ROSA VILLACASTÍN
Viernes, 15 de agosto 2014, 00:41
Hay una generación de españoles, entre las que me encuentro, que aprendimos lo que era el tenis gracias a Manolo Santana. Un jugador que se convirtió en uno de los mejores del mundo, que llegó a la cima gracias a la tenacidad de su madre y de quienes supieron ver en él al gran tenista que sería después. Una persona que si por algo se ha caracterizado siempre -cualidad que no ha perdido pese a los años transcurridos-, es por su humildad a la hora de recordar sus muchos triunfos, sus hazañas, los momentos tan intensos y emotivos que vivió en una etapa de su vida que él mismo califica de especial en todos los sentidos, tanto en el plano profesional como en el personal. Pero sobre todo por no olvidar sus raíces.
Publicidad
Manolo, que tenía motivos sobrados para ser un joven amargado y rebelde (su padre fue de los que se opusieron al régimen de Franco, por lo que pagó un alto precio), intentó crecer sin sombra de resentimiento, de ahí el respeto y el cariño que se le tuvo y se le tiene, y que le ha convertido en un referente para los nuevos valores como Rafa Nadal, David Ferrer, Feliciano López, o Fernando Verdasco. Componentes todos de una escuadra de la que tan orgullosos nos sentimos y a los que Santana sigue muy unido, bien desde Madrid, ya que forma parte del equipo directivo que organiza el Open de la capital del reino, o bien desde Marbella, donde pasa la mitad del año y donde cada verano organiza un torneo que lleva su nombre, que comenzó ayer, y en el que participan destacados deportistas como Pedro Rodríguez, Álvaro López o Miguel Selva.
Sin embargo, al tenista español le queda la tristeza, de que su hijo Manolo tuviera que retirarse ante las continuas comparaciones que le hacían los entrenadores, la gente del tenis, que si siempre resultan odiosas en este caso lo son mucho más por tratarse de padre e hijo.
A Santana, como a tantos otros grandes de nuestro país, se le debe un homenaje nacional, no solo por el gran deportista que fue, sino por los gratos momentos que nos ha hecho pasar a lo largo de toda su carrera.
Un homenaje que debería organizar la Federación Española de Tenis, pues como bien dice el refrán: no hay que dejar para mañana lo que puedas hacer hoy. Ahora cuando todavía puede disfrutar del cariño de un público que como yo, se levantaba de madrugada para ver en aquellas viejas televisiones en blanco y negro a un hombre, a un jugador, que lo dio todo por su país.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Pillado en la A-1 drogado, con un arma y con más de 39.000 euros
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.