El Saladero, un producto excepcional

En el año 1965 abría sus puertas en el mismo lugar, es decir, en una pequeña casa de pescadores frente al mar en Caleta de Vélez, este merendero convertido hoy en un templo culinario para mayor gloria de los pescados y mariscos que por esta zona se pescan. El Saladero es un clarísimo ejemplo del buen resultado que se obtiene cuando se junta una buena materia prima, un buen tratamiento en la cocina y una atención personal agradable y cariñosa hacia el cliente. El éxito está más que garantizado.

Cuando vine por primera vez a la casa de esta entrañable familia, lo hice porque me habían asegurado que aquí se comían los mejores espetos de toda la provincia. Este verano he vuelto y comprobado que, a pesar del lleno total, todo se hace como siempre, sin prisas y utilizando el mejor producto. En la barca espetando se encuentra Juan de Dios; en la cocina, con los guisos marineros de toda la vida, su madre Puri y su hermana. Pero que nadie se equivoque, a El Saladero hay que ir a lo que hay que ir, a disfrutar de unos buenos pescados espetados, un marisco muy fresco y mejor cocido y para rematar, una buena bebida. Los amantes de la cerveza tienen una carta de Victoria a su disposición y si optan por el vino, la carta elaborada por Francisco Llamas es divertida y diversa en cuanto a referencias.

Natural y cocido

Habrá que preguntarle a Neptuno si una concha fina recién pescada y servida es un manjar. Para mí, inigualables las que tiene Puri y de sobresaliente alto las cigalas y gambas de tamaño mediano cocidas.

Chopitos plancha

El secreto de unos chopitos hechos en la plancha es solo uno, la frescura del producto y la fuerza de calor de la plancha. El resto es darle su punto exacto para que no pierda jugosidad y que llegue a la mesa caliente.

Espetos

En esta casa, además de los tradicionales espetos de sardinas y de otros pescados más grandes, también preparan unos boquerones epetados perfectos de jugosidad y con un punto de fuego difícil de emular.

Atún encebollado

Bueno y familiar plato de atún a la manera de como se hacía en las casas de La Caleta. Un buen punto de jugosidad que le aporta la cebolla a la vez que endulza el fuerte sabor del túnido guisado.