciudad más austral del mundo. Aunque en función de la climatología la prueba podría darse por válida sólo con la manga de ida. Igualmente el tiempo determinará la fecha de la inmersión. El sampedreño dispone desde el 1 al 5 de marzo para señalar día.

El entrenamiento de Mérida ha consistido en combinar sesiones de piscina con temperaturas muy bajas y mangas para ganar velocidad a fin de obtener el máximo rendimiento en 60 minutos. «En condiciones normales Javier nada casi 4.000 metros en una hora pero está por ver las condiciones de corrientes que vamos a encontrar», explica Vigaray.

El gélido canal, paso común de ballenas, es hábitat de focas y pingüinos, pero la exótica fauna no preocupa al campeón en exceso. Cuando se le pregunta si este es el reto más duro de su carrera contesta con franqueza que no lo sabe: «Es la travesía más corta de todas las que he hecho, pero hasta que no acabe no seremos capaces de comparar. En 60 minutos puedes sufrir más que en 10 horas, según como sea la temperatura y la pelea que tengas con el mar y con el viento».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur La revancha de Javier Mérida