El tomate Huevo de Toro, en su mejor momento

Suelo fértil, calor, agua y buen hacer por parte de los agricultores locales son los ingredientes fundamentales para conseguir este diamante del campo. Pero, en este caso, no se vende en pequeñas dosis, sino que algunos tomates de esta variedad, de tamaño grande y forma acorazonada, que ha llegado para quedarse, pueden llegan a pesar más de un kilogramo, aunque lo habitual es que oscile entre los 300 y 600 gramos.

Este tomate no solo satisface el paladar, sino también la vista y el estómago. Un solo ejemplar de tomate Huevo de Toro permite al consumidor elaborar una buena ensalada, sin exagerar, para una familia de cuatro personas. No se olvide de añadir un chorreón de aceite de oliva virgen extra, procedente de la provincia, y sal en escamas, realzando sus sabores.

Entre los meses de julio y septiembre, el Huevo de Toro se encuentra en su mejor momento, aunque debido al cambio climático, su temporada se ha alargado en algunos años hasta enero, como sucedió en la última campaña.

Actualmente, hay más de 230.000 plantas sembradas, una superficie de cultivo de diez hectáreas y trescientas familias vinculadas directamente al sector. Este año, debido al clima más seco, la producción se podría ver reducida a raíz del treinta por ciento.

El secreto de su sabor radica en la maduración en la mata y el cultivo al aire libre. En concreto, cien días se necesitan, desde su plantación hasta la entrada en producción, de este alimento, con gran poder antioxidante gracias al licopeno, que nos acompaña tanto en platos fríos como calientes.

En un mundo lleno de alimentos que recorren miles de kilómetros antes de llegar a nuestras mesas, el tomate Huevo de Toro nos recuerda el valor del producto local y de temporada. Prepárese para saborear y conocer más sobre esta joya del Guadalhorce.

Daniela, Anairis, Comanche, Caqui, Rosa, Verde… son solo algunas de las más de cuarenta variedades que se pueden encontrar en el Valle del Guadalhorce, una comarca con una gran tradición hortofrutícola. Sin embargo, por sus excepcionales propiedades sensoriales, el rey indiscutible es el tomate Huevo de Toro.

Pero, ¿desde cuándo se cultiva? «Esta variedad antigua, autóctona de la comarca, se ha cultivado tradicionalmente en la zona. Muchos agricultores la conocen desde su infancia, transmitida por sus padres. Era un tomate que se plantaba para consumo propio», explica Margarita Jiménez, coordinadora del área agroalimentaria del GDR del Valle del Guadalhorce.

«El Huevo de Toro es un tomate de piel fina, porte grande, frondoso y carnoso, con una textura cremosa, lo que lo hace muy delicado y que no resista bien a los golpes. Por este motivo, el cultivo se enfocó a la gran distribución apareciendo las variedades híbridas de tomate que producen el doble y, sobre todo, que los tomates aguantan las líneas de envasado y tienen una larga durabilidad en los mercados», añade. De ahí, el decaimiento en la producción de esta variedad local.

¿Por qué se dejó de cultivar? «Los agricultores fueron dejando de cultivar esta variedad más antigua y se pasaron a cultivar otras que producen más. Una mata de Huevo de Toro puede producir unos 5 y 6 kilos de tomate, mientras que las híbridas producen entre 14 y 16 kilos por planta. Estas variedades antiguas están enfocadas a un mercado más regional, pero desde el punto de vista organoléptico, su sabor, aroma y textura son mucho más interesantes», argumenta la coordinadora del área agroalimentaria del GDR del Valle del Guadalhorce.

Asimismo, Paco García, director de Desarrollo Agrícola y Gastronómico de Frutas y Verduras Eladio, comenta que «la piel fina es lo que lo llevó a la extinción porque a poco que lo presiones se queda marcado o se machaca. Es muy sensible, y, a la vez, es lo que lo hace muy sabroso».

«Para esta fruta, lo más importante es la maduración. Cuando el tomate está plenamente maduro y gran parte de esa maduración, de la coloración, la ha realizado en la mata, el tomate es sencillamente redondo. Si no está maduro, pierden muchas de sus cualidades», detalla Paco García. «Cuando tienes el producto en la mano, significa que has hecho muy bien tu trabajo. Detrás del Huevo de Toro hay tradición, sabiduría, amor y respeto por la tierra», considera.

La Asociación Tomate Huevo de Toro, Frutas y Verduras del Guadalhorce protege este tesoro con un sello que garantiza varias características esenciales.

«El distintivo identifica tres aspectos: la variedad Huevo de Toro; su cultivo al aire libre, nunca bajo plásticos; y la zona de producción, el Valle del Guadalhorce. Las condiciones climáticas que se dan en la zona, rodeada de un conjunto montañoso que defiende de los vientos continentales y abierta por la desembocadura del río Guadalhorce a la influencia marina, otorgan a este tomate unas cualidades organolépticas diferenciadas», comenta Jiménez.

La tradición sigue imperando en el cultivo debido al sistema de entutorado tradicional, como es el encañado con caña, cortadas durante la luna de enero, ya que los campesinos argumentan que estas poseen una mayor resistencia y suelen durar más campañas. El trabajo de los agricultores es fundamental para mantener viva esta variedad. Durante la campaña de verano, seleccionan los mejores frutos para producir los plantines del siguiente año.

El tiempo pasa de manera fugaz pero, en este caso, las tradiciones vuelven a recuperarse para no dejar en el olvido las variedades, tanto de frutas como verduras, que consumían otras generaciones buscando el sabor, y primando la calidad, y los buenos alimentos. «El tomate Huevo de Toro es el sabor de una tierra, el sabor del verano de nuestra comarca. Es el mejor tomate que hay en temporada con diferencia, no hay otro tomate que le haga sombra», comenta Paco García.

Un último apunte. Si desean degustar algunos sugerentes platos con esta variedad de tomate, podrán hacerlo en la Ruta Gastronómica Tomate Huevo de Toro, que se celebra hasta el 31 de agosto, con la participación de más de 60 restaurantes en 18 municipios de la provincia.