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Pablo Carbonell y el resto de los miembros de la banda salieron al escenario con la caras pintadas de zombi.
Los toreros muertos: 30 años de irreverencia pop

Los toreros muertos: 30 años de irreverencia pop

La Cochera Cabaret se quedó pequeña el pasado viernes para recibir a la banda capitaneada por Pablo Carbonell y sus '30 años de éxitos'

CRISTÓBAL FERNÁNDEZ

Domingo, 22 de febrero 2015, 13:17

Queda ya lejos aquel 1986 en el que Los Toreros Muertos irrumpieron en la escena musical española con un puñado de canciones que abrieron el camino a una nueva forma de hacer pop, con sus letras canallas e irreverentes y enmarcados dentro del gran movimiento contracultural de aquellos años, la movida madrileña. Curiosamente, ese primer trabajo de la banda fue bautizado como 30 años de éxitos, y precisamente eso es lo que ahora vienen a celebrar. Una mini-gira andaluza que empezó sólo dos días antes en Córdoba y que finalizará en el Gran Teatro Falla de Cádiz el próximo 28 de febrero, día de Andalucía y que grabarán en directo para editarlo en un disco que presentarán mundialmente a posteriori.

Un público muy heterogéneo, aunque por lo general entorno a una misma generación probablemente, aquellos adolescentes gamberros de finales de los 80- fueron llenando poco a poco la sala, expectantes por revivir aquellos himnos que marcaron época.

Con una indumentaria en la que tanto las bermudas como la corbata tenían cabida y la caras pintadas de zombi, salió a escena pasados pocos minutos de las diez y media de la noche el tridente formado por Many Moore al bajo, Guillermo Picolini a los teclados y el polifacético Pablo Carbonell a la voz para calentar motores con los temas Un dos probando y el homónimo Los toreros muertos, que sirvieron -como no podía ser de otra manera- de carta de presentación del espectáculo.

Y es que espectáculo es la palabra que mejor define el directo de Los Toreros Muertos, con una puesta en escena tan canalla y grotesca como las propias canciones de la banda, en la que Pablo Carbonell despliega sus dotes como showman durante la hora y media de recital con una energía arrolladora y una actitud de lo más chulesca, donde lo estrictamente musical pasa a un segundo plano.

El show continuó con temas como A tu casa o Manolito -que contentaron a los seguidores más fanáticos- donde además del bajo, teclados y batería los toreros sacaron toda una artillería de artilugios, desde una bocina o unas castañuelas hasta un pito de carnaval -muy acorde en esta época-, al que Pablo Carbonell recurrió en más de una ocasión. También, y como novedad en esta gira aniversario, incluyeron Toma esta flor, el primer tema nuevo desde el último disco de canciones inéditas Toreros muertos cantan en español que ya ha cumplido la veintena.

Pero sin duda el momento cumbre llegó de la mano de Mi agüita amarilla con todo el público cantando la peculiar letra de este tema, que en su época llego a convertirse en todo un himno generacional.

Más de un éxito

Ya en el tramo final, entre globos y confetis, se sucedieron otros grandes éxitos como Soy falangista, He perdido mi carnet de identidad o Yo no me llamo Javier, temas también coreados por todo el público que dan buena cuenta que Los Toreros Muertos no fueron flor de un día y tienen un repertorio más sólido de lo que cabría pensar.

Tras un intervalo instrumental, apareció Pablo Carbonell de nuevo en escena para dar paso al bis con Bum bum 1789 del primer trabajo de la banda.

En resumen, todo un ejercicio de nostalgia el que vivimos el pasado viernes con unos Toreros Muertos que 30 años después siguen más vigentes y vivos que nunca.

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