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No sólo se pueden degustar en restaurantes. Hay croquetas muy originales que se pueden saborear tranquilamente en casa sin esfuerzo, gracias a carnicerías que también ponen su creatividad al servicio de sus clientes. Una de ellas es la de El Cónsul (calle Sófocles, 7), que no sólo puede presumir de carnes frescas y maduradas o de embutidos sino también de elaborar productos que llevan su propio sello.
Entre ellos, en los últimos meses detrás de su colorida vitrina brillan especialmente las croquetas caseras que elabora allí mismo José Manuel Ruiz, uno de los empleados de este establecimiento de Teatinos. Él es el encargado de preparar el lomo en manteca, que tiene mucha aceptación entre sus clientes. Esto le llevó a darle una vuelta de tuerca e introducirlo en croquetas.
«Pensamos que, al igual que se hacen empanadas con lomo en manteca y queso manchego, podríamos hacerlo con las croquetas», explica José Manuel. Estos dos ingredientes principales junto a una trabajada bechamel han conseguido una gran armonía de textura y sabor, con un guiño al recetario tradicional malagueño, donde el lomo en manteca ocupa un lugar destacado.
A ello hay que añadir las que se elaboran con salchichón de Málaga, que es muy frecuente ver en muchos restaurantes de la provincia, pero no tanto en carnicerías y charcuterías. En este caso, el producto principal es el embutido que le suministra Hermanos Fernández, una empresa centenaria adherida a la marca promocional de Sabor a Málaga.
«Lo hacemos con un salchichón como el que nos traen desde Hermanos Fernández, que, es, en mi opinión, el mejor conseguido de los que se hacen en Málaga», detalla el carnicero de El Cónsul.
Pero, además de las croquetas de elaboración casera, hay otros productos que también se hacen allí y llevan el sello del establecimiento. Da igual la fecha del año que sea. En su vitrina, junto a croquetas, sanjacobos, flamenquines o salchichas caseras, hay cada día un creativo producto que capta la atención por su forma y por su color. Muchos de ellos son auténticos trampantojos. En muchos casos, son productos imaginativos que imitan a donuts, tartas u otros dulces, pero que tienen como ingrediente principal una carne trabajada con cariño en el obrador de la carnicería.
La mayoría de esos trampantojos están pensados para que los clientes sólo tengan que calentar unos minutos en el horno y «puedan tener una cena o almuerzo de lo más original sin apenas esfuerzo», tal y como apunta José Manuel.
La imaginación y la creatividad son únicamente un atractivo más de este establecimiento de Teatinos, regentado por Juan Manuel Vázquez, donde se puede comprar desde carnes maduradas de vaca hasta un amplio repertorio de embutidos, jamones, chacinas, patés o quesos.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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