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Regina Sotorrío
Domingo, 21 de junio 2015, 00:05
Son algo más de las nueve de la noche y en el entorno del Cubo alrededor de 150 personas mueven la cabeza con una cadencia constante, levantan las manos y algunos, incluso, se atreven a saltar. Algo pasa y se llama Elphomega. El rapero malagueño inauguró ayer los conciertos en la explanada del Centre Pompidou con una selección de sus himnos, versos coreados como mantras por los muchos que se acercaron a la cita. Todo «un detalle», como dijo Sergio Albarracín, el nombre que hay tras Elphomega, por el «montón de eventos» con los que competía el sábado noche en Málaga. Pero es que Elphomega tiene algo de lo que no todos los MC pueden presumir: gusta a la legión de fieles del hip hop y, también, a quienes simplemente disfrutan con la música. Entre ellos, adolescentes, mayores y hasta niños en carrito. Lo consigue con letras que rapean a las cosas cotidiana de la vida pero sin violencia, con un tono poético y una actitud optimista.
Solo importa hoy fue la primera que se escuchó al grito de «Hands up!» («Manos arriba»). Empezaba así el repaso por su discografía, con temas recientes como Doppelgänger con todos repitiendo aquello de «mi doble y yo» y otros con diez años ya de escenarios, como Rock right now. Y siempre con Narco a los platos. Con el público en el bolsillo, Elphomega se sentía Más que humano y así lo cantó. Pero lo terrenal le afecta como a todos. Sergio Albarracín paró en seco a mitad de Sol de sábado, lluvia de domingo para pedir a tres espontáneos que molestaban junto al escenario que se fueran con el rap a otra parte. El gesto le valió el aplauso del público, y él respondió bajándose de las tablas para repetir el tema más cerca de los asistentes. Casi al final del concierto otra espontánea le retó. Es lo que tiene que el concierto sea gratis y al aire libre. Su réplica fueron unos versos llenos de flow a capella que la dejaron sin palabras. Se despidió con la aclamada Sigo igual, donde rapea sobre las bases de Nightcall, tema que aparece en la película Drive.
La música más contemporánea se acercaba así al templo de la vanguardia, un vínculo que refuerzan con un programa dedicado al hip hop en el Centre Pompidou de París. Quizás tomen nota por aquí.
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