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Casa Lola ha conquistado el Centro de Málaga. En un área de apenas 400 metros, el grupo hostelero cuenta con cinco locales y ultima la apertura de un sexto establecimiento. Desde que abriera su primer local en agosto de 2010 en la calle Granada, la empresa ha crecido a pasos agigantados hasta el punto de contar ya con 240 empleados y numerosas peticiones de apertura desde diferentes zonas del mapa.
Detrás de Casa Lola se esconden Juan Manuel Burón, Daniel Gumpert y Daniel Salazar, tres amigos de Marbella que comenzaron su aventura empresarial en el mundo de la noche «para tomar las copas gratis». Inicialmente abrieron Los Porrones, en Marbella, y después La Botellita, negocio con el que lograron conquistar el ocio nocturno y que llegó a contar con hasta con 70 locales repartidos por toda España.
Aunque fue una aventura con final traumático (la empresa quebró durante la crisis de 2008), a base de mucho esfuerzo y dedicación lograron sacar la cabeza del pozo y abrir Casa Lola apenas dos años después, empresa a la que se sumó Pablo Marín y con la que han vuelto a demostrar sus carácter emprendedor.
Juan Manuel Burón considera que gran parte del éxito de Casa Lola se debe al aprendizaje que adquirieron durante los años de La Botellita. Como en aquella época tenían que viajar mucho, se fueron empapando de otros conceptos gastronómicos, ambientes y decoraciones que a la postre les han servido para convertir en su crear su propia fórmula secreta.
Cuestionado sobre ese secreto del éxito, Burón reconoce que desde el primer momento han tratado de trasladar la filosofía de su bar al restaurante: «Ofrecer un buen producto a un precio económico». Casa Lola nació como una taberna de estética andaluza en donde se podía tomar el vermut típico de Madrid, pinchos tradicionales del País Vasco y disfrutar de una cerveza cortada al estilo de la capital de España.
7 Locales
El grupo malagueño cuenta con cinco establecimientos en el Centro y dos en Marbella
240 Empleados
Casa Lola da empleo de forma directa a todos sus trabajadores, aunque la cifra asciende a 300 durante la época estival
Pero no solo eso. Ellos fueron pioneros en eso de no cerrar nunca la cocina y presumen de ofrecer precios competitivos, sólo productos nacionales de altísima calidad y una extensa carta de vinos en donde todas las referencias se pueden pedir por copas. En la actualidad cuentan con una carta con cerca de 80 productos.
El primer Casa Lola abrió en agosto de 2010 en la calle Granada, 46. Como cualquier comienzo, el suyo no fue sencillo. El negocio tardó casi un año en arrancar, aunque ahora es todo un referente en el Centro. «Vayas a la hora que vayas, siempre hay cola en la puerta», reconoce Burón con una mezcla de rubor y orgullo.
Tras este primer local llegaron los de la calle Strachan (que abrió en agosto de 2018), la plaza de Uncibay (hay dos, abierto en 2019 y 2021) y calle Granada (denominado Pez Lola y abierto en junio de 2021), En paralelo también han abierto en Marbella, en donde actualmente cuentan con dos locales bajo el nombre de Casa Blanca (en la calle Miguel Cano y en Puerto Banús).
Pero no se van a quedar ahí: a finales de marzo esperan abrir el primer Casa Lola en Marbella, que se instalará en un chiringuito de playa en la zona de Costa Bella; y un poco más adelante abrirán el sexto establecimiento en el Centro, un Casa Lola en el local que anteriormente ocupaba Morrissey's en la plaza del Siglo.
¿Pero por qué todos en el Centro? Los empresarios consideran que el Centro es el epicentro de la ciudad y el lugar donde hay que estar «sí o sí», pero aseguran no haber seguido ningún plan preestablecido para tomar posiciones por todo el Centro. «Cuando un local se ha quedado pequeño, hemos cogido otro para ampliarlo», dice con naturalidad Burón. Lo cierto es que las cifras le han dado la razón: «Ninguna de las aperturas realizadas hasta ahora les ha restado clientes al resto de locales».
Aunque todos los locales se encuentran en la misma zona de influencia, el concepto gastronómico y la decoración es algo diferente en cada uno de ellos. «No queremos cansar a la gente ni que se aburran de nosotros», bromea el empresario. Aunque las clásicas croquetas y las patatas bravas siguen desde el primer día, en los nuevos locales se ha incorporado una carta más extensa y variada. Tal vez ese sea otro de sus fuertes: «Ofrecemos mucha variedad para que los clientes puedan venir a tapear o a hacer una comida más formal». El tique medio oscila entre los 15 y los 20 euros.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es que toda la comida es casera y elaborada en los propios establecimientos. «No utilizamos nada de quinta gama», afirma, tajante, Burón. Por si fuera poco, acaban de estrenar una cocina central que dirige Carmen Esteban, desde donde salen los platos que se venden en todas las tabernas. «Queremos que la ensaladilla que se sirve en la calle Granada sea exactamente la misma que la que te puedes tomar en Marbella», añade.
Hablando de diferencias estéticas, cada uno de los establecimientos tienen algún detalle que lo hace únicos. Ya sea el tipismo del original, la enorme terraza del primero que abrieron en la plaza de Uncibay (donde antes estaba Doña Mariquita) o la decoración de los dos más modernos, que son casi un museo. De esta forma, en Uncibay 2 (como ellos lo llaman) cuentan con una reproducción de la plaza de toros La Malagueta, un Picasso sentado en la barra a escala real o una reproducción de la portada de la Feria de Málaga de principios de siglo.
Referente a la expansión, detalla que todos los locales son propios porque no quieren repetir viejos errores del pasado. «No hemos crecido más porque todo lo hacemos con nuestros propios recursos; lo que ganamos lo reinvertimos». Aunque han recibido numerosas ofertas de empresas que quieren invertir dinero en ellos para acelerar su crecimiento, ellos siguen con los pies en el suelo y ninguna prisa. «Casa Lola seguirá creciendo, pero sin prisas», avanza. Su objetivo: que haya Casa Lola para rato.
Los propietarios de Casa Lola fueron también los artífices de La Botellita, empresa que revolucionó el mundo de la noche durante los años 90. La Botellita era un bar de copas completamente novedoso y diferente al resto, ya que los camareros servían las bebidas en miniatura. Abrió en octubre de 1996 y tuvo tal aceptación que llegaron a contar con 70 locales repartidos por toda España.
El crecimiento de La Botellita fue muy rápido mediante el modelo de franquicias. De hecho, durante aquella época se anunciaban como 'la primera franquicia de bares de copas de España'. Pese a su gran éxito, la empresa fue arrasada por la crisis de 2008. Juan Manuel Burón, uno de sus socios, recuerda que los franquiciados dejaron de pagar a los proveedores y ellos tuvieron que asumir todas las deudas hasta el punto de arruinarse. Por eso ahora, con Casa Lola, prefieren no repetir la experiencia del franquiciado.
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Fermín Apezteguia y Josemi Benítez (ilustraciones)
Iker Cortés | Madrid
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