Simone

Pocas figuras a las que se deba tanto han pasado tan inadvertidas como Simone Ortega, por más que sus '1080 recetas...' siga siendo uno de los pocos recetarios con el privilegio de dormir en la repisa de la cocina de tantas casas, machacado por el uso y manchado pese al detalle de incluir un separador de páginas de plástico transparente. Cuando empecé a interesarme por los fogones, todo lo que no podía preguntar a mi madre o a mis tías me lo explicaba ella, con el rigor empírico que la llevó a testar tres veces cada fórmula antes de incluirla en el libro, a desterrar inciertas indicaciones de cantidades y sustituirlas por gramos o mililitros o a establecer un calendario de menús de temporada. Su propósito, lejos de pasar a la historia de la literatura gastronómica, fue escribir un recetario práctico y moderno, aceptando el encargo de su cónyuge, José Ortega Spottorno, fundador de Alianza Editorial, quien tuvo que luchar con sus socios para que el libro viera la luz y aceptar luego pasar de ser «el hijo de Ortega y Gasset» a «el marido de Simone Ortega». Humildad recompensada, porque la obra aseguró la viabilidad de Alianza y se convirtió en el tercer libro en lengua española más vendido de la historia. Más de 60 ediciones, más de 3,5 millones de ejemplares. Impresionante. Los libros de cocina que marcan una era terminan pasando en algún momento, y sin embargo, por más que la primera edición (1972) se acerque al medio siglo y que la cocina haya evolucionado tanto, '1080 recetas...' sigue siendo perfecto para regalar al sobrino que se independiza, a nosotros mismos que tenemos tanto a mano en Internet. Aun así, esta mujer culta, práctica, autoexigente, sigue siendo un enigma, y salvando los artículos de José Carlos Capel y Jorge Álvaro Manzano (ambos online), poco sabemos de ella, tal vez porque lo dejó todo dicho en esa obra que habrá vuelto ahora a la batalla en tantas casas.